Alemania se ha convertido en referente en la lucha contra el cambio climático al suprimir el uso de carbón, que genera el 37% de la electricidad del país. El uso de carbón barato y contaminante había impedido que la primera potencia económica de Europa cumpliera sus compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Análisis de Xavier Caño Tamayo.

MADRID, España.- Para suprimir el uso de carbón que genera el 37% de la electricidad de Alemania, el gobierno ha creado una comisión integrada por representantes de gobiernos regionales, industria, sindicatos y organizaciones ecologistas. Las conclusiones de esa comisión serán asumidas por el gobierno federal.

Alemania es el principal consumidor europeo de carbón y en su territorio hay siete de las diez centrales térmicas de producción de electricidad más contaminantes de toda la Unión Europea. La primera potencia económica de Europa se ha comprometido a reducir en 2020 un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a los niveles de 1990. El acuerdo para eliminar el carbón como combustible conlleva el compromiso de financiar con 40.000 millones de euros las regiones (lander) que conforman la República Federal y que la supresión del carbón no repercuta negativamente en la economía ni en el empleo.

Para empezar, la citada comisión ha de cerrar progresivamente todas las centrales térmicas de Alemania, proceso que finalizará en el año 2038 como máximo, pero las centrales más viejas deberán haber cerrado ya en 2022.

El Reino Unido, donde el carbón se ha sustituido por gas para producir electricidad, prevé el abandono total del carbón en 2025. Francia, el país que más utiliza la energía nuclear, en 2021 habrá prescindido completamente del carbón. Italia, por su parte, prescindirá del todo del carbón en 2025, aunque hay que señalar que la utilización de carbón por esos tres países para producir electricidad es muy inferior a la de Alemania.

Centrales de carbón en España y energía de combustibles fósiles en el mundo

En España aún funcionan 15 centrales que producen el 14% de la electricidad que se necesita y que emiten alrededor del 15% de gases de efecto invernadero. Nueve de esas 15 térmicas cerrarán en 2020 para cumplir las exigencias europeas de reducción de gases contaminantes. España además ha de proponer a la UE un plan de energía y clima que reduzca más los gases de efecto invernadero. Todas sus centrales de carbón de España deberán cerrar en los próximos diez años.

El 80% de la energía primaria que se consume en el mundo procede de la combustión de carbón, petróleo, gas o del tratamiento del uranio. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), la máxima autoridad internacional sobre efecto invernadero, argumenta que los seres humanos son los principales responsables del calentamiento global y que solo puede revertirse con la eliminación de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en 2100.

Los expertos señalan que, para alejar un cambio climático irreversible, la mayor parte de la electricidad mundial deberá ser producida en 2050 por fuentes de energía bajas en carbono.

El IPCC fue creado por la ONU en el año 1988 para documentar una opinión objetiva y científica sobre el cambio climático, exponer sus y buscar posibles respuestas. Miles de científicos han documentado, redactado y revisado hasta la fecha ocho informes sobre varios aspectos del cambio climático.

Frenar y revertir el cambio climático significa abrir varios frentes con el objetivo común de reducir la emisión de gases invernadero. Con una tasa de 0,33 euros por litro de queroseno se eliminarían 16 millones de toneladas de CO2 al tiempo que se recaudarían casi 27.000 millones de euros anuales sin que afectara al empleo ni al crecimiento de la economía, como expone un informe de la Comisión Europea de 2018. Los aviones producen la mayor emisión de gases de efecto invernadero por la utilización del queroseno como combustible.

Según explica el experto en transporte aéreo Bill Hemmings, los Estados miembro de la Unión Europea pueden gravar desde 2003 el queroseno con tasas en los vuelos en Europa. Sin embargo, más de veinte estados de la Unión Europea no ponen impuestos a la aviación, cuando en América del Norte, Oriente Medio y Asia el queroseno paga tasas o se le aplica el IVA.

Si se aplican impuestos al queroseno, los billetes en avión serán más costosos, habrá menos viajes y, por tanto, menos emisiones de gases contaminantes. Para Hemmings volar es la forma más rápida de freír el planeta y no gravar con un impuesto el queroseno aumenta los vuelos que a su vez aumentan las emisiones de los nocivos gases de efecto invernadero.

La Comisión Europea propone la mayor electrificación del transporte con el objetivo firme de llegar a prescindir del uso de combustibles fósiles en el transporte por carretera para reducir emisiones de efecto invernadero.

Además de reducir la utilización del queroseno, se plantea que la mayor parte de la electricidad mundial sea producida para 2050 por fuentes de energía bajas en carbono, que se consiga una mayor eficiencia energética y reducción progresiva de combustibles fósiles en la producción de electricidad, en el transporte y en la industria; implantar el uso de biocombustibles y bioetanoles de segunda generación, fomentar el uso de vehículos eléctricos, buscar una tecnología que permia capturar CO2 y almacenarlo geológicamente con costes inferiores a los actuales, plantar millones de árboles…

Abrir esos frentes y otros que reduzcan la emisión de gases de invernadero no es opción que pueda rechazarse, porque la alternativa es el desastre medioambiental en perjuicio de nuestra propia especie.