La victoria de Corea del Sur ante Alemania le da a México su pase a octavos de final por séptimo mundial consecutivo. El equipo mexicano no pudo contrarrestar la presión alta de un equipo sueco que se movía por el campo en bloque compacto, que ganaba en juego aéreo y en segundas jugadas con un gran despliegue de fuerza, velocidad e intensidad.

MADRID. España.- Reflejo de lo que fue su partido contra Suecia, el único gol de México fue en su propia portería en una desafortunada jugada de Edson Álvarez. Todo parecía torcerse desde antes que se cumpliera el primer minuto de partido, cuando Jesús Gallardo empleó una fuerza excesiva para saltar en un balón dividido, lo que tuvo como respuesta la primera de muchas sobreactuaciones de los jugadores suecos en las jugadas de contacto. Primera tarjeta amarilla.

Ante la presión alta del equipo sueco, que se movía por el campo en bloque compacto, México lanzaba balones largos que luego perdía en juego aéreo o en las segundas jugadas. Se llevaba pocos balones sin cometer faltas y, cuando los ganaba, los regalaba con pases equivocados y precipitaciones provocados por la presión del rival, por una falta de ideas y por falta de atrevimiento de los jugadores más hábiles que en los primeros partidos habían ofrecido jugadas de desborde y ayudas en defensa. Sólo Carlos Vela parecía tener en la mira la portería rival. Uno de sus dos disparos pasó rozando el poste. Poco más ofreció México en el primer tiempo.

México intentó subir la presión y ganarles terreno a los suecos en la segunda mitad del partido, pero los suecos encontraron mal parado al equipo mexicano en una contra defendida por los defensas y un Guillermo Ochoa indefenso ante la volea zurda de Ludwig Augustinsson.

Este gol le metía el miedo en el cuerpo a todo México, conscientes de la consecuencia que tenía ese resultado combinado con una hipotética victoria de Alemania contra Corea que nunca se produjo porque los tres puntos fueron para un equipo asiático que dejó una buena imagen en su despedida del Mundial de Rusia.

México buscaba generar juego y oportunidades de gol con la fórmula que le había funcionado ante Alemania y ante Corea del Sur. Pero no bastaba la intensidad física contra un equipo bien plantado en el campo con pocos espacios entre líneas y con una gran vocación de ayudar en defensa por parte de todos sus jugadores. Se necesitaba además precisión en los pases cortos para generar los espacios que necesitaban Hirving Lozano y Carlos Vela para generar peligro. Esta falta de precisión en el mediocampo provocó el contragolpe que resultó en la jugada del penalti que le costó a México el 2-0, en una polémica jugada en la que el árbitro refrendó ante las pantallas su decisión original.

La ansiedad de verse dos goles abajo se apoderó del equipo mexicano, volcado en ataque para acortar distancias ante la incertidumbre de lo que ocurría en otro partido a kilómetros de distancia. Los espacios que dejó atrás generaron la jugada que aprovecharon los jugadores suecos con gran velocidad y dominio del juego aéreo para la jugada del gol en propia portería.

A kilómetros de distancia, la ya eliminada Corea del Sur obtuvo su recompensa por no jugar como un trámite su partido ante Alemania. México obtuvo su premio por haber vencido con brillantez a Alemania y con solvencia a su adversario asiático para clasificarse con apuros a unos Octavos de Final que lo enfrentarán con Brasil.


Fotos: Juan Carlos Rojas