En esta carta abierta, Bernardo Graue Toussaint le pide al presidente Andrés Manuel López Obrador serenidad y mesura en sus decisiones, y le recomienda buscar asesor que le diga las cosas como son, alejado de la adulación. “Ese coche llamado México NO ES SUYO y sólo podrá conducirlo durante seis años. Usted debe llevar a TODOS los pasajeros con prudencia y seguridad”, dice el ex diplomático y analista.

Por Bernardo Graue Toussaint.

 

Sr. Presidente López
Presente

En julio de 2018, una vez pasados los comicios presidenciales, escribí un artículo conminándole a la serenidad. Desde esa fecha y desde la toma de protesta del 1 de diciembre, usted ha llevado una FRENÉTICA actividad y tomado ERRÁTICAS DECISIONES, que han producido mucha confusión y desconfianza en el futuro de México. Hoy, le vuelvo a reiterar buena parte de aquél texto y le recomiendo nuevamente: SERÉNESE, PRESIDENTE, SERÉNESE

Le reitero que un buen gobernante debe contar con un Pepe Grillo. Es decir, un buen asesor autorizado para decirle al personaje de marras aquellos puntos de vista y opiniones que nadie de su círculo cercano se atrevería a pronunciar. En su caso, veo un entorno de aduladores que dificulta que usted conserve los pies en el suelo. SERÉNESEy búsquese un buen Pepe Grillo. LE URGE Y MUCHO.

Tal vez ese equipo de aduladores no le ha dicho que usted está construyendo el mismo camino del presidente Peña Nieto al inicio de su administración: elevar irresponsablemente las expectativas. Fue precisamente desde esa misma altura desde donde se desplomó el mexiquense. Su equipo seguramente no le ha dicho que, tal vez, sería mejor HABLAR POCO Y HACER MUCHO. SERÉNESE.

Usted nos ha inundado (en absurdas y agotadoras conferencias de prensa diarias) de sus personalísimas decisiones respecto de lo que será su personalísima administración. CALMÉSE, SE EQUIVOCA AL BUSCAR SER EL CENTRO DE TODA LA VIDA NACIONAL. NO LO ES, NI LO PRETENDA. LA MESURA AYUDA. CRÉAME Y SERÉNESE

Podemos entender su euforia después de tan apabullante victoria electoral, pero ello no implica que, ante cada idea u ocurrencia que anuncie el presidente de México, se le tenga que conceder un sí en automático, sin reparo en la legalidad de la propuesta; en su viabilidad; en la conveniencia o el costo-beneficio de determinadas decisiones. Le reiteró una vez más que ese coche llamado México NO ES SUYOy sólo podrá conducirlo durante seis años. Usted debe llevar a TODOS los pasajeros con prudencia y seguridad. No puede ni debe hacer lo que quiera con el coche. Tampoco se le puede permitir imprudencias que pongan en peligro a quienes vamos a bordo. Por más votos que haya tenido, no está autorizado para manejarlo “a su manera” o para dar gusto exclusivo a su clientela electoral. Sus 30 millones de votos, en un país de poco más de 120 millones de habitantes, le obliga a una consideración plural y democrática de sus decisiones. SERÉNESE, presidente.

Ganó la elección. Ya debe dejar atrás su retórica de opositor. Está usted obligado a ser una voz que hable, sin distinción, a TODOS los mexicanos. SERENE SU PALABRA y deje de dividir a los mexicanos entre “buenos” y “malos”.

Para todo lo que pretende y lo que promete a diario no hay recursos financieros suficientes. USTED LO SABE. Los ingresos petroleros han decaído y el mercado de los hidrocarburos no pasa por su mejor momento; la recaudación fiscal sigue siendo muy pobre; la economía global presenta riesgos a considerar, etc. A pesar de sus recortes; de los supuestos ahorros derivados del combate a la corrupción o del resultado de sus políticas de austeridad (algunas ilegales y otras absurdas), le aseguro, presidente López, que no le cuadrarán las cuentas. No hay dinero para todo lo que pretende. No hipoteque al país. MODERE SUS ANSIAS DE PROMETER Y DE EJERCER EL GASTO PÚBLICO. SERÉNSE.

México, Presidente López, padece mucho sufrimiento humano que se pudo haber evitado. MUCHO. Usted no puede liderar a una nación desde la trinchera del despropósito, de la ocurrencia o de la promesa falaz. Usted, que tanto ha prometido que será ejemplo de la nación, debe empezar por conducirse con serenidad, con templanza. En este periodo de tiempo, hemos visto todo lo contrario.

Por el bien de una nación que merece un buen destino, le reitero, una vez más: SERÉNESE, PRESIDENTE, SERÉNESE.

graue.cap@gmail.com