Se les ha llamado transeúntes, mendigos, vagabundos y “sin techo” a los 100 millones de personas sin hogar en el mundo que Naciones Unidas calculó en 2005, aunque no existen datos actualizados por las dificultades a la hora de conseguir información fiable y con los mismos criterios en cada país.

En la Ciudad de México duermen cada noche cerca de 4.500 personas en la calle, según el último censo de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESO). En Madrid hay cerca de 700 personas sin hogar, según los datos del último recuento realizado por el gobierno local, organizaciones sociales y voluntarios. En España hay más de 23.000 personas en esa situación, según el Instituto Nacional de Estadística. Las organizaciones sociales elevan el número a 40.000. Como en México, los datos oficiales de España no tienen en cuenta a personas que, aunque puedan tener un techo físico, no tienen una vivienda estable desde la cual se pueda construir un proyecto vital.

FEANTSA, una federación europea de organizaciones sociales que trabajan con personas sin hogar incluye estas realidades más amplias en su tipología Ethos, que podría servir de modelo para contar el número de personas sin hogar de acuerdo a una diversidad de circunstancias.

La falta de datos fiables y uniformes se convierte en un primer obstáculo para abordar una situación compleja. Las organizaciones sociales reclaman un debate a partir de estos criterios para realizar diagnósticos sociales adecuados, para entender mejor las causas de un problema provocado por factores sociales, políticos y económicos. Piden mejores medidas de protección social para prevenir la caída de las personas y recursos para su atención una vez que han llegado a esa situación.

Personas sin hogar disfrutando del teatro gracias a organizaciones como Solidarios para el Desarrollo, Asociación Realidades o Fundación Axa

Se suele culpar a la pobreza material como causa única o decir que “están ahí por elección propia”. Pero las personas voluntarias y los expertos de organizaciones sociales que se acercan a esta realidad sostienen que estas personas suelen vivir cadenas de eventos traumáticos capaces de deformar su voluntad. Atribuyen el “sinhogarismo” a distintas causas, muchas veces relacionadas con una cadena de eventos traumáticos en contextos donde resultan insuficientes las redes de protección social. Puede combinarse en una sola vida y en un corto periodo de tiempo una pérdida del empleo, situaciones emocionales adversas como la muerte de familiares o una mala separación, el embargo de una vivienda, problemas con el alcohol o con las drogas.

La imposibilidad de desvincular lo administrativo y la vivienda convierte en odisea realizar cualquier trámite. Al aspecto administrativo se suman las dificultades para el aseo personal a la hora de buscar trabajo. La falta de vivienda estable aumenta las enfermedades y cronifica las ya existentes mientras crecen los obstáculos para contar con una atención médica adecuada. Se producen agresiones físicas y verbales, aumentan las adicciones al alcohol y a las drogas y se disparan las enfermedades mentales. También existen casos de personas que acaban en la calle como consecuencia de adicciones o de afecciones psíquicas. Pero el orden de los factores no justifica la insuficiencia de las redes de protección social y de atención a las personas sin hogar que señala a la sociedad en su conjunto y que la afecta.

La presión de organizaciones sociales en distintas partes del mundo ha puesto a las personas sin hogar en la agenda política. Se han habilitado nuevos modelos de atención como el Housing First, surgido hace años en Estados Unidos y con algunos resultados positivos y algunos gobiernos regionales y nacionales se han puesto como meta desarrollar Estrategias para abordar la situación de las personas sin hogar.

Espacio Méx se acerca, por medio de un reportaje por entregas que aquí comienza, a esta realidad que afecta a muchos lugares del mundo, entre ellos a México y a España y que se sirve de testimonios de las propias personas sin hogar, de voluntarios y expertos de organizaciones sociales que han trabajado durante años con estas personas, de trabajadores sociales y de recursos públicos de atención, de organismos oficiales y de organizaciones internacionales. Contaremos con el testimonio de organizaciones de voluntariado como Solidarios para el Desarrollo, desde donde se reclaman más y mejores recursos de atención, pero también un fortalecimiento de las redes de protección social, y procuraremos conocer de más cerca proyectos como Mi Valedor, en México, pero inspirado en The Big Issue del Reino Unido, para ver cómo han integrado a las personas sin hogar. Las experiencias de un lugar pueden enriquecerse con las de otro.


Fotografías de Solidarios para el Desarrollo