La mascarilla fabricada con el nuevo material de polipropileno a partir de botellas, bolsas y otros desechos de plástico presenta un mayor nivel de protección.

MADRID, España.- La adopción del reciclaje como técnica principal en la producción de prendas ya es un hecho. Desde hace mucho tiempo, en la industria se utiliza plástico reciclado para crear fibras textiles que son compatibles con la moda y el diseño.

Como prueba de ello, existen distintas creaciones que van desde abrigos para el invierno hasta bañadores cortos de verano diseñados para hombres y mujeres. Y en un contexto de pandemia, no podían faltar las mascarillas quirúrgicas (MQ) fabricadas con botellas de plástico y otros materiales descartables.

En España, un equipo de investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón), del Instituto de Carboquímica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragón (INMA) crearon un nuevo material a partir de bolsas, botellas y otros productos plásticos desechados para sustituir el polipropileno, un termoplástico empleado en diversos productos, como el equipo de laboratorio y las mascarillas quirúrgicas.

El proyecto del equipo de investigadores de Aragón ha logrado desarrollar medios filtrantes basados en microfibras y nanofibras electro hiladas en tereftalato de polietileno (PET), extraído de los residuos plásticos que, además, pueden reciclarse para elaborar nuevas mascarillas. Por tanto, cumplen un papel muy importante en la reducción del impacto medioambiental que está ocasionando el uso obligatorio de estos accesorios y adoptar los principios de la economía circular.

Respecto al nivel de protección, se conoce que las mascarillas quirúrgicas convencionales son resistentes a los fluidos y pueden protegernos contra salpicaduras de fluidos corporales y demás gotas grandes. Pero en el caso de las mascarillas hechas de plástico reciclado, el tejido basado en PET presenta un mejor comportamiento en la retención de partículas, tanto finas como gruesas.

Esto significa que presentan una eficiencia de retención superior al 98 % ante partículas de entre 0,5 y 3 micras y del 100 % para partículas de 3 micras y superiores. La combinación de diferentes tamaños de nanofibra y microfibra posibilita crear distintos productos filtrantes de un amplio espectro de eficiencias, desde mascarillas quirúrgicas, hasta las FFP1, FFP2 y FFP3.

El Gobierno de Aragón destacó que, independientemente de su capacidad filtrante para evitar los nuevos contagios, estas nuevas mascarillas generarían menos residuos generados por la pandemia puesto que cada mascarilla se cataloga como no reutilizable y tiene una vida útil de entre cuatro y seis horas como máximo, siempre y cuando no esté mojada o sucia.

A nivel mundial, se utilizan aproximadamente 129.000 millones de mascarillas y 65 mil millones de guantes mensualmente. Esto representa una gran preocupación ya que cada artículo tarda hasta 400 años en descomponerse.

Por tal motivo, el proyecto llevado a cabo en el ámbito universitario fue financiado por el IIS Aragón en el marco de la convocatoria intramural “Acción de apoyo del IIS Aragón Covid.19” de 2020 junto con la Universidad de Zaragoza.