La huella, de Carlos Andrade Montemayor, y No pases por San Bernardino, de Hugo Magaña, compiten por conseguir el Premio Danzante

De los 87 países que aspiraban a tener una película entre las elegidas, México ha sido uno de los seleccionados con dos películas: La huella, de Carlos Andrade Montemayor y No pases por San Bernardino, de Hugo Magaña. La organización destaca la presencia de Estados Unidos y México en la competición como “cinematografías históricamente ligadas al certamen altoaragonés”, ambos con dos trabajos candidatos.

De los 2 mil 40 trabajos que se presentaron para competir del 8 al 16 de junio en la 46ª edición del Festival Internacional de Cine de Huesca 78 cortometrajes de 30 países han sido seleccionados para aspirar al premio en las tres categorías del certamen: Internacional, Iberoamericano y Documental.

España es el país con mayor presencia en el festival con 15 trabajos. Francia, México, Rusia, Irán, Venezuela, Estados Unidos o Corea del Sur. son otros de los países que participan.

Las 78 producciones se han dividido en 31 cortos en la Competición Internacional, 31 en la Iberoamericana y 16 en la Documental. Los asistentes podrán disfrutar de 19 óperas y 13 trabajos de animación, un sector que empieza a coger fuerza en la industria cinematográfica. Entre los temas que abordan los seleccionados se encuentran la transexualidad, el bullying, los refugiados o los conflictos y relaciones familiares.

Desde la organización afirman que estos trabajos serán tomados en cuenta y servirán de preselección para los próximos Premios Óscar de la Academia de Hollywood.

Este año Huesca acogerá producciones de países con cinematografías menos conocidas como Macedonia, Libia o Georgia. “Huesca siempre se ha caracterizado por ser una ventana al mundo, una muestra ecléctica pero armónica”, afirma Rubén Moreno, director del festival.

Candidatos mexicanos

La huella explora el enfrentamiento de mujeres indígenas y soldados en la sierra. La historia recorre la violación de una joven Me‘phaa. Torturas y ejecuciones en el bosque y la desaparición y muerte de grupos jóvenes. La obra persigue la huella de un “rastreador” que deja un camino de muerte y sangre a su paso.

No pases por San Bernardino compitió en el Festival de Cine de Guadalajara en marzo de 2017. La película sigue la historia de Ligia, una campesina que busca respuestas a la muerte de su hijo a través de instituciones gubernamentales y organismos sociales.

El director, Hugo Magaña, cuenta como la película parte de una historia real del 9 de julio de 2014, cuando habitantes de San Bernardino, Chalchihuapan, bloquearon la carretera Atlixco-Puebla manifestando su deseo por regresar las oficinas del Registro Civil a las presidencias de las Juntas Auxiliares. La policía reprimió brutalmente el bloqueo y muchos manifestantes resultaron heridos de gravedad y un niño falleció.

“Es una historia que desde que leí en periódicos, captó mi atención por lo fuerte e interesante que resultaba, porque la persona involucrada en el relato, había pasado por una tragedia, por una injusticia y por el nefasto sistema que tenemos todos los mexicanos, un viacrucis”, afirma Magaña.

El director reconoce que con esta historia quería dejar al margen cualquier ideología y movimiento y centrarse en la historia de Ligia.

En un día puede cambiar la vida de una persona por completo. La vulnerabilidad, es donde nos vemos reflejados todos, no es la historia de Ligia, es la historia de nosotros