Cristina Kahlo no ha dejado de reivindicar la grandeza de la fotografía mexicana, incluso durante los meses de confinamiento. Nos habla de su nutrida experiencia de décadas como fotógrafa desde su casa en la Ciudad de México.

BARCELONA, España.- Para Cristina Kahlo, la mejor carta de presentación es el trabajo. No por nada lleva más de treinta años haciendo fotografía, una manifestación artística que corre por sus venas desde tiempos del bisabuelo Guillermo.

La creación en tiempos de encierro le ha supuesto un reto pero también una puerta de salida a través de la imaginación y la libertad de pensamiento. “Estamos atentos a un enemigo invisible a los ojos”, afirma y ello “se refleja en nuestra forma de percibir el tiempo, de visualizar las cosas cotidianas, de reflexionar sobre cuáles son las cosas verdaderamente importantes en la vida”.

Cristina Kahlo

Como destacada fotógrafa mexicana, curadora/comisaria y galerista, ha expuesto en diversas galerías y museos de México, Estados Unidos, Alemania, Suiza y Francia. En 2006, fue acreedora a la Beca de Residencia otorgada por la Fundación Bartels de Basilea, Suiza. Ha realizado imágenes de arquitectura, retrato y fotografía de autor, así como una amplia documentación fotográfica sobre discapacidad infantil para diversas publicaciones de México y el extranjero. Asimismo, ha impartido cursos y talleres de fotografía creativa para adultos y niños en la Escuela Activa de Fotografía, el Museo Muros de Cuernavaca, el Museo de la Filatelia de Oaxaca y el Museo Frida Kahlo, entre otras instituciones.

De 1983 a 1991, además de fundar y dirigir dos galerías pioneras dedicadas a la fotografía mexicana, colabora con la Asociación Nueva Visión de Bélgica en la realización e intercambios de Fotografía Latinoamericana en Europa y México.

A partir de 1992, se comenzó a desempeñar como curadora/comisaria de diversas exposiciones de fotografía y arte, principalmente en México y Estados Unidos. Destacan Mexico Myte og Magi,​ Agustín Víctor Casasola, Imágenes de la Revolución Mexicana y Frida Kahlo, homenaje nacional.

Y sí, es sobrina nieta de Frida.

Desde el inicio de la pandemia has estado confinada en tu casa. ¿Cómo ha sido para una fotógrafa como tú, a la que le encanta viajar y hacer fotos allá donde va, este tiempo de encierro?

En lo personal, el encierro no ha cambiado mi disciplina diaria de trabajo. En circunstancias normales, mi centro laboral y creativo ha sido mi casa. Tengo una curiosidad que se nutre de la literatura, la filosofía y la imaginación, incluso en circunstancias como las que vivimos actualmente. Por un lado, he dedicado mi tiempo a la revisión de mi archivo de más de 30 años de hacer fotografía, una labor para la cual normalmente no tengo mucho tiempo. Generar proyectos es algo que también puedo hacer desde mi casa y suelo apuntar en libretas las ideas que van surgiendo y que se podrán llevar a cabo en algún momento. Por otro lado, no he dejado de hacer fotografías en el espacio que me rodea. Ha sido un ejercicio personal reencontrarme con las cosas sencillas y crear a partir de lo que tengo a la mano.

Cristina Kahlo

Sin embargo, me es muy difícil abstraerme de todo lo que está ocurriendo en el mundo. Extraño, sin lugar a dudas, poder viajar, sobre todo extraño ir a Oaxaca y a Basilea, en Suiza, dos ciudades muy distintas pero que son importantes en mi vida y a donde suelo ir constantemente. Hace poco mencionaba en una mesa de diálogo con otros fotógrafos que una puerta de salida a cualquier encierro es la imaginación y la libertad de pensamiento.

Estamos viviendo un tiempo de reflexión, un tiempo que parece haberse detenido, ¿tienes algún tema que te esté rondando? ¿Si salieras ahora mismo, qué te gustaría fotografiar?

