El domingo quedamos en Reforma y fuimos caminando a Polanco. Polanco es la matriuska más pequeña de la argamasa social del DF. Un planeta extraterrestre y millonario contenido dentro de una ciudad inmensa y desigual. A Polanco se llega bordeando el bosque de Chapultepec por amplias calles de acera regular y asfalto en buen estado.

Además de ser una meca para los expatriados que pronuncian la zeta a la manera ibérica, el hombre que nos ayuda a buscar piso me cuenta que este es el “lugar de gente nice” y en el que más impuestos se pagan de toda Ciudad de México. Paseamos de arriba a bajo por Mazarik, la avenida llena de restaurantes españoles, concesionarios de alta gama y sucursales bancarias para fondos de inversión.

No hay mucha diferencia entre circular por estas calles y hacerlo por cualquier barrio de clase alta de Barcelona, Madrid o Nueva York. A veces parece que la gente pudiente sólo pudiera vivir en macetas llenas de tierra que trasplantan de continente en continente allá a donde van.