Siete mujeres son asesinadas cada día en México, según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, pero sólo un 25% de los casos son investigados como feminicidios. “¿No debería indignarnos más esto que la cancelación de un aeropuerto?”, cuestiona la periodista Laura Martínez Alarcón en este artículo. 

 

Por Laura Martínez Alarcón

En México, según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, siete mujeres son asesinadas cada día. Solo un 25 por ciento de los casos son investigados como feminicidios. ¿No debería de indignarnos más esto que la cancelación de un aeropuerto?

Y aún hay más. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública de nuestro país, en lo que va del año se han registrado 3 mil 905 feminicidios y reportado más de 10 mil abusos sexuales, más de 6 mil violaciones simples, más de mil 600 violaciones equiparadas, más de mil 600 denuncias de acoso sexual, más de 700 de hostigamiento sexual y 3 incestos.

Y, por si esto fuera poco, en México se tienen registradas más de 8 mil 500 mujeres desaparecidas. Esto debería calificarse como una vergüenza nacional de la que todos somos responsables.

Hay que aprender a decir las cosas por su nombre. El feminicidio no es un crimen pasional, como lo califican algunos medios de comunicación; tampoco es una situación que provocan las mujeres (“se lo buscó”, dicen algunos), ni estamos hablando de un simple homicidio. Se trata de un fenómeno que adopta una forma continua de violencia sexual y donde prevalecen los actos violentos, así como el desequilibrio de poder entre hombres y mujeres en las esferas económica, política y social.

Para el Observatorio, los feminicidios “expresan situaciones extremas de violencia contra las mujeres y niñas. Son el extremo de un continuo de terror contra ellas, que incluye diversas formas de humillación, de abandono, de terror y la aceptación de que las mujeres y niñas mueran como resultado de actitudes misóginas y de prácticas sociales de desprecio, de maltrato físico y emocional, de hostigamiento, de abuso sexual, de incesto”.

¿Qué tal si este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, lo utilizamos para reflexionar e indignarnos un poquito más?