El Basque Center on Cognition Brain and Language y otras 22 instituciones científicas investigan las posibles consecuencias del confinamiento en el desarrollo del lenguaje en los bebés.

Por Carmen González Rincón.

CEUTA, España.- El Basque Center on Cognition Brain and Language (BCBL) y otros 22 centros de diferentes nacionalidades han desarrollado un estudio con el fin de estudiar si este periodo de confinamiento puede afectar la incorporación de nuevas palabras en los niños, algo que ya había sido objeto de estudio de científicos como Noam Chomsky.

El lingüista estadounidense afirmaba que el lenguaje es una capacidad innata y que cualquier niño nace predispuesto a aprender un lenguaje. Chomsky propuso la existencia de un elemento innato al ser humano, Dispositivo de Adquisición del Lenguaje, que permite a los niños aprender su lengua materna. Este enfoque deja de lado el aprendizaje por exposición o imitación y basa el peso de la comunicación verbal en una Gramática Universal inherente al individuo.

El enfoque del norteamericano limita la importancia que el entorno pueda tener sobre la persona. Conocer el grado en el que el entorno y las relaciones sociales afectan a nuestro aprendizaje y desarrollo comunicativo atraviesa los límites de la psicología moderna pues supondría aislar a un bebé de cualquier relación humana.

No tan descabellada fue esta idea para Federico II Hohenstaufen, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que recluyó a 30 bebés recién nacidos. Federico buscaba conocer si la ausencia de influencia humana en estos pequeños condicionaba la aparición de su lenguaje. Pensaba que, en ausencia de estímulos, estos pequeños hablarían hebreo sin que nadie se lo hubiera enseñado. Su experimento resultó en la muerte de estos 30 niños.

Genie y el desarrollo del lenguaje

Víctima de un padre abusivo, Genie había pasado casi todos sus trece años de vida encadenada a un orinal y una cama en una pequeña habitación de su casa en California. Cuando huyó con su madre, trabajadores sociales y psicólogos encontraron a una niña que arañaba, ladraba y gimoteaba. Sin pudor y sin miramiento a ningún tipo de norma social se intentaba masturbar con cualquier objeto. Su condición física deplorable y su escaso desarrollo cognitivo indicaban las secuelas que el aislamiento social y el encierro habían dejado en ella.

El caso de Genie resultó de gran interés para los neurocientíficos, pues permitía aproximarse a una importante pregunta que la psicología lleva haciéndose desde los albores de esta ciencia: ¿existe un periodo crítico para el desarrollo del lenguaje?

Terapias educativas y psicológicas ayudaron a Genie a descubrir el mundo y poco a poco la joven ganó gran cantidad de vocabulario en la que era su desconocida lengua materna, el inglés. Además, aprendió a identificar las preguntas, saber cuándo se dirigían a ella o a intentar decir los objetos que más llamaban su atención.

Pero a pesar de los avances, apenas hablaba y cuando lo hacía resultaba en gritos agudos y cortos difíciles de entender. Junto a esto, llamó la atención que jamás pudo comprender la jerarquía de las palabras en las oraciones o la gramática que Noam Chomsky consideraba innata. Muchas frases que Genie intentaba elaborar carecían de sentido o lógica. Con el fin de indagar más, la niña fue sometida a pruebas neurológicas con el fin de saber si su cerebro se encontraba afectado.

De forma habitual, es el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro el que asume las competencias del lenguaje. Pero en Genie, no; fueron localizadas en el área derecha del órgano, consecuencia quizás del deterioro del área izquierda tras pasar el período crítico de aprendizaje.

Sin conclusiones rotundas por lo extremo del secuestro de la joven como entorno de estudio, los psicólogos que trataron con la joven llegaron a la conclusión de que sí desarrolló lenguaje después de tiempo de trabajo y terapia. Sin embargo, era un lenguaje limitado, plagado de inexactitudes y sin lógica o coherencia.

El estudio que plantea el BCBL permitirá conocer en tiempo real cómo se produce el desarrollo lingüístico de los bebés y qué factores poseen un impacto mayor en el aprendizaje de la lengua. Sin embargo, aún debemos esperar hasta varios meses después de que termine el confinamiento para conocer los resultados. Casos como el de Genie alumbran cierta luz sobre el funcionamiento de nuestra mente y de nuestro cerebro. Experiencias tan aterradoras demuestran que nuestra evolución individual y social no se puede producir sin la interacción con otras personas y con un entorno más amplio.