Algunos mexicanos hablan de sus experiencias médicas en el Sistema Nacional de Salud en España, muchas de ellas positivas. Pero incluso quienes se quejan del tiempo de espera para conseguir citas con médicos y del trato en ocasiones seco reconocen la calidad de la sanidad pública en España, sobre todo en los embarazos y cuando surgen problemas graves de salud.

MADRID, España.- Cuando Max Hernández llegó a España ya le habían dado el diagnóstico positivo en México, donde esperó dos meses para realizarse la prueba del VIH por falta de material. Se acercó al sistema de salud para solicitar pruebas y exámenes. Las trabas de los comienzos y los múltiples requisitos lo mantuvieron de oficina en oficina, donde incluso le dijeron que tenía que contratar un seguro privado de salud.

Entró en contacto con la ONG Imagina más, donde le aseguraron que tenía derecho a un tratamiento sin tener que cotizar, como le habían dicho, pues la sanidad en Madrid no perdió del todo su carácter universal a pesar de los decretos con los que el gobierno del Partido Popular limitó este derecho de las personas extranjeras.

Con esta información, me fui al centro de salud, ‘monté un poyo’ para ver al trabajador social. Se negaban porque no estaba afiliado, pero insistí y exigí verlo con el argumento de que tenía VIH y necesitaba tener un seguimiento.

A pesar de lo que califica de indolencia por parte del trabajador social, consiguió un tratamiento de retrovirales sin coste y con su correspondiente seguimiento cada seis meses.

Este veracruzano trabaja con contrato como mesero, camarero en España, y lleva tres años en España. Además, realiza voluntariado con chicos recién diagnosticados en la ONG que le ayudó.

El contacto con los médicos cambió la imagen que tenía de la sanidad, manchada por un exceso de burocracia y dificultades en el trato con algunos funcionarios.

Tratamiento y embarazos satisfactorios

Siempre me han atendido bien. Tanto en mis dos partos como con la enfermedad crónica que tengo desde 2003. El médico de cabecera me mandó con los especialistas adecuados al ver los informes”, dice la mexicana Aidé Jiménez Gow, atendida por el área de investigación del hospital donde recibe su tratamiento, cotizado en 50.000 euros al año.

Los tratamientos biológicos no se usaban aún en España, aunque sí en Reynosa, México, donde me los aplicaban”, dice esta paciente mexicana, quien asegura haber tenido una atención personalizada y de calidad en España, tanto en su tratamiento actual como en sus dos embarazos.

Sus ideas preconcebidas que traía de México le hicieron contratar en un principio un seguro privado, por el que empezó a atenderse su primer embarazo, aunque asegura que terminó prefiriendo el servicio público. En la actualidad, esta mexicana que obtuvo la nacionalidad española por matrimonio con un español, cuenta con un seguro privado por su trabajo.

Diagnóstico, operación y rehabilitación: un caso de éxito

La mexicana Dulce Alvarado acaba de recibir el alta médica.

“Era octubre cuando acudí a la traumatóloga por una vieja fisura. En 20 días estaba operada”, dice al contar su proceso de diagnóstico con el especialista, la operación en la Fundación Jiménez Díaz (Madrid) y las curas posteriores.

Los diez años que lleva en España le han permitido notar el deterioro de la sanidad pública tras los recortes, aunque asegura que tampoco se puede quejar con la atención recibida.

Esta mexicana de Chiapas no tiene la nacionalidad española pero sí la tarjeta de régimen comunitaria de 10 años por el tiempo vivido en España. Psicóloga de profesión, esta teleoperadora de Repsol también se trató de forma satisfactoria una foliculitis aunque afirma que tuvo que cambiar de médico de cabecera para que dejaran de minimizar su problema y que la enviaran a médicos especialistas en ginecología y traumatología con sus correspondientes pruebas que han conducido al diagnóstico y al tratamiento.

Espera larga para ver al especialista, atención de calidad

Edith Mendoza llegó a Madrid en 2010, la época de mayores recortes a la sanidad pública y cuando ya había sido derogada la sanidad universal para extranjeros no residentes salvo para casos de urgencia y embarazos. Aún así, recibió asistencia cuando presentó su pasaporte en 2012.

He tenido buenas experiencias con la sanidad. En México nunca fui al médico. Pero en cuanto llegué a España, una serie de acontecimientos hicieron que me la pasara en revisiones”, cuenta esta mexicana que recurrió a la sanidad pública para sus dos embarazos y partos, aunque en el segundo también recibió atención privada por un seguro de Sanitas que tenía contratado.

