Los recientes asesinatos de Ingrid Escamilla y Fátima han servido para cobrar conciencia de la brutalidad e impunidad de la violencia en México contra las mujeres, que por primera vez en la historia convocan un paro nacional para exigir sus legítimos derechos.

Por Angeles Garrido *

MADRID, España.- El asesinato de Ingrid Escamilla y la utilización de las imágenes de su cuerpo mancillado por parte de la prensa amarillista han encendido la mecha de la indignación para convocar la primera huelga femenina en la historia de México .

Ingrid, una joven de 25 años, fue brutalmente asesinada por su pareja al norte de la Ciudad de México. Distintos periódicos publicaban fotos de su cuerpo descuartizado con frases de “muerta por amor”. El tabloide Pásala publicaba la noticia del feminicidio con el título de  La culpa la tuvo Cupido, en clara referencia al reciente San Valentín, y colocó una foto grande y explícita del cuerpo de la víctima. Además de amarillista y sensacionalista, este título despoja de responsabilidad al único culpable del crimen: la pareja de Ingrid.

El diario La Prensa hacía referencia al estado en que se encontraron el cuerpo de Ingrid con el título deDescarnada, además de tres fotos que ocupaban toda la portada: una del detenido, otra del cuerpo de la víctima, y una más del edificio de departamentos donde vivían.

La periodista Gabriela Warkentin lamenta la re-victimización que persiste en los medios de comunicación.

“Se siguen usando frases como ‘la mató por amor’ y dando mucho espacio al testimonio del asesino, como ha ocurrido en este caso. Se trataría de no hacer del feminicidio un espectáculo, grotesco y doloroso”, escribía hace unos días.

Por primera vez en México se realiza una investigación interna dentro de la policía para procesar y juzgar a los funcionarios que filtraron las imágenes a la prensa. ¿Algo está cambiando en México?

La indignación de la sociedad mexicana, sobre todo de las mujeres, llevó a una movilización que desemboca en la marcha el día de la Mujer el 8 de marzo y, por primera vez en la historia del país, a una Huelga de Mujeres el día siguiente.

Marcha 8 marzo. México, Zócalo violeta

La Asamblea Feminista Juntas y Organizadas, que reúne a más de 80 colectivos de mujeres de la Ciudad de México, ha organizado la Marcha del 8 de marzo bajo el nombre de Zócalo Violeta. La Marcha partirá desde El Monumento a la Revolución y culminará en el Zócalo de la Ciudad de México.

En menos de dos semanas, el grupo de Facebook UN DÍA SIN MUJERES ha llegado a 300.000 seguidres. Esta plataforma se encarga de organizar el paro nacional del 9 de marzo, pues el 8 cae en domingo, día no laborable.  El paro busca ensibilizar sobre la violencia contra las mujeres, entre otros objetivos.

El grupo asegura no tener vínculo con ningún partido político, ideología o artículo.

No odiamos a los hombres y tampoco buscamos ser parte de más actos de violencia.

Heather Dashner Monk, activista de la colectiva Feministas con Voz de Maíz afirma que Un Día sin Mujeres es un guiño a la película “Un Día sin Mexicanos” para reflexionar lo que ocurriría si las mujeres dejaran de hacer su trabajo, casi siempre mal remunerado y poco reconocido. La huelga también da visibilidad a la desaparición de miles de mujeres en México.

Dashner Monk lamenta lo que considera un “apoyo paternalista” por parte de las patronales que desvirtúa el movimiento y lo despoja de sus propósitos. “Permitir” que las mujeres secunden la huelga el 9 de marzo da la idea de que necesitan permiso para manifestarse o protestar. Sin embargo, celebra que haya mayor difusión del movimiento feminista y apooyo por parte de legisladoras y periodistas.

No cambiará de la noche a la mañana la cultura machista y patriarcal que ha contaminado las políticas y estructuras sociales durante siglos. Es probable que esta revolución produzca tensiones e incluso respuestas violentas. Como explica Miguel Lorente, forense español especializado en violencia de género, el maltratador “percibe que su control sobre la mujer ha fracasado y eso le ofende en su cultura machista. La violencia extrema plasma esa ira. Se percibe incapaz de dominar a la mujer, se ve en mal lugar, en ridículo y eso potencia la ira”. La construcción social que sitúa a las mujeres como brujas, malas, perversas o la perdición de los hombres son mensajes, afirma el forense, que contribuyen a ese odio”. Parte de la respuesta está en la educación a los hombres y niños, capaces de aprender a controlar impulsos y emociones, así como a cambiar su visión de los derechos de las mujeres.

También conviene recordar la enorme responsabilidad de los medios de comunicación a la hora de cubrir la violencia contra las mujeres para cambiar la percepción de la sociedad y poder así cambiar de rumbo.

* La autora es participante de Crónicas de México en España, el taller de periodismo de Espacio Méx