A más de dos años de la muerte del escritor mexicano, sale a la luz Micropedia, una compilación de cuatro libros de cuentos, el último de ellos desconocido hasta ahora. Cinco amigos, entre ellos Jorge Volpi, lo homenajearon esta semana en el Instituto Cervantes de Madrid.

 

MADRID, España.– La obra del escritor mexicano Ignacio Padilla (1968-2016) parecía completa: 11 cuentos, 6 novelas, 11 ensayos y 5 libros infantiles. Pero un accidente de coche en agosto de 2016 que provocó su muerte truncó su proyecto más ambicioso, la Micropedia.

Su compilación y publicación fueron llevadas a cabo por quien fue su amigo y compañero de creación, su gemelo literario y albacea, Jorge Volpi (1968). Entre ellos existía una enorme complicidad, los límites de sus propias identidades parecían a veces desvanecerse. “En ocasiones contábamos chistes y ya no sabíamos a quién se le habían ocurrido”, relata entre risas Volpi.

Para él, se trata no solo de la obra maestra de Nacho Padilla, “sino de uno de los proyectos de narración breve más ambiciosos”, afirma en un esfuerzo por tomar distancia del amigo con quien convivió más de 30 años.

En esta obra, compuesta por 54 relatos repartidos en cuatro volúmenes habitan “monstruos y bestias, autómatas y androides, soldados desmemoriados, incluso animales imposibles”, detalla el editor de la obra, Juan Casamayor, de Páginas de Espuma.

Nacho dedicó a esta obra más de 20 años de trabajo. Tres de los cuatro libros que lo componen (Las antípodas y el sigloLos reflejos y la escarcha, El androide y las quimeras,) habían sido publicados en años anteriores pero faltaba el último: Lo volátil y las fauces. Padilla, que recibió 16 premios nacionales e internacionales a lo largos de su vida, siempre había imaginado una cajita con las cuatro obras. 

Para ello, Volpi tuvo que zambullirse en su ordenador y en sus libretas. “Había que rastrear para ver las versiones definitivas pero en realidad el libro estaba terminado”, precisa su amigo, Premio Alfaguara de Novela 2018 por Una novela Criminal.

Jorge Volpi, durante el homenaje a Ignacio Padilla. Foto: Augusto Almoguera, Instituto Cervantes

Nacho Padilla vivía su vida como un cuento. Tenía una “capacidad confabulatoria inaudita”, la ficción traspasaba los límites de su imaginación y permeaba su propia vida. “Tenía la propensión a decir lo que nosotros llamábamos ‘datos nachito’ ”, cuenta con humor Volpi. Lo mismo recitaba de memoria fragmentos del Quijote, que narraba cómo había sido amenazado de muerte en Swazilandia.

En 1996, Padilla, Volpi y Eloy Urroz fundaron, junto a Pedro Ángel Palou y Ricardo Chávez Castañeda, el movimiento literario Crack. Para Padilla, era una actitud, para Ángel Palou, era mucho peor que el amor, según la académica Ana Pellicier. “Encontrar el crack, durante muchos años, fue encontrar la manera en la cual competir entre nosotros y, al mismo tiempo, con enorme generosidad”, explica Volpi, para quien la muerte de Padilla, supuso la muerte de este grupo, cuya amistad trascendió el universo de los libros.


Jorge Volpi: “Hay dos grandes retos: la violencia y la desigualdad. En temas de desigualdad, López Obrador está empezando a tomar buenas medidas y en seguridad no tanto, pero hay que dar espacio a ver cómo continúa su gobierno”.