Si pudiera salir ahora mismo me gustaría fotografiar a la gente en esta ‘nueva realidad’, cómo se asume el peligro latente, quién se protege y quienes no lo hacen. Sé que hay muchos fotógrafos, especialmente los de prensa a quienes admiro muchísimo, cuyo trabajo consiste en documentar cualquier situación por compleja que sea y se juegan la vida en ello. Mi trabajo personal, aunque abarca también la fotografía documental -como lo he hecho con temas como el danzón en México, o la discapacidad infantil-, actualmente se interesa en cómo la mirada ha cambiado en estos meses de confinamiento. Estamos atentos a un enemigo invisible a los ojos. Esto se ha reflejado en nuestra forma de percibir el tiempo, de visualizar las cosas cotidianas, de reflexionar sobre cuáles son las cosas verdaderamente importantes en la vida. Me parece que de una u otra forma estas reflexiones también se deben mostrar a través de la creación. En cualquiera de sus disciplinas, el arte, hoy por hoy, es sumamente importante para dejar testimonio de los efectos de esta pandemia que ha unido al mundo.

Cristina Kahlo

A pesar de los tiempos que corren, has estado participando en iniciativas interesantes y colectivas. Por ejemplo, Fotos por México a beneficio del Hospital General de Nutrición y Conversaciones por Zoom. Háblanos de algunas de ellas.

La comunidad artística se ha unido para ayudar a quienes a su vez están arriesgando la vida por salvar a otros. Fotos por México es un ejemplo de cómo se pueden realizar acciones solidarias donando el trabajo artístico para apoyar a los hospitales. Quienes generosamente adquirieron las fotografías son esenciales para cumplir con el objetivo propuesto. Otras iniciativas giran en torno a la reflexión del momento actual, como lo hizo la revista Antidogma en una mesa de diálogo titulada La mirada en el encierro. En este tipo de intercambios surgen cuestionamientos que no solamente son de interés de los artistas visuales sino también para quienes acostumbran visitar museos. Es un hecho que la experiencia del arte es presencial y a pesar de todas las plataformas digitales que existen para hacer visitas virtuales, la experiencia no es la misma. En principio, porque la luminosidad de una computadora, Tablet o teléfono celular generan una imagen distinta a la que veríamos presencialmente frente a una obra de arte. Por otro lado, los museos y las galerías no sólo se han visto afectados por la pandemia en lo económico, sino que además han tenido que cerrar sus puertas. El gremio de músicos, salas de conciertos, cines y obras de teatro también han tenido que replantear sus plataformas de presentaciones para subsistir durante estos meses.  A pesar de la complicada situación económica que se vive en todo el mundo, hemos visto extraordinarias muestras de solidaridad de artistas que han compartido conciertos, exposiciones, obras de teatro, libros y películas gratuitamente en redes sociales para entretenimiento del público en general. La Galería Patricia Conde, por ejemplo, acaba de presentar un proyecto titulado Pausa, en el que también participo. Consiste en una carpeta que incluye la obra de 25 fotógrafos que hemos realizado una obra en torno al confinamiento; es un documento de este momento histórico desde la mirada fotográfica. El arte ha sido el gran compañero en esta cuarentena en todas sus manifestaciones.

Cristina Kahlo

Además de la fotografía, eres muy conocida por tu trabajo como curadora (comisaria).  Realizaste la sección de fotografía de la exposición homenaje a Frida Kahlo en el Palacio de Bellas Artes de la CDMX en 2007 y posteriormente para las exposiciones que se llevaron a cabo en el Martin Gropius Bau en Berlin, el Kunstforum en Viena y el Palazzo Ducale en Génova.  ¿Cómo vives esta faceta de tu quehacer artístico?

La curaduría ha formado parte de mi quehacer dentro de la cultura, inicialmente a partir de las dos galerías de arte contemporáneo y fotografía que fundé y dirigí en los ochentas. Desde 2007 he sido contratada como curadora especializada en fotografía para exposiciones internacionales de Frida Kahlo, una actividad que me ha traído grandes satisfacciones. Por un lado, me ha llevado a descubrir aspectos de mi propia familia, así como a conocer coleccionistas y colaborar para museos internacionales lo cual siempre es un aprendizaje. Sobre todo, me ha permitido viajar. También he realizado curadurías para exhibiciones de fotógrafos emergentes mexicanos. Gestionar exposiciones es un ejercicio que me ayuda incluso a entender mi propio trabajo fotográfico.

