A escasos metros de la plaza de España madrileña se encuentra el Palacio de Liria, oculto al viandante y residencia actual de los duques de Alba, una de las familias aristocráticas españolas con mayor renombre. “El mejor palacio de Madrid, con permiso del Real, bien merece una visita”, afirma el autor de este artículo.

MADRID, España.- La capital de España ha experimentado, desde hace un tiempo, una progresiva puesta en valor de su patrimonio monumental. No sólo se ha producido por cuenta de las instituciones oficiales, sino también por la suma de la iniciativa privada a este resurgimiento. Muestra evidente de ello es la apertura a las visitas del Palacio de Liria, uno de los palacios más suntuosos de Madrid, sito en la calle de la Princesa, que atesora en su interior una de las mejores colecciones de arte privado que pueden verse en España.

Arquitectura neoclásica nobiliaria

Palacio de Liria

El Palacio de Liria data de la segunda mitad del siglo XVIII, época en la que el prestigio cultural francés, sobre todo desde la llegada de los Borbones a España, se imponía en el país. El edificio es de planta longitudinal, estrecho en su fondo, con dos fachadas similares, siguiendo el patrón de los edificios neoclásicos que se construían por entonces en el país vecino por parte de la nobleza.

Su disposición, además, no es la que podríamos encontrar de manera habitual en los palacios hispanos: planta cuadrada alrededor de un patio central y fachada principal hacia la calle, en un edifico en línea con los de su entorno. Más bien se ubica en el centro del solar, con sendos jardines a ambos lados de las fachadas, lo que lo aleja de los transeúntes y a la vez potencia su perspectiva.

En su historia particular el palacio vivió su momento más crítico durante la Guerra Civil, cuando el bombardeo al que se vio sometida Madrid por parte de los sublevados contra República hizo que el edificio ardiera, arruinándose las cubiertas pero manteniéndose en pie los muros. Pasada la contienda se pudo acometer su completa restauración, que le devolvió el actual esplendor del que ahora goza.

Una colección de arte que es historia de la pintura

El origen de la casa de Alba se remonta a la época tardomedieval. Desde muy pronto los Alba comenzarían a cobrar protagonismo en la política nacional, y paralelo a su influencia política fue el crecimiento de su patrimonio artístico.

Después de una historia secular son muchos los cuadros que se pueden observar en el interior del palacio. Del siglo XVI destacan los de Antonio Moro, Tiziano o El Greco; entre los de los artistas barrocos Rubens o el genial Velázquez enriquecen la colección, y ya del siglo XVIII son deslumbrantes los cuadros de Mengs o Goya. La lista de obras es ciertamente abrumadora, así que, a modo de ejemplo, podemos quedarnos con dos de ellas por su calidad y significado.

Una es el retrato conjunto del emperador Carlos V y su bella esposa, Isabel de Portugal, una copia realizada por Rubens a partir de un original de Tiziano, muestra de las relaciones de poder de los Alba con los reyes hispanos. Y la otra es posiblemente el cuadro más famoso del palacio: el retrato de la duquesa de Alba pintado por Francisco de Goya.

Una biblioteca testigo del poder de los Alba

No podemos cerrar este somero recorrido por el Palacio de Liria sin hablar de una sala ubicada junto a la entrada principal: la biblioteca, reconstruida en su estructura tras el incendio que asoló el edificio. Los ejemplares que alberga se cuentan por miles, libros, muchos de ellos, pero sobre documentos relacionados con la historia de España, en especial de la Edad Moderna.

De los libros de nuevo seleccionamos dos sobresalientes: uno manuscrito, la Biblia de Alba, una rara avis, traducción al castellano del texto bíblico realizada en el siglo XV, joya del arte sefardí, y otro impreso, una segunda edición de El Quijote. En cuanto a los documentos podemos quedarnos con dos textos manuscritos: el testamento del rey Fernando el Católico y una relación de los integrantes del segundo viaje a América de puño y letra del mismísimo Cristóbal Colón.

En definitiva, una visita al Palacio de Liria madrileño nos sumergirá en un entorno nobiliario privilegiado en el que disfrutar de grandes obras de la pintura y donde, a la postre, poder conocer algo más sobre la historia de España.