Muchos productores de tequila en México reservan el 5% de sus cosechas para la alimentación de los murciélagos, fundamentales en la producción del tequila, y para el mantenimiento de la diversidad genética de los agaves. A los tequilas procedentes de estos cultivos se les identificó con la etiqueta de “Tequila Bat Friendly”, un programa desarrollado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Tequila Interchange Project (ITP).

El tequila es uno de los mayores símbolos de México, así como uno de los productos que más exporta al extranjero. La exportación estimada a 120 países desde México produce unas ganancias que rozan los 1300 millones de dólares.

El tequila se obtiene de la fermentación y destilación del corazón del agave. Suele obtenerse a partir del agave azul (Agave tequilana), que cuenta con la denominación de origen de cinco estados mexicanos: Guanajuato, Michoacán, Nayarit, Tamaulipas y Jalisco.

El origen de la palabra tequila lo encontramos en el náhuatl. La palabra téquitl significa trabajo y tlan, lugar. Pero para la producción de este icónico producto mexicano no sólo es necesaria la mano de obra de los recolectores de agave o de los trabajadores de fábrica. En su proceso aparece  también un gran desconocido: el murciélago magueyero (Leptonycteris yerbabuenae), que aparece asociado frecuénteme a las plantaciones de agaves y cactáceas. Este mamífero nectarívoro se alimenta por la noche del néctar de la flor del agave, flor que sólo se abre por la noche. De las 12 especies de murciélagos que se alimentan de néctar en México, el magueyero es el más importante por sus adaptaciones en su fisiología y morfología que le permiten dispersar el polen y las semillas de la planta de una forma eficiente. Gracias a su actividad, se produce la polinización de la planta y ésta se reproduce.

Todo este proceso es consecuencia de la co-evolución entre el mamífero y el agave; ambas especies han evolucionado de forma paralela, siendo el murciélago el que ha seleccionado aquellas plantas que más néctar producían, más flores presentaban y más altas presentaban las inflorescencias. Para el agave, producir todas las flores y semillas implica un gasto energético muy alto y el consumo de muchos azúcares. Por eso la planta suele morir tras la floración.

Para evitar que la planta consuma los azúcares, las plantas se cosechan antes de la floración.  La reproducción así se centra en la obtención de plantas clonales a la planta madre. Se replanta así con ejemplares idénticos. Esta práctica conlleva la pérdida de diversidad genética en los agaves, que se tornan más vulnerables a enfermedades o al ataque de insectos. Además, al cortar la planta antes de su floración se impide que los murciélagos puedan alimentarse, provocando también una pérdida de individuos en las poblaciones de estos mamíferos.

Tequilas Bat Friednly

Para combatir la pérdida de los quirópteros, se ha desarrollado, desde Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el programa “Bat Friendly”. La universidad colabora en este proyecto junto a Tequila Interchange Project (ITP), una organización que defiende las prácticas sostenibles en el destilado de agave.  El creador de esta iniciativa es el doctor Rodrigo Medellín, un investigador del Instituto de Ecología de la UNAM que se ha ganado el apodo de “Batman mexicano”.

Desde la UNAM, y bajo este programa, se les pidió a los productores que reservaran el 5% de sus cosechas para la alimentación de los murciélagos y el mantenimiento de la diversidad genética de los agaves. A los tequilas procedentes de estos cultivos se les identificó con la etiqueta de “Tequila Bat Friendly”.

A pesar de que se reduzcan las ganancias de los productores de tequila a corto plazo, con esta nueva metodología se busca mantener la producción de tequila a largo plazo, evitando así lo sucedido a finales de la década de los 90 cuando, a consecuencia de una infección, la producción de agave se vio diezmada.