Una discusión motivó el homicidio del párroco de Puruándiro, José Alfredo López Guillén, ocurrido el 19 de septiembre de 2016. Los dos sospechosos del crimen han sido hallados culpables por homicidio calificado y robo calificado grave. En los próximos días se conocerá su pena.

 

LA PIEDAD, Michoacán.- La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) de Michoacán obtuvo fallo condenatorio contra dos personas de sexo masculino responsables del homicidio del sacerdote de Puruándiro, ocurrido el 19 de septiembre de 2016, según informó la propia dependencia.

El Tribunal de Enjuiciamiento resolvió en contra de los acusados Francisco J., y Vicente A., quienes de acuerdo a las pruebas presentadas por a Fiscalía Regional, el día de los hechos privaron de la vida al párroco de la comunidad de Janamuato, José Alfredo López Guillén.

Durante el desarrollo del juicio se logró acreditar que los acusados estuvieron conviviendo en la casa del religioso y tras sostener una discusión, maniataron al sacerdote con algunas prendas de vestir y lo envolvieron con una cobija para luego colocarlo en la cajuela de un vehículo Jetta, color blanco y propiedad de la víctima; unidad que fue sacada de la casa parroquial, así como una camioneta Chevrolet, tipo Tornado.

De igual forma, se comprobó que se apoderaron de varios objetos de valor y los subieron a uno de los vehículos, que fueron conducidos por cada uno de los sujetos y se retiraron del inmueble rumbo al municipio de Zináparo. Sin embargo, a la altura del predio conocido como El Guayabal, bajaron al sacerdote y lo privaron de la vida, ocasionándole cuatro heridas por proyectil de arma de fuego.

Derivado de estos hechos, la Fiscalía Regional realizó las respectivas investigaciones, solicitándose orden de aprehensión en contra de Francisco J., y Vicente A., quienes fueron presentados ante el órgano jurisdiccional.

Una vez que el Tribunal de Enjuiciamiento valoró las pruebas presentadas, resolvió fallo condenatorio en su contra, tras haberse acreditado su responsabilidad en los delitos de homicidio calificado y robo calificado grave. Será en próximos días cuando se celebre la audiencia de individualización de pena.

José Alfredo López Guillén, párroco de la comunidad de Juanamuato, en el municipio de Puruándiro (Michoacán).

Un caso que conmocionó a Michoacán

El 25 de septiembre de 2016, la Procuraduría de Michoacán y la Arquidiócesis de Morelia informaron del hallazgo del cuerpo sin vida del sacerdote José Alfredo López Guillén, quien había sido reportado como desaparecido una semana antes.

Su cadáver fue ubicado en un paraje del predio denominado Las Guayabas, en la zona de la carretera Puruándiro-Zináparo.

El propio Arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, había informado días antes que el párroco de Puruándiro estaba desaparecido desde el 19 de septiembre, día en que fue llevado por un grupo de personas que habían “saqueado” la casa parroquial de Juanamuato.

“De acuerdo con los resultados de la necropsia, la causa de muerte es por heridas producidas por proyectil de arma de fuego, con una rigidez cadavérica de aproximadamente 120 horas”, indicó la Procuraduría de Michoacán, en un comunicado.

La Procuraduría detalló que al entrevistar a diferentes personas, empleados y familiares, ninguno manifestó “haber notado alguna conducta diferente en el sacerdote ni en su entorno” en los días previos a la desaparición.

Y que ninguna persona relató haber recibido “alguna llamada relacionada con petición de dinero a cambio de la libertad del sacerdote”.

Dos hombres vinculados al Ejército, señalados por el crimen

Una discusión con dos hombres pertenecientes al Ejército mexicano fue lo que provocó que el sacerdote José Alfredo López Guillén fuera asesinado, informó el procurador de Michoacán, José Martín Godoy Castro.

De acuerdo con los informes, se trata de Vicente N. y Francisco N., quienes estaban destacamentos en Michoacán para labores contra la delincuencia.  El día del asesinato del clérigo, el pasado 19 de septiembre, se encontraban francos.

En rueda de prensa, el funcionario indicó que según las líneas de investigación el sacerdote fue contactado en redes sociales por el soldado Vicente N. y acordaron un encuentro. La cita fue en la casa parroquial de Janamuato, donde el militar llegó acompañado de Francisco N. El sacerdote estuvo conviviendo con ellos varias horas.

Por la noche, habría surgido una discusión tras la cual ambos militares sometieron al religioso, se apoderaron de dos vehículos que estaban en el inmueble y planearon deshacerse del cuerpo.

“Vicente y Francisco sometieron al sacerdote, a quien maniataron con unas prendas de vestir para luego envolverlo en una cobija y meterlo a la cajuela de un automóvil Jetta, propiedad de la víctima”, afirmó Godoy Castro en un mensaje ante los medios de comunicación.

El funcionario dijo que uno de los soldados condujo el auto y el otro se llevó la camioneta Tornado que estaba en la misma sede eclesiástica, para enseguida escapar.

Esa misma noche, según Godoy Castro, asesinaron al sacerdote disparándole cuatro balazos con un revólver; luego abandonaron el cuerpo a la orilla de la carretera Puruándiro-Zináparo, a unos kilómetros de Janamuato.

Aunque el Procurador evitó mencionar el oficio de los acusados, fuentes cercanas a la investigación confirmaron su vínculo con el Ejército y el contacto que habían establecido con el cura por medio de una cuenta que éste manejaba en Facebook con un nombre distinto.