“Un tiempo y un lugar en el que la esperanza se convirtió en miedo”. Con estas palabras se invita al visitante a recorrer la historia de uno de los lugares donde ocurrieron algunas de las mayores atrocidades de la historia de la humanidad: Auschwitz.

Con la exposición Auschwitz, no hace mucho, no muy lejos, que permanecerá en Madrid hasta el 7 de octubre de 2018, el Centro de Exposiciones Arte Canal acerca al público más de 600 piezas originales del campo de concentración nazi. Madrid es el primero de sus 14 destinos programados por países de toda Europa y Estados Unidos.

Esta exposición incluye objetos encontrados en el campo, muchos de ellos expuestos por primera vez. Mapas, postes de hormigón, obras de arte y páginas del New York Times que hablan de las acciones atroces que llevaban a cabo los nazis en Auschwitz.

Ha sido creada por Musealia en colaboración con el Museo Estatal de Auschwitz Birkenau y más de una veintena de reputadas instituciones internacionales, coleccionistas privados e, incluso, supervivientes de la Shoah. que en  hebreo significa la catástrofe.

La localidad polaca de Oświęcim, renombrada por los nazis como Auschwitz, era un cruce de caminos entre las fronteras de Austria, Alemania y Rusia, pero terminó convirtiéndose en el mayor campo de exterminio del Holocausto. Se asesinaron en este campo a más personas que en cualquier otro, más de un millón.

Objetos que cuentan horrores

La exposición ofrece un recorrido histórico que parte de las ruedas del tren que llevó a miles de personas a la muerte hasta el Auschwitz actual, convertido en museo dedicado a la memoria de las víctimas.

Se exhiben objetos originales que encogen el alma al pasar delante de ellos y oír su historia a través de la audioguía: barracones, uniformes de prisioneros reales o testimonios en vídeo de los supervivientes.

Muchos eran muy pequeños cuando los separaron de sus padres y cuentan entre lágrimas lo duro y traumático que resultó aquel momento. Varios de estos objetos no tienen propietarios conocidos; la cantidad de personas asesinadas en el campo hace muy difícil identificar a los propietarios, si sobrevivieron o acabaron con su vida nada más bajar del tren.

Es el caso de una zapatilla que se muestra al principio de la exposición y que sólo es un ejemplo de las miles que encontraron los soldados rusos al llegar a Aushwitz, símbolo del horror en que se había convertido el lugar.

La visita sirve para romper mitos sobre el Holocausto, también conocido en hebreo como Shoá, “la Catástrofe”. Los datos sobre el supuesto rescate de Aushwitz demuestran que muchos gobiernos conocían los actos atroces que sucedían en el campo y sin embargo no se organizó ninguna operación de rescate. La ciudad fue liberada como un punto más para el avance del ejército ruso hacia Berlín. Los nazis huyeron el día antes de la “salvación”, el 27 de enero de 1945, llevándose a 10.000 prisioneros. Sólo 7.000 quedaron el campo y fueron rescatados.

Antecedentes de “La Catástrofe”

La muestra también guía al espectador por los precedentes y acontecimientos claves para entender el Holocausto, como la creciente tendencia antisemita que se extendía por Europa a principios de siglo. Algo que se aprecia en objetos como el juego de mesa antisemita Juden Raus “judíos fuera”, en el que el jugador tenía que atrapar y encerrar figuritas que representaban judíos.

Sorprendentemente no se trataba de un juego al que obligara a jugar el gobierno alemán, ni que se usara como propaganda antisemita. En esta zona de la exposición los objetos sumergen al asistente en el sinsentido de la ideología racial nazi y permiten ser testigo de cómo el fanatismo se convirtió en realidad.

La ambientación, las indicaciones y la realidad tan escalofriante que refleja este lugar pueden convertir esta visita en una experiencia bastante dura. El rigor histórico y el cuidado con el que se presenta el recorrido no hacen más que introducirnos en un mundo frío y salvaje en el que prácticamente se puede palpar lo peor de la naturaleza humana.

Cuando uno abandona el lugar puede llegar a convencerse de que las palabras que había al principio de la muestra eran ciertas y se puede “abandonar toda esperanza”. Pero, como dice la cita una de las supervivientes, si no lo mostramos, ¿cómo vamos a saber de ello y cómo sabemos que no volverá a ocurrir?


Imágenes: Auschwitz Exhibition