Se estima que 1,5 millones de personas en México sufren de glaucoma, primera causa de ceguera no reversible en el País. De todos ellos, el 70% desconoce que sufre esta patología por la ausencia de un sistema de diagnóstico temprano. En España, este porcentaje no es mucho menor. De unos 800.000 pacientes estimados, solo la mitad conocen estar afectados.

 

Por Carmen González Rincón

El glaucoma es una enfermedad ocular que afecta al sistema de visión. Su nombre deriva de la palabra latina glaukos, “azul aguado o diluido” por el color azulado que tomaban los ojos de los ancianos afectados, aunque en los inicios de la medicina aún no se conociera el origen de esta afección.

El origen de esta patología radica en el aumento de la presión intraocular, que cuando se prolonga en el tiempo ocasiona lesiones en el nervio óptico y otras estructuras oculares. En el interior del ojo encontramos un fluido denominado humor acuoso, que ocupa los espacios tras la córnea y rodea al cristalino. Este líquido se renueva constantemente, pero cuando se produce un desequilibrio en el sistema de drenaje y producción del mismo, el volumen de éste puede aumentar considerablemente, incrementando en consecuencia la presión en el interior del ojo.

Se le conoce como la “ceguera silenciosa”, pues sus síntomas se manifiestan de forma gradual, siendo al principio casi imperceptibles. En sus primeras fases, los síntomas más comunes son la visión borrosa, la cefalea y el dolor de ojos, náuseas o la pérdida repentina de visión; síntomas que pueden confundirse con otras enfermedades y enmascarar así al glaucoma. Por ello, muchos afectados desconocen que la padecen hasta que el glaucoma manifiesta sus síntomas más característicos (pérdida de visión lateral y central) y se hace permanente.

Aunque el glaucoma puede afectar a personas de todas las edades, y no existe una diferencia significativa en cuanto al sexo del paciente, el riesgo de padecerla es mayor para aquellos adultos que han superado los 60 años, los parientes de personas con glaucoma, los diabéticos, aquellos que toman esteroides de forma habitual y las personas con la presión intraocular elevada. Otros factores de riesgo son el tabaco, ser de ascendencia africana o tener miopía en un alto grado.

Los equipos oftalmológicos recomiendan que a partir de los 40 años se realicen exámenes con el fin de diagnosticar lo antes posible esta patología. A pesar de que la pérdida de visión en el caso del glaucoma es irreversible, si se detecta a tiempo y es tratada en consecuencia, se puede conservar la visión.

Los tratamientos farmacológicos más habituales para el glaucoma se suelen aplicar en forma de gotas. Los más comunes tienden a reducir la producción de humor acuoso y aumentar su salida. Pero también puede llegar a necesitarse de tratamiento quirúrgico, en el que se va a realizar una incisión vía láser o por cirugía convencional para favorecer la salida del fluido intraocular y así disminuir la presión que éste genera.

El glaucoma en México

En México, el glaucoma es la primera causa de ceguera no reversible. Uno de los pilares que mantiene al glaucoma en esta primera posición es la falta de un sistema de diagnóstico temprano en México.

El enfermo por glaucoma no solo debe lidiar con la enfermedad, sino con las repercusiones que ésta conlleva en su día a día. La falta de productividad y los enormes costes que en muchas ocasiones se derivan de la atención médica necesaria para mantener la calidad de vida, conllevan un grave impacto socioeconómico.

En el año 2010, se estimó que por cada paciente que sufre glaucoma primario de ángulo abierto,  en el primer año de diagnóstico el gasto médico ronda los 16.466,52 pesos.

Por ello se hace fundamental, tanto para el propio afectado como para el sistema sanitario, el desarrollo de medidas capaces de diagnostica y trata de forma temprana a los afectados.