Marco Balcázar es mexicano y hace del tatuaje un arte en España y Alemania. De uno de los lugares más humildes de la CDMX, llegó a Madrid hace 16 años y desde entonces ha viajado por medio mundo gracias a su profesión.

Marco Balcázar llegó a Madrid en marzo de 2002.  La primera vez que se bajó en la Puerta del Sol caminó hacia Montera y esa misma tarde tenía trabajo como tatuador. Han pasado 16 años desde entonces y, aunque su ciudad base siempre ha sido Madrid, Balcázar ha viajado por todo el mundo y ha pasado gran parte de este tiempo trabajando en Estados Unidos y en ciudades de Europa como Londres y París.

“Durante toda mi vida he viajado mucho, primero me recorrí todo México y cuando vine para acá empecé a viajar, porque mi trabajo me lo permite. He tatuado a mucha gente en Estados Unidos y en Europa. Si les gusta tu trabajo te invitan, haces amigos y los vas a visitar o por convenciones”.

El local de Keik Balcázar, nombre que utiliza en redes, se encuentra en la calle Fernando el Católico de Madrid. También tiene un local en Alemania, donde vive su pareja, la modelo Erna Von Pentz. Este tatuador mexicano ha trabajado vendiendo tacos, en la música, se ha recorrido medio mundo, pero afirma que su vida es el tatuaje.

La gente debe ir a México, debe perder el miedo. Los mexicanos no somos narcos, no somos pandilleros. En México hay mucha gente buena y amable. El problema que tenemos es que cuando decimos: “Hola, soy mexicano” parece que dices “hola, soy narco”

Tiene su local de tatuajes en la Calle Fernando el Católico de Madrid. Fotogalería: Juan Carlos Rojas. 

Balcázar asegura que extraña mucho México, país que define como un “lugar de colores”, con buena comida, buenas personas y donde se trata muy bien al extranjero. Para él la situación actual de violencia del país no es algo nuevo.

“Sí, se ha incrementado la inseguridad, pero hemos vivido toda la vida con inseguridad, yo creo que el 90% de los mexicanos hemos sufrido alguna vez un asalto. Pero igual que Londres o Berlín. Grandes ciudades, grandes problemas” Marco Balcázar es de la colonia 20 de Noviembre, de la Ciudad de México, que colinda con La Morelos, Romero Rubio y Felipe Ángeles. “Es muy diferente crecer en esos barrios que crecer en la normalidad de México”.

Pasó toda su infancia en Tepito, donde iba a la escuela y conoció a sus amigos con los que empezó a tatuar. “En mi barrio desde niño te enseñan a no dejarte, empiezas a pegarte con el vecino porque te quitó la pelota, con los del parque… Empecé a juntarme con los de mi barrio y durante este periodo, con 12-13 años, me juntaba con la banda de todos los desmadrosos de la ciudad. Yo dibujaba y me juntaba con los chicos de las calles: Panaderos, Mineros y Labradores y entre esos chicos estaba mi amigo Gerardo Pajarito, que venía de Acapulco y sabía cómo hacer máquinas de motor para tatuar y así empezamos. Nos hicimos unos tatuajes como con catorce años. Empezamos a tatuar a toda la pandilla, nos tatuábamos cualquier cosa”.

Esto le dio la ventaja de comenzar a practicar directamente con piel real. Un acontecimiento en su vida hizo que se centrara más en los estudios y abriera su primera tienda de tatuajes cerca de casa y posteriormente abriría una en Celaya.

Algunos de los increíbles trabajos de Keik Balcázar

Evolución del tatuaje

Cuenta que la industria del tatuaje ha evolucionado mucho. “Antes por tener un tatuaje en México, en los 90, la policía directamente te agarraba. Yo vengo de la cuna del punk, todo esto en México había sido como muy satanizado”.

Ahora se ha convertido en una moda más, sostiene el artista. Balcázar afirma que nunca ha notado rechazo por parte de los españoles hacia los inmigrantes, pero reconoce que la gente de edad avanzada no los mira aún con buenos ojos.

Sigue estando el estigma de que el extranjero me quita la comida”. Se ha encontrado esta actitud en otros lugares de Europa, pero reconoce que donde siempre ha visto un trato más abierto ha sido en Alemania. En todos los años que lleva trabajando ha realizado muchos trabajos de todo tipo, personas que se tatúan para recordar momentos alegres, por cambios en su vida. “Una vez en San Francisco un chaval me dijo que después de tatuarse se sentía como un hombre nuevo”.

Este tatuador ha conseguido bastante fama y personas de toda España y Europa viene para que las tatúe. 

Un referente en Europa

Este tatuador ha conseguido bastante fama y personas de toda España y Europa viene para que las tatúe. De esta manera ha conocido a muchas personas con historias y algunas le han llamado mucho la atención. El director leonés Chema Sarmiento vino desde París para que le tatuara. “Él vio mi trabajo y quería tatuarse toda la cabeza, era su primer tatuaje y se lo hizo en 15 horas y me sorprendió porque aguantó bien, no se quejó”.

Existe cierto estigma en España hacia las personas con tatuajes, muchos entrevistadores preguntan si el candidato a un puesto de empleo lleva tatuajes o los descartan al verlos. Balcázar defiende que en el resto de Europa está situación no es tan común. En cuanto a  la situación laboral, sostiene que los emprendedores reciben más ayudas por parte del gobierno para abrir sus negocios.

Tiene mucho contacto con la comunidad mexicana y cuenta que todos los mexicanos que ha conocido en España son emprendedores y trabajadores. “En México todos son emprendedores, desde la viejita que pone una mesa fuera de su casa para hacer las quesadillas a la que se pone a poner las películas piratas, o los niños que venden dulces. Y lo más chistoso es que hay dinero para todos. En Tepito todo el mundo tiene un business en su casa, siempre tienes la manera de hacer feria”.


Fotografías: Juan Carlos Rojas