En la esquina de Rafael Rebollar con José Morán hay unos bancos donde un señor mayor descansa muchas tardes. En el rato que espero a que Nia salga del trabajo mientras leo, el señor cambia varias veces de banco.

En ese rincón de la San Miguel de Chapultepec, la luz gobierna la esquina pero es el anciano quien administra las sombras.

– “Ya me cayó otra vez el sol encima”, me dice mientras se levanta por cuarta vez y de nuevo alguien le cede un sitio, porque esa es la forma que tiene el cansancio de dar de las horas.