Sevilla, Granada y Córdoba se vienen a la mente de muchos mexicanos al referirse a Andalucía. Sin minimizar el mérito que la belleza que esas ciudades andaluzas tienen y sin dejar de animar a que las visite el viajero. Cádiz ofrece la posibilidad de ampliar la mirada sobre Andalucía y de conocer un nuevo destino en el Sur de España.
MADRID, España.- Parques naturales, montaña, kilométricas playas de arena con un mar color turquesa, pueblos blancos que parecen anclados en un tiempo pasado donde convivían distintas culturas, música y baile, una variada gastronomía, vinos y muchas otras atracciones le dan a Cádiz la suficiente entidad y personalidad para recibir cada año a tantos visitantes desde España y otras partes del mundo.
A finales de agosto hicimos el viaje en coche desde Madrid hasta Jerez de la Frontera por la carretera de Extremadura que, además de espectaculares paisajes de variada vegetación, ofrece la posibilidad de hacer paradas en pueblos de Extremadura con buena gastronomía o con recorrido histórico como es el caso de Mérida, que cuenta con un anfiteatro romano.
Ese recorrido permite al viajero hacer una parada en Sevilla para disfrutar de algún recorrido por el centro, para disfrutar de unas tapas a orillas del Río Guadalquivir o de comer en el barrio de Triana. Estar en Sevilla es tener la certeza de encontrarse a tan sólo una hora de Jerez de la Frontera, nuestro centro de operaciones donde se encontraba la casa donde nos alojamos, en la Plaza del Mercado.
También se puede viajar en tren desde Madrid. Jerez de la Frontera es el destino de la Provincia de Cádiz que mejor está comunicado por tren con la capital. Desde la estación de Atocha salen cada día más de diez trenes de alta velocidad con precios que van desde los 60 euros hasta los 80, dependiendo del tipo de asiento, de si es AVE o Alvia el modelo del tren, de las fechas y de los horarios.
Día 1 – Cádiz y Playa de la Cortadura
Cádiz se encuentra a menos de una hora en coche de Jerez de la Frontera, por la carretera XX. Nuestra visita a la ciudad comienza con la Casa de Iberoamérica, un edificio del siglo XVIII que solía albergar la Cárcel Real y que, en la actualidad, ofrece exposiciones artísticas y sirve de sede Sociedad Municipal Cádiz 2012, así como las del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz (FIT). El edificio está considerado como uno de los mejores ejemplos del estilo neoclásico en Andalucía.
Cuenta hasta febrero de 2018 con dos exposiciones en la actualidad. Por un lado está Horizontes de arte, sueños de ultramar, con obras de la colección de José Félix Llopis de pintores de varios países iberoamericanos, sobre todo de México. Por otro lado, la Casa de Iberoamérica cuenta con una exposición del artista holandés Cornelius Zitman, que vivió durante años en Venezuela, donde se hizo famoso por sus esculturas de mujeres y donde murió en 2016. Su llegada al país caribeño responde a su negativa de hacer el servicio militar por estar en desacuerdo con las acciones políticas de su país en Indonesia. Huyó en un barco petrolero sueco.
Visita recomendable por la belleza del edificio y por sus exposiciones relacionadas con Latinoamérica y con México en particular.
De la Casa de Iberoamérica nos dirigimos a la imponente Catedral de Cádiz para conocer su interior y para disfrutar de las vistas de la ciudad que ofrece la subida a la Torre del Reloj. Esta joya de la arquitectura empezó a construirse en 1716 y concluida en 1838, por lo que combina elementos barrocos, góticos y neoclásicos. El pago de la entrada (5 euros en la fecha de la publicación de esta crónica) incluye estas dos partes de la visita, además de una audioguía y de los tesoros del Museo Catedralicio.
Continuamos nuestro paso por la ciudad en el Museo de Cádiz. Además de la pintura y escultura de distintas épocas que ofrece, este museo transporta al visitante a tiempos remotos en que Gades, conocida hoy como Cádiz, era territorio Fenicio, luego romano, después árabe. Este museo se convierte en un microcosmos de la realidad de España como entidad geográfica: una combinación de pueblos y de culturas a lo largo de los siglos, por lo que se puede hablar de un país fruto del mestizaje y no de la “raza española” como algunos pretenden. Toda su planta baja está dedicada a una sección de antropología en la que destacan dos grandes sarcófagos fenicios, hechos de mármol, además de estatuas romanas y un gigante emperador Trajano. La planta superior está dedicada a las bellas artes, con obras de artistas como Peter Paul Rubens, Luca Giordano o Francisco de Zurbarán.
