El grueso de los impuestos recaudados en España recae en los hogares, en los autónomos y en las pequeñas empresas, según sostiene el periodista Xavier Caño Tamayo. El autor de este análisis desmonta las exigencias del Círculo de Empresarios de reducir los impuestos a grandes grupos y de abaratar el despido.

Análisis de Xavier Caño Tamayo.

El Círculo de Empresarios acaba de proponer una reducción de impuestos a las empresas para reducir el desempleo y un despido más barato de trabajadores para relanzar la economía en España, las soluciones mágicas neoliberales de siempre. Visto el panorama laboral, cabe preguntar el sentido de una economía con buenos datos macroeconómicos si tanta gente no puede llevar una vida digna y decente por la persistencia del desempleo, la precarización general de los trabajos, la inseguridad laboral y salarios insuficientes.

La citada organización de empresarios se queja de que, en España, quienes más tienen y más atesoran pagan demasiados impuestos en comparación con otros países europeos. Resulta que no es así.

Hogares y trabajadores autónomos aportan el grueso de los impuestos a las arcas públicas. Los 80.000 millones de euros por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) – casi 12.000 millones más que en 2015 – se suman a 71.500 millones por el IVA y otros 20.400 millones por Impuestos Especiales sobre el tabaco, cerveza y bebidas alcohólicas para sumar un total de unos 170.000 millones.

Lo que aportan las empresas por sus beneficios suma una pizca más de 24.000 millones de euros, con un tratamiento fiscal desigual para las empresas según su tamaño. La presión fiscal a las familias triplica la presión fiscal de las grandes empresas multinacionales del Ibex 35.

La Agencia Tributaria ha publicado datos fiscales de 134 grupos empresariales españoles y de sus filiales en el mundo. En 2016, facturaron casi un billón de euros (934.408 millones) con unos beneficios netos de casi 92.000 millones de euros. Esos grupos pagaron unos 11.600 millones por beneficios, pero 27 grandes empresas que obtuvieron 25.000 millones de ganancias pagaron solo un 0,3% de tipo impositivo. Otras 16 empresas o grupos con beneficios de casi 20.000 millones pagaron un tipo del 5,8%, mientras que otras 22 con ganancias de 14.000 millones abonaron por impuestos un 13%. Según la Agencia Tributaria, hay una “gran dispersión” de tipos efectivos sobre beneficios. Una auténtica maraña, pero parece clara la falta de equidad y de homogeneidad en la distribución de carga fiscal en España. El tratamiento fiscal no es igual para todas las empresas, con grandes diferencias según el tamaño de las empresas, como desvela la Agencia Tributaria. La presión tributaria es mucho menor para los grupos empresariales que para las firmas que no forman parte de ningún grupo, y muy superior para las pymes y microempresas.

Desigualdad fiscal: pequeñas empresas

En el Impuesto de Sociedades, por ejemplo, hay grandes diferencias fiscales. Menor exigencia tributaria a los grupos empresariales, pero mucha más a las pymes y microempresas (con diez trabajadores o menos). Hay una brecha fiscal entre unas y otras y, cuanto mayores son las empresas, menos impuestos pagan. Según datos de 2017, las microempresas y las pymes pagan a Hacienda del 14% al 18% de sus beneficios, mientras que las grandes empresas (más de 250 empleados) solo aportan de media un 5,7% por beneficios. Pymes y microempresas con menor volumen de negocio y menos beneficios pagan más que las grandes empresas en proporción.

Los diversos impuestos que pagan los hogares son más que los que pagan las empresas. La mayor presión fiscal es la de los impuestos indirectos, que gravan el consumo, seguidos de los directos sobre la renta, que incluyen a los autónomos, como lo expone el último Informe Anual de Recaudación de la Agencia Tributaria. La aportación de la gente por el IRPF multiplica por tres lo que pagan los grandes grupos empresariales por el Impuesto de Sociedades. Además de que la presión fiscal del IVA sobre el consumo es un 15,2% que paga sobre todo la gente común, y al que cabe sumar el 25% de Impuestos Especiales sobre tabaco, cerveza y bebidas alcohólicas, aportados por particulares mayoritariamente.

Quizá estos motivos contribuyan a una recaudación fiscal en España menor que en Alemania, Francia, Suecia o Dinamarca. Al comparar impuestos españoles por beneficios con países de nuestro entorno se comprueba que aquí las grandes empresas, los bancos y las grandes fortunas pagan menos, mientras pymes y microempresas, con menor volumen de negocio y menos beneficios, pagan más que las grandes empresas.

Sin un sistema de impuestos progresivo y suficiente, no el actual claro, no hay distribución justa de la riqueza ni Estado del Bienestar que valga.