En su columna de esta semana, el analista y ex diplomático Bernardo Graue Toussaint habla del robo de combustible en México, orquestado por poderosas mafias, y critica la respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador, al que responsabiliza del grave desabasto.

Por Bernardo Graue Toussaint.

Espero que el presidente López empiece a darse cuenta de que sus conferencias de prensa mañanera no tienen los resultados comunicacionales que él creía. La pobreza de sus explicaciones, sus contradicciones diarias y las constantes correcciones a sus dichos y a los expresados por sus colaboradores merman diariamente su credibilidad frente a problemas puntuales.

Las premisas de diversos problemas nacionales pueden ser ciertas. Sin embargo, las conclusiones y acciones que se decidan pueden ser erráticas e incluso riesgosas.

Nadie pone en duda que el robo multimillonario de combustible en México es un serio problema. Tampoco nadie descarta la obligada acción del Estado frente a estos hechos delictivos. Nadie. Es sabido que estos hechos delictivos son un entramado del crimen organizado que, como su nombre lo indica, está “organizado” y, muchas veces, su capacidad organizativa supera a la de las autoridades encargadas de combatirlo. Además, no hay que desdeñar, porque es parte neurálgica de su sistema operativo, la capacidad financiera de estos grupos criminales para la repartición de dinero en efectivo en enormes sectores de la población que encuentran, en estas actividades ilícitas, buena parte de la solución económica a sus penurias.

La protección social que adquieren los criminales -por la vía de la intimidación o la dependencia de los dineros que reparten- proporciona mucha efectividad a la acción criminal. Además, la amplísima capacidad financiera de estas bandas, dado que el negocio les reporta enormes cantidades de dinero en efectivo, permite una inmensa red de corrupción multinivel en PEMEX y su sindicato, en diversos cuerpos policiacos, en autoridades estatales y municipales, en empresas y particulares dispuestos a adquirir combustible barato para sus operaciones, en concesionarios de gasolineras que compran combustible con mayores márgenes de ganancia, y un largo etcétera.

Estamos frente a una actividad criminal orquestada en la que participan MILES y MILES de mexicanos (que implica a líderes criminales y sus gatilleros; a importantes grupos sociales en diversas regiones del país; a grandes consumidores de hidrocarburos, así como funcionarios de diversos niveles de gobierno implicados) y en la que transitan cantidades de dinero inimaginables.

Frente a un fenómeno de la magnitud antes mencionada, las explicaciones y acciones decididas por el Presidente López dejan todo que desear. Decidir “cerrar los ductos” como medida simple para solucionar el problema resulta pobre, por decir lo menos. Muestra una decisión tomada sobre las rodillas y que está esperando “a ver si produce el efecto deseado”.

El Presidente López se muestra inamovible frente a los efectos negativos de sus decisiones: DESABASTO, un grave desabasto de combustible a nivel nacional. Nos dice que “no dará un paso atrás”, como confesión tácita de que no está dispuesto a reconocer fallos graves en su “estrategia”. Y a cambio asume un valentón papel al declarar:

“No nos vamos a dar por vencidos, a ver quién se cansa primero. ¿Quieren jugar a las vencidas? No van a poder con la voluntad del pueblo de que se acabe de una vez y para siempre la corrupción y la impunidad. Basta de robos y de saqueos, vamos a poner orden. Cero corrupción y cero impunidad, me canso ganso”.

Todo parece indicar que el presidente López está dispuesto a demostrar, cueste lo que cueste, que su Ganso es incansable. Yo le llamaría enfermiza terquedad. Lo que el mandatario tal vez no calcula bien es el cansancio de una población frente a este tipo de coyunturas que, mal resueltas, pueden producir efectos graves en el ánimo nacional, en la economía y en la estabilidad social.

Estamos frente a un complejísimo problema que requiere mucho más que conferencias de prensa mañaneras, dichos valentones y gansos incansables.

graue.cap@gmail.com