Andrés Manuel López Obrador parte como favorito en las presidenciales del domingo en México. Sin embargo, analistas y expertos no dan por segura su victoria. ¿Qué factores podrían cambiar el resultado final de las elecciones?

Más de 89 millones de mexicanos están llamados a las urnas este domingo para participar en las elecciones más complejas realizadas en la historia del país, por la cantidad de cargos a elegir y por el nivel récord de violencia que se ha registrado durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto y durante 90 días oficiales de campaña en los que han sido asesinados 133 políticos que aspiraban a cargos locales o regionales.

Además de decidir quién será el nuevo presidente de la República, los mexicanos renovarán a los 500 integrantes de la Cámara de Diputados y los 128 miembros del Senado. En paralelo, habrá elecciones locales en 30 de los 32 estados (excepto Baja California y Nayarit), se elegirá gobernador en nueve estados y al jefe de gobierno de la Ciudad de México. En total, más de 18 mil cargos públicos.

Los aspirantes a la presidencia cerraron sus respectivas campañas el miércoles. Los sondeos dan una clara ventaja al candidato izquierdista Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y de la coalición Juntos Haremos Historia, que concurre por tercera vez a unas presidenciales.

“Las preguntas ya no giran tanto en torno a si ganará o no, sino en qué hará o dejará de hacer si llega al poder. De ahí la importancia de saber si el AMLO de 2018 es igual al de 2006 o de 2012, cuando fue derrotado por el panista Felipe Calderón primero y por el priísta Enrique Peña Nieto después”, señala Carlos Malamud, analista del Real Instituto Elcano.

Este analista recuerda que la comparación con Hugo Chávez, de la que hicieron uso sus rivales, le restó un importante caudal de votos a López Obrador en las anteriores elecciones.  “En esta ocasión no fue suficiente”, añade Malamud.

Según el último sondeo publicado por el diario REFORMA, López Obrador tendría un 51% de las preferencias de voto. Son 24 puntos de ventaja sobre su siguiente competidor, el conservador Ricardo Anaya, líder del PAN y de la coalición Por México al Frente, quien obtendría 27% de los votos.

En tercer lugar, con 19% de los votos según el mismo sondeo, quedaría José Antonio Meade, candidato del partido en el poder, el PRI, y de la coalición Todos por México. Durante el gobierno de Peña Nieto ha fungido como secretario (equivalente a Ministro en España) de Relaciones Exteriores (2012-2015), Desarrollo Social (2015-2016) y Hacienda y Crédito Público (2016-2017).  En último lugar, se sitúa el independiente Jaime Rodríguez (3% en intención de votos).

¿Es segura la victoria de López Obrador?

Un reciente estudio del diario ‘El País’, basado en un promedio de encuestas, da un 92% de posibilidades de ganar a López Obrador. De acuerdo al mismo diario, además, el candidato izquierdista estaría cerca de obtener mayoría absoluta en el Congreso, lo que aumentaría de forma importante su opciones de implementar su programa electoral, con el que promete romper con las reformas efectuadas durante la administración Peña Nieto.

Sin embargo, el diario estadounidense ‘The Wall Street Journal’ señalaba esta semana las razones por las que podría ser derrotado por tercera vez. En un artículo firmado por la periodista Mary Anastasia O’Grady, el rotativo destaca que, según un reciente sondeo de Consulta Mitofsky, 21.5% de los mexicanos se muestran aún indecisos.

Recuerda que las encuestas ya fallaron con Trump, el Brexit o el referéndum sobre la paz con las FARC en Colombia. Además, subraya que hay un amplio sector de la población mexicana que se opone al líder de MORENA, que se ha granjeado una “reputación de mal perdedor en las dos últimas elecciones”.

Un cambio de sentido del voto a última hora de los detractores de López Obrador en favor de Anaya podría cambiar mucho el resultado de las elecciones.

“La derrota de López Obrador no puede descartarse”, afirma O’Grady.

