Como un grande de literatura en español y un mago discreto de las letras, escritores, personalidades de la cultura española y amigos recordaron al escritor mexicano Fernando del Paso y le rindieron un homenaje póstumo en Madrid que estuvo encabezado por el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero.

MADRID, España.- A una semana del fallecimiento del mexicano Fernando del Paso, escritores, personalidades de la cultura española, académicos y amigos, le rindieron tributo en Madrid y ensalzaron el valor literario del autor de ‘José Trigo’, ‘Palinuro de México’ o ‘Sin noticias del imperio’.

Un homenaje que tuvo lugar en la Casa de México en España y que estuvo encabezado por el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, quien definió al escritor mexicano como uno de los grandes de la literatura en español y anunció que el próximo 15 de enero el Instituto Cervantes, en colaboración con el Centro de Estudios Mexicanos de la UNAM en España, realizarán un gran evento con personalidades de la literatura latinoamericana y mexicana para estudiar y homenajear la obra del escritor mexicano, ganador del Premio Cervantes en 2015.

“En España Fernando del Paso era una persona muy querida porque es uno de los grandes de la literatura. Se puede hablar en pasado de muchas cosas, pero no de una literatura que ha aportado tanto en la novela, en la poesía y en el ensayo. Él recibió el Premio Cervantes en el 2015 y vamos a hacerle un homenaje próximamente para estudiar su narrativa y para disfrutar de su memoria”, señaló Luis García Montero en declaraciones a Espacio Méx.

García Montero comenzó su intervención en el homenaje a Del Paso leyendo el poema ‘El ingenioso hidalgo’ del poeta mexicano José Carlos Becerra. Versos que utilizó para recordar la camisa que Fernando del Paso dejó depositada en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes cuando acudió a Madrid en 2016 a recoger el mayor galardón de las letras en lengua española. Una camisa que había pertenecido a Becerra y que Del Paso vestía cuando sentía la necesidad de encontrar inspiración.

Por su parte, el escritor y periodista español Juan Cruz, describió a Del Paso como un “mago de la literatura discreto” a quien conoció en la década de los ‘70 en Londres, Reino Unido, cuando el escritor mexicano destacaba por su “voz cautivadora” como locutor en la versión española de la BBC.

“Al contrario de los grandes escritores latinoamericanos de la época, Fernando del Paso no buscaba la fama ni tenía cuidado por ella. Era un hombre muy cortés y educado, poco hablador, pero su complejidad literaria se quedó en mi alma de lector para siempre”, dijo Cruz, quien recordó que la primera vez que leyó ‘Palinuro de México’ lo hizo con la misma fascinación con la que devoró ‘Rayuela’ de Julio Cortázar.

Juan Cruz también recordó el cuidado por los detalles que Del Paso mostraba incluso a la hora de vestir “como una estrella del rock”, y rememoró la última vez que estuvo con él en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, en el año 2015, donde a pesar de tener la voz maltrecha y estar en silla de rueda por sus problemas de salud, se puso en pie y gritó: “Todos somos Ayotzinapa”.

“Era una figura que trascendió lo literario. Aquella frase en la FIL resonó como el eslogan de alguien que no olvida. Un hombre de humor y sonrisa invariable que siempre usaba la ironía”, recordó Cruz, uno de los literatos españoles que más amistad fraguó con Del Paso.

Durante el homenaje en la Casa de México en España, el escritor español Carlos García Gual situó ‘Sin noticias del Imperio’ como una de las 10 mejores novelas históricas del siglo XX por su estructura “poliédrica y polifacética”, y por la forma en la que Del Paso supo situar personajes y situaciones históricas como la muerte del emperador Maximiliano en Querétaro a través de una narrativa “laberíntica y barroca a la par que envolvente”.

Por su parte, el director del Centro de Estudios Mexicanos de la UNAM en España, Andrés Ordóñez, puso el momento más emotivo de la noche al evocar episodios de su vida que compartió con Del Paso en la década de los ’80 en Ciudad de México y Londres.

“Siempre tenía un momento para mí. Yo iba a buscarlo a la BBC y él bajaba a la cantina para estar conmigo, tomar un té con leche y un pan de nata que Fernando mojaba en el té ante la mirada perpleja de los británicos que nos rodeaban”, recordó Ordóñez, quien también se refirió a la faceta de académico de Del Paso.

 “Pese a su erdudición, Fernando nunca se las dio de profesor, del mismo modo que cuando llegó a París nunca se las dio como diplomático. Me da la sensación de que no estaba en su naturaleza ser lo que no era”, indicó Ordóñez.

“Creo que fundamentalmente Fernando del Paso fue un hombre digno. Profundamente amante de su patria, pero de la verdadera, no la de los héroes inflados por la historia oficial, bíblicamente capaces de sacrificar la vida de un hijo por la entelequia de la nación”, añadió el director del Centro de Estudios Mexicanos de la UNAM en España.

“En Fernando del Paso encontré la sencillez y la generosidad que a mis ojos embellece la humanidad”.