Se avecina una nueva crisis mundial provocada por los elevados niveles de deuda pública y privada y por el frenazo económico que sufrirá Estados Unidos por mucho que se diga que su economía “va bien”, según Xavier Caño Tamayo. “La mal llamada crisis, en realidad una estafa financiera que devino apropiación indebida e incluso robo, aún colea”, sostiene el periodista.

Por Xavier Caño Tamayo.

Según el Banco Central Europeo (BCE), el crecimiento perderá fuelle en el mundo este año 2019 por la retirada de las ayudas de los bancos centrales, más lo que pueda influir el Brexit y el impacto negativo de las luchas comerciales entre Estados Unidos y China. El crecimiento mundial del PIB real, excluida la eurozona, se reducirá al 3,5% en 2019. Sin embargo, el BCE mantiene que la economía se estabilizará en los dos años siguientes, pero advierte de que un aumento de disputas comerciales frenará peligrosamente el crecimiento global.

Por su parte, últimos datos y encuestas recientes en la eurozona indican que el crecimiento será más débil de lo previsto. Pero Estados Unidos va bien, dicen los convencidos del sistema, aunque según el economista Michael Roberts, la supuesta bonanza económica estadounidense llega a su fin. Según Gavyn Davies, analista del Financial Times, los inversores están cada vez más preocupados por el riesgo de una nueva recesión económica mundial. Para explicar ese temor, Davies apunta que el crecimiento económico mundial ha pasado del 5% en 2017 a sólo el 3% en 2018. China se desacelera y Europa se desacelera. Aunque Estados Unidos parece aguantar y tiene buenas cifras, ¿de qué sirve esa economía activa que genera riqueza si en ese país hay más de 40 millones de pobres? Según Mark Price, investigador del Economic Policy Institute de Washington, la desigualdad en Estados Unidos va en aumento; los ingresos del 1% más rico se han duplicado en los últimos 30 años, los salarios no han subido al ritmo del crecimiento económico y con el salario mínimo actual un trabajador no puede comprar lo que adquiría sin problema hace medio siglo.

Pobres de verdad en Estados Unidos

De los 40 millones de pobres en Estados Unidos que tan bien va, casi 19 millones sufren pobreza extrema y algo más de 6 millones soportan una insultante pobreza como la del llamado Tercer Mundo en los años setenta del siglo pasado. Así lo denuncia Philip Alston, relator de la ONU sobre pobreza extrema y derechos humanos en un informe realizado tras una investigación por todo el país a finales de 2017.

Que haya pobreza extrema en un país rico como Estados Unidos es una decisión política de quienes tienen el poder. Con voluntad política la pobreza sería eliminada muy fácilmente”, explica Alston.

Analistas como Gavyn Davies y John Mauldin consideran que Estados Unidos reducirá su crecimiento en los próximos dos años, aunque, como creen que el capitalismo es el mejor sistema posible, confían en que esa desaceleración se compensará con la recuperación del crecimiento en China, Japón y la eurozona. Tal vez sea así con una novena a santa Rita. Aunque, en honor a la verdad, Mauldin reconoce que, cuando termine el crecimiento económico, la recesión afectará a millones de personas.

¿Y por qué habrá recesión? Sencillo. Por la deuda global que no deja de crecer y por su coste. Y porque la minoría que detenta el poder económico no tiene la menor voluntad de que haya algún reparto más justo de la riqueza.

Ni pagar deudas ni crecer

El analista británico Michael Roberts recuerda que un alto nivel de deuda desencadenó la crisis de 2008 y probablemente la deuda desencadenará la próxima recesión. Roberts destaca además que, contra lo que pretenden los neoliberales, la deuda privada es mucho más peligrosa para provocar una recesión que la deuda pública e insiste en que la deuda de hogares y empresas aumenta en muchos países a demasiada velocidad.  Además, según el Banco de Pagos Internacional, el volumen de la actual deuda privada provoca que muchas empresas no obtengan beneficios suficientes para pagar los intereses de su deuda. No pueden invertir y no pueden crecer. En Estados Unidos, que dicen va tan bien por ejemplo, parte del crecimiento (2,1%) son bienes que no se venden, acumulados en almacenes, y que no generan ganancias.

La mal llamada crisis, en realidad una estafa financiera que devino apropiación indebida e incluso robo, aún colea. También en Estados Unidos, que dicen que va tan bien, donde ya hemos contado cuanta pobreza y desigualdad soporta el país más rico del orbe. O en el reino de España, donde, diez años después del estallido de la crisis, aún no se ha podido recuperar la tercera parte del empleo que se destruyó entonces. Y eso sin meternos en honduras de calidad de empleos y salarios. Tal vez eso explique que, con una tasa de paro juvenil de casi el 30%, más de dos millones de jóvenes vivan hoy en situación de pobreza. Casi dos millones sufren pobreza y 600.000 pobreza severa. Solo la solidaridad de las familias, en la que cabe destacar que cientos de miles viven de la pensión del abuelo o abuela, evita una catástrofe general.

Las cifras macro de la economía pueden decir lo que les dé la gana, pero lo que interesa es que la gente, la inmensa mayoría de la gente viva con dignidad. Lo demás son cuentos chinos o brindis al sol. La cruda realidad es que hoy estamos más lejos de ese objetivo. Amenaza de nuevo la recesión y por eso la ciudadanía ha de reaccionar.