La hora de la comida en Cádiz no plantea ningún problema al contar con una variada oferta gastronómica. Elegimos Ultramar & Nos porque se encuentra cerca de la catedral y morimos de hambre al salir. Además, ofrece un ambiente atractivo y una carta moderna sin esnobismos que despierta el paladar para profundizar el agujero en el estómago.
Somnolientos, salimos en dirección a la Plaza de España y a la Alameda Apodaca, que cuenta con árboles centenarios de formas imposibles y unas impresionantes vistas al mar.
Por la orilla se llega hasta la Alameda del Marqués de Comillas, al precioso Parque del Genovés en dirección al castillo, que se encuentra en la punta de la concurrida Playa de la Caleta, por donde nos dejamos llevar en un lento paseo.
Nuestro día en Cádiz culmina en un relajante baño y juego de palas en la Playa de la Cortadura, a unos cinco kilómetros. Cuando el sol está a punto de meterse, nos sentamos en El Salao para disfrutar de la puesta del sol con cervezas y un delicioso ceviche.
Día 2 – Jerez de la Frontera y Parque Natural de Doñana
Quedarse en la Plaza del Mercado tiene la gran ventaja de reducir la distancia que uno tiene que caminar hasta la Catedral de San Salvador, donde comienza nuestro paseo por Jerez de la Frontera, considerada la capital andaluza del caballo y el punto principal del llamado “triángulo del jerez”, completado por Sanlúcar de Barrameda y el Puerto de Santa María. También se le considera la cuna del flamenco, como nos lo confirma el espectáculo del que disfrutamos más tarde por la noche.
Nos dirigimos al Alcázar de Jerez, construido en la época almohade y que recuerda a lugares de Marruecos. Se trata de una visita obligada para poder disfrutar de un imponente Patio de Armas, un típico hammam o baño árabe que es una adaptación de los baños romanos, la torre, la Puerta del Pueblo, la mezquita que Alfonso XII convirtió en capilla, el aljibe y muchos recuerdos. Visitar el alcázar es recordar la maestría con la que los árabes canalizaron el agua para satisfacer las necesidades de su gente, para nutrir sus jardines y para conseguir ambientes de belleza y armonía.
Volvemos a la Plaza del Mercado sólo para ir en coche hacia Sanlúcar de Barrameda, desde donde parte nuestra visita al Parque Natural de Doñana. Esta visita requería una recarga en el depósito de energía, saciado con una deliciosa mariscada en Avante Claro, uno de los restaurantes junto al abarrotado y famoso Casa Bigote.
Al terminar, cruzamos en barco al otro lado, donde comienza una bahía de más de 30 kilómetros de arena por la que avanza nuestro todoterreno para luego adentrarse en los espectaculares pinares que adornan las dunas junto con esos pastos largos conocidos como barrones, que crecen en este tipo de dunas y que tienen raíces de hasta 10 metros de profundidad. Divisamos ciervos y gamos desde las marismas, secas en esta época del año y que recuerda a las imágenes que conocemos del Salar de Uyuni, en Bolivia. Nos cuentan que se pueden ver centenares de flamingos en épocas de migración de aves y cuando las marismas están más llenas. Culminamos esta gran tarde en la playa de Bajo de Guía, antes de volver a Jerez de la Frontera.
Día 3 – Vejer de la Frontera
Llegamos a Vejer de la Frontera para comer casi a las 16:00, una hora poco recomendable porque muchos restaurantes empiezan a cerrar antes. Tras una comida frugal, nos dejamos perder por este pueblo mágico del que se divisan espectaculares vistas hacia un valle. Este pueblo blanco cuenta con un laberinto de callejuelas empinadas que te llevan a los puntos más importantes: el Castillo, la Plaza de España y la muralla del casco antiguo. Hay que dejarse llevar y dejar que el tiempo se disuelva en este entorno mágico, del que tenemos que regresar para, al día siguiente, dirigirnos de regreso a Madrid, donde nos esperan de nuevo la rutina y el trabajo. Pero volveremos, porque quedó pendiente la visita a playas como la de Bolonia y a Zahara de los Atunes, y a lugares como Tarifa y Caños de Meca.
Fotos de Adriana Juan Durán