Este viernes, 21 de junio, se estrena en salas de diversas ciudades españolas ‘Esto no es Berlín’, una película autobiográfica del mexicano Hari Sama, que creció en la Ciudad de México y vivió su adolescencia en plena ‘movida mexicana’ de los años ‘80. Su permanencia en cines en las próximas semanas depende de su éxito taquillero en los primeros días de estreno.

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MADRID, España.- Salas de Madrid, Barcelona (cine y fecha por confirmar), SevillaMálaga, Bilbao y otras ciudades españolas proyectarán ‘Esto no es Berlín’ a partir de este viernes, 21 de junio, cuando se produce su estreno a nivel mundial. El mexicano Hari Sama dirige esta película a la que califica de ‘autobiográfica’ aunque en el guion también participan Rodrigo Ordóñez y Max Zunino.

Salas en España donde ver ‘Esto no es Berlín’

‘Esto no es Berlín’: la película

El director se muestra satisfecho por el recibimiento de la película desde su estreno en el festival Sundance. A partir de ahí, críticos en Estados Unidos la han alabado y han llegado a afirmar que reinventó géneros del cine.

Sin pretenderlo, la comunidad LGTBI la ha tomado esta película como bandera en Estados Unidos.

Los cuatro premios obtenidos en el Festival de Málaga le abrió las puertas a las salas de cine en España, pero del éxito taquillero inmediato dependerá su permanencia en la cartelera.

El hombre de 52 años, aún con vestigios de sus años underground en los anillos que lleva y en su forma elegante pero indefinida de vestir, compartió con su entorno el autoritarismo de unos padres que inspiraban un miedo que impedía un acercamiento y una relación cercana.

Hari Sama en el Círculo de Bellas Artes. Foto: Carlos Miguélez Monroy

Estos chicos vienen de familias muy conservadoras. No hay un diálogo posible horizontal. Crecí en la calle porque no había una relación real con los padres.

Quizá con las drogas que tenían al alcance con lo que conseguían en las farmacias rompían la desconexión provocada por la barrera que había con las generaciones anteriores. Esa dureza trascendía las familias hasta insertarse en un autoritarismo político con exponentes como la policía judicial del ‘Negro Durazo’.

Sama define al reparto de la película, con figuras como Xabiani Ponce de León, José Antonio Toledano y Ximena Romo, y al equipo de producción, como una familia que se aplicó a fondo dos meses antes de la grabación en estudiar el contexto histórico y en trabajar en improvisaciones para el desarrollo de los personajes y de la película.

El Mundial de 1986 como ruido de fondo se contrapone al mundo de liberación sexual sin barreras que el joven protagonista descubre en sus primeras visitas a “El Azteca”, una discoteca underground que lo llevaría a descubrir un nuevo mundo.

Pasé de un mundo en blanco y negro a un mundo a color, con gente muy teatral. En los 80 se produjo una revolución de posmodernismo, de nihilismo. No había una idea de cambiar el mundo. Se había asumido que las vanguardias habían muerto.

Antes te vestías para provocar, y provocabas”, dice el director de la película al hablar de una sociedad nihilista que se servía de los símbolos de las ideologías del pasado reciente sólo como elemento estético en un gesto de decepción, de desaprobación y de provocación hacia las generaciones anteriores por la deriva de unos idealismos traicionados por la realidad.

Había una explosión creativa. La creatividad, la fiesta, las drogas, todo era una ‘revolución de hacer’. La política estaba en el hacer, no en los ideales. No había la idea de cambiar las cosas, pero las estábamos cambiando.

Más adelante llegarían fases de excesos que lo llevarían a clínicas de rehabilitación y a distintos procesos de terapia que le dieron al director unos conocimientos de psicología que le permiten hablar de conceptos como “constelaciones familiares”, además de ganar una capacidad de introspección en sus propios personajes. Con sus películas, Sama busca ponerse en una posición incómoda para conocerse mejor a sí mismo y a los demás. La imagen que le devuelve el espejo en el que se mira puede no gustarle, pero le permitirá sanar y crecer como persona.

El título hace referencia a una sensación de los jóvenes de la clase a la que pertenecía de que lo mejor de la cultura y de la vida ocurría fuera de México. En parte, la búsqueda de otro mundo en el subsuelo de la movida mexicana se sustentaba en ese malinchismo cultural, aunque también en el rechazo a las generaciones anteriores y a la falta de estructura en muchas familias con las que el director asegura haberse desenvuelto, muchas de ellas de clase media-alta y de círculos intelectuales y culturales arraigados.

Para el director, abordar la movida mexicana de los años ‘80 suponía una oportunidad de darle la dignidad que la sociedad le ha negado con su actitud de desprecio como algo residual, de ‘freaks’, a diferencia de lo que ocurrió en España en épocas casi paralelas. Gran parte de la juventud madrileña se abrazó a este movimiento en rechazo al autoritarismo y la rigidez social de la dictadura franquista y de la iglesia en años anteriores.

La banda sonora, a la que Sama destaca como uno de los logros más importantes de su película, transporta al espectador a esa época con canciones de Joy Division, Roxy Music, Devo, Clan of Xymox, Les Rita Mitsouco, Judas Priest, Justice y muchos más. Sobre esta época, Sama destaca el “momento creativo impresionante” que vive la Ciudad de México. Su película que se estrena en cines da muestra de ello.