Escucho la lista de Spotify de DCode 2018 para seguir conociendo y aprendiendo de la buena música, algo que he podido hacer por amigos y por festivales de música que pueden cumplir una función de promover talentos y cultura musical. Además de darme felicidad y de ofrecerme compañía, la música se ha convertido en una herramienta en la enseñanza del inglés.

No sabía quienes eran Band of Horses, Foster the People, Kasabian y Crystal Castles cuando encabezaron el cartel del primer DCode los días 24 y 25 de junio de 2011. Yo trabajaba en Solidarios, que tiene una de sus sedes en el edificio Cantarranas y que la Universidad cedió para facilitar la zona de prensa de esa primera edición del festival. Me impresionó cómo, en cuestión de días, aquellos campos de rugby se convirtieron en una mastodóntica instalación metálica por el trabajo de decenas de trabajadores con melenas y tatuajes que trabajaban día y noche bajo el calor de junio.

Para proteger los jardines y los espacios donde trabajábamos, mi entonces jefe me pidió que “hiciera guardia” los días de concierto con algunos voluntarios e integrantes del Taller de Periodismo Solidario que celebrábamos durante el curso académico en los jardines de Cantarranas o, en tiempo de frío y lluvia, dentro de las oficinas.

Lo haría con gusto hasta pagando si me lo pidiera hoy, pero entonces no me encantaba la idea de dedicar un fin de semana a cuidar unos espacios cedidos por la universidad para la celebración de esos conciertos. De todos los voluntarios e integrantes del taller, sólo mi amigo Víctor se ofreció para acompañarme. Como esas oficinas se convierten en un horno durante los días de verano por falta de aislamiento en el edificio, que poca guardia hicimos Víctor y yo. Habíamos hecho buenas migas con Ramón, con Óscar y con otros de los integrantes de la empresa que organizaba la logística del festival, por lo que pudimos bajar a los conciertos con el resto del público.

 

De aquellas dos noches me quedan recuerdos fugaces, pero aún puedo sentir ese retumbar al estar ahí de pie, las vibraciones del cuerpo como extensión de las vibraciones del sonido de aquellos grupos que no conocía. Recuerdo también haber presenciado dos o tres canciones de Crystal Castles desde la parte de atrás de los escenarios, embobado. Tocaron Celestica, entre otras canciones. Pero, en gran medida, para mí eran tan sólo ruido Club Foot de Kasabian, Post Break Up Sex de The Vaccines y otros temas de grandes grupos que hoy considero himnos imprescindibles de mi Spotify. No imaginaba entonces que unos años más tarde asistiría acreditado a conciertos y festivales para escribir sobre música. Así es la vida.

Si hubiera estado en el Dcode de 2012, el año siguiente, habría podido presenciar a The Killers, uno de mis grupos favoritos, pero resultaba incomprensible irme “de conciertos” un fin de semana a tan pocas semanas para el nacimiento de mi hija. Ya empezaba a familiarizarme con grupos de rock y de indie, en gran medida por una lista que aún conservo y que mi amiga Lucía se tomó el tiempo de confeccionar y de mandarme para culturizarme un poco. Desde entonces sigo la revista Long Brit, en la que colabora con su buen gusto y conocimientos musicales.

En años siguientes seguí tratando con los organizadores de los conciertos ese año y los sucesivos hasta que, en 2015, fui con mis amigas Eva y Marian a uno de los mejores conciertos a los que he ido.

Esa noche en Cantarranas, los Crystal Fighters hicieron magia en una comunión perfecta de un público que vibró y saltó de principio a fin. Disfrutamos además de Foals, de The Vaccines y conocí a Wolf Alice, que este año ofreció un brillante concierto en el Mad Cool.

Este año me espera Imagine Dragons con canciones que no faltan tampoco en mi lista de música que siempre me acompaña. No me cabe duda de que Bastille cantará su nuevo single A Quarter Past Midnight, que utilizo con mis alumnos de inglés. Porque además de darme felicidad y de ofrecerme compañía, la música se ha convertido en una herramienta en la enseñanza y perfeccionamiento del inglés. Escucho la lista de Spotify de DCode 2018 para seguir conociendo y aprendiendo de la buena música, algo que he podido hacer en mayor medida por amigos como Lucía y también por festivales de música que, al margen de los grandes negocios que son, también pueden cumplir una función de promover talentos y cultura musical.