El abuso y mal uso de antibióticos puede convertirse en una seria amenaza para la salud. Estos fármacos representan aproximadamente 960 millones de dólares de mercado, y ocupan el segundo lugar en ventas en las farmacias (14.3%), una proporción muy superior a las de otros países desarrollados.
La semana pasada, saltó a los medios la noticia de que un equipo médico del Reino Unido había detectado el primer caso de “supergonorrea”. Habían topado con un enfermo que no reaccionaba a los antibióticos. La bacteria responsable de la gonorrea es Neisseria gonorrhoeae, y la noticia no ha sido una sorpresa para la comunidad médica pues ya se estaba observando cómo las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos.
Los antibióticos son fármacos empleados para prevenir y tratar las infecciones causadas por bacterias. Estos actúan por diferentes vías y afectan a diferentes regiones o funciones de la célula como la pared bacteriana, la membrana bacteriana, síntesis de proteínas o de ácidos nucléicos (ADN o ARN). Dadas las diferencias existentes entre nuestras células y las bacterias, los antibióticos las atacan de forma específica.
Los antibióticos que compramos en las farmacias son producidos en laboratorios, pero muchos otros son generados por seres vivos (como algunas especies de hongos) como mecanismos de defensas propios. Se han utilizado durante años con la creencia de que su eficacia sería perenne.
Los antibióticos actuales están perdiendo su eficacia frente a las bacterias. La razón no es el empeoramiento de éstos, sino que las bacterias adquieren inmunidad y se hacen resistentes. Como cualquier ser vivo, las bacterias también están sometidas a los procesos de selección y, en este caso, estamos seleccionando a las más “fuertes” con nuestro mal uso de antibióticos.
El proceso de selección nace en su ADN, que al mutar le permite adquirir nuevas cualidades. Estas nuevas habilidades le pueden permitir evitar la acción del antibiótico haciéndolo así ineficaz. Además, algunos grupos bacterianos tienen la capacidad de transmitir fragmentos de su material genético, lo que les va a permitir pasar esta resistencia a otras. Con esto, hemos seleccionado de forma artificial las resistentes, que han sido las que han podido reproducirse y perpetuar estos genes.
La resistencia a antibióticos está aumentando en todo el mundo, y como resultado de esto nos vamos a encontrar con enfermedades más prolongadas o con la incapacidad de combatirlas, y por tanto incrementos de los índices de mortalidad y elevación de los costos para el cuidado de la salud.
Si bien es natural que haya surgido este problema, su ritmo se ha visto acelerado por el mal uso de estos fármacos. Se da un mal uso cuando no se respeten las indicaciones médicas, cuando se alargan los tratamientos o las personas se automedican. En muchos casos, la gente toma antibióticos para enfermedades provocadas por virus.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha considerado la resistencia antimicrobiana como un problema de salud pública global. Por ello, esta organización en el año 2015 aprobó un plan de acción mundial sobre la resistencia a antibióticos. Desde este mismo año, se celebra cada noviembre una serie de campañas con el fin de concienciar sobre el uso de los antibióticos. Un año después, en 2016, los Jefes de Estado se comprometieron a estudiar de forma coordinada y actuar sobre las causas de la resistencia a antibióticos. La OMS también se ha puesto metas a medio plazo. Para el año 2023 se tiene como objetivo desarrollar y proporcionar hasta cuatro nuevos tratamientos para la mejora de los antibióticos existentes.
En México, los antibióticos se encuentran entre los medicamentos más vendidos y consumidos. Representan aproximadamente 960 millones de dólares de mercado, y ocupan el segundo lugar en ventas en las farmacias (14.3%), una proporción muy superior a las de otros países desarrollados. La automedicación representa un grave problema de salud al no exigirse la prescripción médica para la venta de antibióticos, y dado que no se presentan con prospectos, la información que el paciente tiene es nula o escasa. Otro problema que se ha identificado en México es la comercialización de productos de baja calidad, falsificados y en combinaciones irracionales, según un artículo publicado por Anahí Dreser.
La creciente tendencia en la resistencia bacteriana hacia bacterias patógenas causantes de infecciones comunitarias y nosocomiales (intrahospitalarias) es el mayor problema relacionado con el uso inapropiado de antibióticos en México.
La solución no pasa por dejar de tomarlos, pues han sido uno de los mayores avances médicos y enfermedades antes terminales, hoy tienen cursan sin mortalidad gracias a los antibióticos. En México, la mayor parte de las intervenciones documentadas para mejorar el uso de antibióticos son de carácter educativo e implican tanto al usuario como al personal médico.