Toledo
Desde cualquier balcón le veías,
un guardián cobrizo que levitaba sin prisa.
Su mestizaje combinaba con el diluvio del cielo y hacia que por sus tejados resbalaran sueños.
Ese horizonte eran olas de barro
que se rompían a media noche en mil piezas de tierra sobre sus azoteas.
Aracely Lugo Melendrez
Junio 2019