Comuneros de este municipio indígena  cerraron el pueblo y mantienen  retenido al alcalde, Gabriel Anducho Campoverde así como el síndico municipal Adolfo Chávez y un número indeterminado de funcionarios, incluidos regidores, para exigir la presentación con vida de tres jóvenes secuestrados desde el mes pasado por un grupo armado.

Nuevo San Juan Parangaricutíro, Michoacán.- Otros grupos, protestan en las afueras de la casa del corregidor,  otros en Palacio municipal y otros, armados y encapuchados el cierre de los accesos principales a esta comunidad, donde se venera la Imagen del Señor de los Milagros.

Las manifestaciones de protesta incluyen críticas hacia la Procuraduría General de Justicia en el Estado (PGJE). La unidad antisecuestros, presuntamente, no tenía avances en las investigaciones tras la denuncia presentada por los familiares de los jóvenes, quienes se desempeñaban como trabajadores de la construcción al momento de haber sido privados de su libertad.

“Son totalmente ajenos a los conflictos que pudieran haber aquí en la comunidad; son jóvenes trabajadores y dedicados a sus hogares”, señaló uno de los familiares que participaba en esta nueva jornada de protestas, la cual advirtieron podría extenderse hacia algunas oficinas públicas de  Uruapan. Concretamente del gobierno estatal para aumentar la presión y se realice la presentación con vida de los jóvenes.

Entre los retenidos en la alcaldía están el presidente municipal,  tres mujeres; el Síndico Municipal y el Secretario del Ayuntamiento además de algunos directores de área y secretarias, entre otros servidores públicos, bajo la vigilancia de los familiares de los jóvenes plagiados. Mientras afuera de la alcaldía el cordón de protesta se complementaba con decenas de hombres y mujeres que improvisaron una especie de campamento tras colocar en la fachada del inmueble decenas de cartulinas con leyendas alusivas a su demanda.

La retención del edil no implica mantenerlo incomunicado lo que permitió que aceptara una entrevista y de entrada se dijo “preocupado porque se le pueda dar un seguimiento a este asunto que es doloroso para todo el pueblo no nada para los familiares porque no es el primer caso. Ha habido otras desapariciones temporales, pero esto ya es preocupante, ya son más de 15 días”.

“No sé cuánto más iremos a estar. El Fiscal se comprometió a que era cuestión de horas en que iba a actuar, pero las horas van corriendo y mantenemos la esperanza de que actúen de verdad para la liberación de los muchachos”, refirió el presidente municipal quien permanecía confinado en el salón de juntas del palacio municipal en tanto en el resto de oficinas lo acompañaban el resto de funcionarios quienes declinaron emitir declaraciones.

Ha tenido contacto vía telefónica con un asesor del titular de la PGJE, con el Fiscal de la región Uruapan, con el Director de Gobernación Víctor Lara, con el jefe de fiscales, con el coordinador regional de la Policía Michoacán y con mandos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) adscritos al 17 Batallón de Infantería así como la XXI zona militar. Todos ellos están sabidos de este  conflicto y esperamos que actúen”.

La Comunidad Indígena de Nuevo San Juan Parangaricutíro se puede entender como una densa red de relaciones económicas que vincula a los comuneros entre sí.

La organización comunal ha levantado en estos últimos 20 años un conglomerado de empresas comunales y negocios subsidiarios, a tal modo extendido en la población local, que la mayoría de los comuneros están de uno y otro modo vinculados en la economía del consorcio comunal: como trabajadores asalariados o a destajo, como prestadores de servicios o como deudores crediticios.

Si bien en la comunidad de Nuevo San Juan ya se ha formado un credo identitario que promueve la idea de que los individuos están agregados a la comunidad por un vínculo de naturaleza primordial; en la realidad práctica esa pertenencia parece estar dada, más bien, por su participación en la red de transacciones de interés y apoyo mutuo exclusiva de los miembros inscritos en la comunidad. Es decir, por un pragmático interés económico.

En términos más simplificados, la comunidad de Nuevo San Juan Nuevo se asemeja más a una “red cooperativista” que agrega a los individuos por su interés en el beneficio económico; que a una “comunidad de sangre” que les agrega por representarse dentro de una ascendencia filial común; ya sea parental o religiosa.

La columna vertebral de esta red económica es la empresa forestal comunal, cuyo funcionamiento involucra transacciones laborales entre gerencia y trabajadores; pero además involucra un conjunto muy amplio de otras transacciones periféricas entre grupos y subgrupos organizados al interior de la red comunal.

Es decir, transacciones entre la directiva y por ejemplo los comuneros posesionarios de predios forestales, o los comuneros dedicados a la extracción de resina del bosque; o los comuneros de la unión de transportistas de la comunidad, o los comuneros con talleres de aserrío familiar.

Esta red está compuesta de muchos y diversos negocios, algunos grandes  y otros pequeños. Algunos controlados directamente por la organización comunal (aserrío, fábrica de muebles, distribución de fertilizantes); otros por las diversas uniones  intracomunales especializadas en alguna labor o servicio (gasolineras, refaccionarías,  ecoturismo, proyectos de ganadería, cultivo, etc.); otros más para las familias comuneras (tienditas, taxis, huertas, cultivo, talleres). Este poblado es ejemplo de la integración de las  comunidades de los indígenas del mundo  y la han visitado especialistas forestales de USA, Canadá, Islandia, Alemania, países bajos y otros del orbe.