Aquí no te puedes automedicar con antibióticos como se podía en México”, afirma esta mexicana de la Ciudad de México y en proceso de conseguir la nacionalidad española. Destaca que los profesionales son metódicos, con procedimientos bien establecidos tanto en lo público como en lo privado.

Una extraña enfermedad llamada acalasia la mantuvo sometida a estudios con Sanitas y ahora en la sanidad pública, a la que le pone como única pega la cantidad de filtros que retrasan la cita con el especialista, por la que espera desde hace dos meses tras una prueba que se hizo. Se dio de baja de los dos seguros privados que llegó a tener por el aumento de las cuotas y por su convencimiento en la calidad de los servicios públicos.

Daniela Moreira, de la Ciudad de México, tiene doble nacionalidad. Hace tres años llegó a España con su esposo, mexicano también al que le acaban de dar la residencia. Asegura que recibió buena atención en la sanidad pública durante su primer embarazo, además de que aprovecharon el curso de preparación para padres.

La experiencia de parto fue muy buena

Sin embargo, encuentra limitaciones en la atención con dolencias que carecen de gravedad y muy largas las esperas para ser atendido por un especialista. Así fue como decidió sacarse por lo privado una muela, pues le daban cita con un dentista dos semanas más tarde.

Mi hija tiene una alergia que no conseguimos descubrir y me dijeron que se quitaba sola. Estamos a la espera de una cita con el alergólogo o con el dermatólogo.

Adriana Licona, mexicana de Pachuca casada con un español, lleva tres años en España. Califica de positiva su experiencia de parto en el Hospital Gregorio Marañón, donde estuvo ingresada hasta recibir el alta después de la cesárea.

Tuvo una experiencia opuesta cuando su hijo enfermó. Durante una semana lo llevó a diario al centro médico, donde le decían que tenía una laringitis hasta que fue a urgencias.

Perdieron las pruebas que le hicieron, pero dos días más tarde le confirmaron que se trataba en realidad de una tosferina.

Afirma esta mexicana que la saturación demora las citas, aunque reconoce que ha recibido buena atención de su doctora de cabecera.

“Mala suerte” con la sanidad pública

Australia Rubí, mexicana de Michoacán con doble nacionalidad, vive en Sevilla. Acudió a la sanidad privada por lo que considera desidia y falta de interés por parte de los médicos de la Seguridad Social.

Trabajaba como comercial de seguros cuando tuvo un accidente. Sin mandarle radiografías o resonancias, le dijo que no era “nada”, aunque a veces no siente los pies, se le acalambran, además de tener dolores lumbares, en las rodillas y en las caderas al caminar. 

“El médico privado me ha dicho que tengo que operarme”, dice con frustración. Ya tenía reservas contra el sistema público. Cuando le detectaron un quiste en un ovario, el médico de cabecera la envió al ginecólogo especialista, con el que tuvo una mala experiencia por comentarios machistas. Afirma que debe tratarse de mala suerte.

Todo el mundo dice que lo público es lo mejor porque cuentas con los mejores especialistas.

Tampoco se fía del sistema público Maricela Reyes. Esta poblana llevaba más de veinte años en Veracruz cuando se vino a vivir a España hace tres años. Cuenta con la residencia y acaba de empezar con los trámites para sacarse la nacionalidad española.

Al principio contraté un seguro privado, pero nunca lo utilicé. Hace unos meses fui por primera vez a consulta en la Seguridad Social. Me hicieron análisis de sangre por un hongo en la uña del pie.

Cuando vio que tardaban los resultados, mandó pedir medicamentos desde México, pues le habían dado cita con el dermatólogo un mes más adelante.

“Me da miedo enfermar de algo más fuerte porque no confío nada en la atención que dan. Sé de personas que han esperado años para una cirugía”, dice.

España atiende a mexicanas y mexicanos

Los testimonios de este reportaje dejan ver que las personas mexicanas que acudieron al sistema público de salud recibieron atención sin coste, al margen de si tenían doble nacionalidad o sólo la residencia legal. Incluso quienes se quejan del tiempo de espera para conseguir citas con médicos y del trato en ocasiones seco reconocen la calidad de la sanidad pública en España, sobre todo en los embarazos y cuando surgen problemas graves de salud.