La Ciudad Condal tiene para ofrecernos un mundo de rincones con los que deleitarse paseando, disfrutando de un café en una terraza o, simplemente, dejándose envolver por ellos sentados en un banco. Si en un artículo anterior nos centrábamos en un itinerario de imprescindibles, hoy vamos a mostrar tres joyas de la ciudad mucho menos conocidas. Veámoslas.

Sant Felip Neri

El casco antiguo de la Ciudad Condal es un lugar imprescindible para los visitantes y en el que debemos tomarnos nuestro tiempo para perdernos y dejar disfrutar a nuestros sentidos. La Catedral de Barcelona, la Plaça de Sant Jaume, las Ramblas o Santa María del Mar son algunos de los lugares que no podéis dejar de visitar. Pero en pleno Barrio Gótico tenemos una perla mucho menos conocida: la Plaça de Sant Felip Neri.

Presidida por una iglesia barroca del mismo nombre, a Sant Felip Neri accedemos por pequeñas calles muy cercanas a la Catedral que formaban, en la época medieval, el barrio judío; allí nos encontraremos un rincón de gran bellezacon una majestuosa fuente en el centro. La iglesia muestra aún secuelas en su fachada del dramático bombardeo al que fue sometida en 1938 y que acabó con la vida de 42 personas.

Hoy en día es un lugar de peregrinaje para aquellos visitantes que conocen de su existencia a través de algunas guías y tienen tiempo para disfrutar de la esencia de la Barcelona menos masificada. Tal es su encanto que el cine la ha querido exhibir
en películas como El Perfumeo Vicky Cristina Barcelona, entre otras.

La Plaça de la Virreina

Para muchos barceloneses, el barrio de Gràcia (también llamado Vila de Gràcia, ya que puede recordar en muchas ocasiones a un pequeño pueblo en plena ciudad y también por su historia como núcleo principal del antiguo municipio de Gràcia) es uno de sus estandartes. Lleno de pequeñas calles, comercios y construcciones antiguas, tiene un carácter especial. Muchos turistas aprovechan su visita al Parque Güell para visitar este barrio y, en especial, sus plazas.

Las plazas del barrio de Gràcia han ocupado un papel especial en la cultura de Barcelona; sin ir más lejos, la Plaça del Diamant llegó a inspirar la obra del mismo nombre escrita por Mercé Rodoreda y publicada en 1962. Pero existen otras ilustres plazas en este barrio, como la Plaça de la Revolució, la del Sol, la Rovira i Trias, la del Nord o la del Raspall; aunque nos gustaría recomendar especialmente la Plaça de la Virreina. Presidida por la Iglesia de Sant Joan, cuando nos sentamos en alguna de sus terrazas, nos da la impresión de estar en un mundo diferente, como una pequeña aldea que se resiste a ser engullida por la ciudad. Las casas bajas que tiene alrededor y los árboles le confieren aún más un aire reconfortante.

La Plaça de la Virreina, especialmente cuando ascendemos por la calle Torrijos, nos ofrece una vista espectacular; y más cuando nos encontramos en la Festa Major de Gràcia, que suele celebrarse en agosto, una época en la que Barcelona acoge algunos otros eventos, como el EPT Barcelona, o el Reggae Festival, y los vecinos engalanan sus calles, atrayendo la visita de los habitantes del resto de los barrios.

La Carretera de les Aigües

Nuestra última sugerencia no es, propiamente, un rincón. Y aunque pertenece, al menos en parte, a la ciudad de Barcelona, no es un lugar céntrico, sino que se encuentra más bien separado del núcleo urbano. Eso sí, nos permitirá tener una de las vistas más privilegiadas de la ciudad.

En la sierra de Collserola, que corona la Ciudad Condal y hace las veces de pulmón natural, encontramos una carretera de tierra que discurre desde el barrio de Penitents hasta el municipio de Esplugues de Llobregat. Con sus 9 kilómetros de largo, es el refugio de aquellos barceloneses que haciendo running, en bicicleta o, simplemente paseando, la recorren para abstraerse de su vida ajetreada y urbanita disfrutando de un paisaje verde y una visión de la ciudad incomparable.

Como mirador singular que es, no podemos dejar de recomendar destinar una mañana para desconectar del ruido del tráfico (los vehículos tienen prohibido su acceso) y del bullicio. Para ello, deberemos utilizar, si vamos en transporte público, el ferrocarril y apearnos en la estación de Carretera de les Aigües.