De 1983 a 1985 fundaste y dirigiste la Galería Alternativa en Coyoacán, y de 1986 a 1991 fundaste y codirigiste en sociedad con Juan Coronel Rivera, la Galería Kahlo-Coronel Arte Contemporáneo y Fotografía. Era una época en que la fotografía no estaba de moda. ¿Sigue siendo México un país de grandes fotógrafos?

México es un país de grandes fotógrafos, desde Manuel y Lola Álvarez Bravo, Graciela Iturbide, entre otros muchos que han dado a conocer la fotografía mexicana a nivel internacional. México también ha sido una inspiración para los fotógrafos que han llegado a nutrir su creatividad como Edward Weston y Tina Modotti, Cartier Bresson y cineastas como Sergei Eisenstein, por mencionar a los más conocidos. Otros, como es el caso de Guillermo Kahlo, quien se formó en México como fotógrafo, y Mariana Yampolsky, se fascinaron con el país nacionalizándose mexicanos, vivieron en México y crearon sus obras aquí. En la época en que yo dirigía la Galería Kahlo-Coronel, particularmente, no existía el coleccionismo de fotografía en México; los clientes eran extranjeros, básicamente de Estados Unidos y Europa, y buscaban obras de los fotógrafos reconocidos entonces.  En la actualidad, esto ha cambiado un poco y sigue habiendo mucho interés por la fotografía mexicana. No sólo por extranjeros, sino también por coleccionistas mexicanos. Sobre todo, se han generado nuevas publicaciones y espacios de exhibición para fotógrafos de todas las generaciones y tendencias.

Además de tu interés por la arquitectura eres una amante de la música. Y yo recuerdo aquella exposición sobre el danzón por el que obtuviste el Premio Nacional a la Preservación y Difusión del Danzón Rosa Abdala Gómez. ¿Cuál es el hilo conductor de tu obra?

Mi interés por el danzón se lo debo a mi amigo Julio Galindo, que organizó una exposición de retratos en platino titulada Retratos del Danzón. Para esta exhibición nos convocó a seis fotógrafos para ir cada sábado a la Plaza de la Ciudadela a fotografiar a la comunidad de danzoneros que asisten cada semana. El proyecto culminó al año siguiente con la exposición colectiva programada. Sin embargo, para mí fue importante continuar fotografiando los distintos aspectos del ritual que implica este baile, por lo que continué fotografiando durante seis años más. A partir de mi exposición personal titulada Tiempo de Danzón, que se presentó en la Sala de Exposiciones del Aeropuerto Internacional de la CDMX y en la Galería Yuriko Yamamoto de Madrid, me fue otorgado el Premio Nacional a la Preservación y Difusión del Danzón y desde entonces fue la comunidad de danzoneros quienes me localizaban para invitarme a fotografiar y a exhibir mi trabajo en los distintos festivales organizados en Veracruz, Querétaro, Reynosa y Oaxaca, entre otras ciudades de la República Mexicana.

Seamos optimistas y pensemos que algún día se acabará esta pesadilla. ¿Qué es lo primero que harás cuando termine todo esto?

Esta pregunta es la más difícil de responder. Hay muchas cosas que quisiera hacer cuando pase esta pesadilla, como bien dices… Extraño ir a un mercado tradicional mexicano, el de Coyoacán, por ejemplo… sin lugar a dudas sería una de mis primeras salidas, ir a ver frutas, verduras y flores con todo su esplendor, así como visitar a la gente hermosa que atiende los puestos. Lo siguiente sería apagar la computadora y el celular e invitar amigos y familia para compartir una comida llena de abrazos. Lo siguiente sería viajar y bailar. ¡Siempre acompañada de mi cámara!