Claves

Para Sergio Aguayo, académico del Colegio de México, la victoria de López Obrador tampoco puede darse por segura y dependerá, entre otros factores, de la magnitud de la compra de votos y de la influencia del crimen organizado sobre la población que vive en zonas controladas por los cárteles del narcotráfico.

“La compra y la coacción del voto es una práctica habitual. En México hace falta mucho dinero para las campañas porque hay que comprar el voto de los pobres. Es un asunto al que la autoridad electoral nunca ha querido dedicar la atención necesaria. Hay compra de votos, pero no sabemos exactamente la magnitud”, indicó Aguayo durante una conferencia en el CIDOB de Barcelona el pasado mes de marzo.

El analista del diario REFORMA y Canal Once, entre otros medios, destacó que 38 millones de electores irán a votar en regiones donde el crimen organizado ha creado un Estado paralelo.

“La duda es hacia dónde va a inclinar el voto el capo de cada ciudad”.

Según un estudio elaborado por la firma Data PM, patrocinada por la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, nueve millones de mexicanos han vendido su voto durante la actual campaña electoral. Es decir, un 10.2% del total de los electores habría aceptado algún regalo, dádiva, servicio, favor o trabajo a cambio de su sufragio.

Nueve millones aceptaron y otros quince millones de mexicanos rechazaron las ofertas de los partidos políticos, que ofrecieron en promedio 500 pesos a cambio del voto.

Siempre según este estudio (efectuado sobre una muestra de mil 253 ciudadanos y con un margen de error de 2.9%), la coalición Todos Por México (PRI, Panal y Partido Verde) ofreció sobornos a 5,3 millones de votantes elegibles; la coalición Por México al Frente (PAN, PRD Y MC) a 4,9 millones; y la alianza Juntos Haremos Historia de López Obrador, habría realizado 600.000 ofertas por votos.

Violencia y economía

La campaña electoral ha girado en torno a la inseguridad, la corrupción, la economía y las relaciones con Estados Unidos, que son también las principales preocupaciones de los mexicanos, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

La inseguridad durante el sexenio más violento de la historia de México, con más de 108 mil personas asesinadas bajo la administración Peña Nieto, se ha visto acentuada durante la campaña con el asesinato de 133 políticos en los últimos 90 días, la mayoría de ellos candidatos a alcaldías o diputaciones regionales.

“Llevamos un promedio de un candidato asesinado cada cuatro o cinco días. Eso es un nivel de violencia absolutamente inaceptable en un proceso electoral”, señaló el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, durante una reciente visita a Madrid.

El hartazgo ciudadano con la falta de resultados del gobierno de Peña Nieto contra el crimen organizado y las reformas económicas llevadas a cabo por su gobierno parecen haber orientado el voto hacia la izquierda y López Obrador.

La economía creció en promedio 2.6% durante los últimos seis años, lejos del 5-6% que la Administración Peña Nieto prometió con sus reformas estructurales para modernizar el país. Estas fueron apoyadas en el llamado “Pacto por México” por el PAN y el PRD, partidos coaligados ahora con Anaya como candidato.

“López Obrador sabe que ésta es su última oportunidad. Por eso moderó su lenguaje y llegó a una serie de acuerdos en otro momento impensables”, indica Carlos Malamud, en referencia a su acuerdo de coalición con el grupo de corte evangélico Partido Encuentro Social.

“También se aproximó a un grupo de empresarios regiomontanos que le dio una cierta capa de respetabilidad frente a las acusaciones de antisistema o a su intento de revertir las principales reformas del ‘Pacto por México’ de Peña Nieto (como la reforma energética) o su negativa a seguir adelante con la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México”, añade el analista del Real Instituto ElCano.

Para Malamud, lo más importante es saber qué ocurrirá con López Obrador si llega a Los Pinos. “¿Seguirá adelante con sus planes reformistas o se adaptará a las reglas de sistema mexicano?”.