Los cuerpos oficiales del estado aún evitan el número 41, vinculado durante décadas a las personas homosexuales en México. El ejército nacional no tiene ninguna división, regimiento o batallón con ese número, al igual que la policía. El origen de esta asociación está en un escándalo  que involucraba al yerno de Porfirio Díaz y a familias de la aristocracia. Con el tiempo se ha convertido en punto de partida de la lucha por los derechos gays.

MADRID, España.- Este año, la Ciudad de México celebró por 41ª vez el Orgullo LGTBI en sus calles. El 41 tiene para esta comunidad en México un simbolismo especial, tradicionalmente asociado a ellos de forma peyorativa debido a lo que se conoce como “El Baile de los 41”.

Sesenta y ocho años antes de los Disturbios de Stonewall en Nueva York, considerados el comienzo de la lucha por los derechos de la comunidad LGTBI en el mundo, un escándalo sacudió a la sociedad de la Ciudad de México. La noche del 18 de noviembre de 1901 la policía detuvo a 42 hombres en una redada. Fueron acusados de bailar entre ellos y vestir con ropas de mujer.

El suceso fue objeto de escándalo por toda la ciudad y los rumores pronto se extendieron por todo el país. Se hablaba incluso de una rifa de un joven desnudo entre los asistentes.

El lugar donde esto ocurrió había sido la sede de reunión de estos hombres que habían realizado actos “inapropiados” y “vergonzantes” como vestirse de mujer. En una entrevista con BBC Mundo, el abogado Juan Carlos Harris sostiene que no había ninguna razón jurídica para la detención. “No existía un motivo para haberlos detenido”, comenta Harris. Por lo tanto, se trataba de una condena social.

El suceso pudo haber pasado inadvertido por la prensa y el cotilleo local. Por desgracia, un detalle hizo que fuera imposible contener la información: la mayoría de los asistentes al “baile” pertenecían a familias aristócraticas.

Algunas de las familias consiguieron que sus hijos fueran puestos en libertad a las pocas horas de la detención. La mayoría no pudieron librarse del castigo y fueron obligados a barrer las calles de la ciudad vestidos de mujer.

La ciudad los expulsó y las autoridades los trasladaron a la prisión de Belén, en Yucatán. Los nombres de los encarcelados fueron ocultados durante más de 50 años y aún no se han hecho públicos las vejaciones y abusos que sufrieron durante su encierro.

El número de detenidos registrado tenía a un nombre más, pero fue eliminado de la lista rápidamente. Ignacio de la Torre, yerno del entonces presidente Porfirio Díaz, era el número 42. Lo que al principio solo se basó en rumores, se ha confirmado con varias fuentes durante los 117 años que han transcurrido desde “El Baile”. De la Torre estaba casado con Amada Díaz. Unas de las primeras fuentes en confirmarlo fue la conversación anotada por la joven en su diario en la que su padre le informaba del suceso.

De esta manera, el número oficial de detenidos se ajustó a 41 en los medios y pronto comenzaron las burlas homófobicas. El periódico El Hijo de Ahuizote se refirió a los acusados como “La aristocracia de Sodoma”. Palabras como “maricones” y “sodomitas” aparecieron en muchos de portadas y grabados de la época. Incluso el artista José Guadalupe Posadas, creador de la icónica imagen de la catrina mexicana, dedicó varios de sus dibujos insultantes al “Baile de los 41 maricones”.

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El estigma del número “41”

Aunque el rumor se disipó con los años, el número 41 empezó a adquirir un nuevo simbolismo. Se empezó a usar como insulto y sinónimo de homosexualidad. El 41 indicaba la vergüenza, algo que tenía que ocultarse.

Los cuerpos oficiales del estado son los que más evitan este número. El ejército nacional no tiene ninguna división, regimiento o batallón con el número 41. Ocurre lo mismo en la policía.

Con los años el incidente fue tomado como símbolo de la lucha de los colectivos homosexuales mexicanos. Historiadores y sociólogos usaron la redada para escribir tratados y libros sobre identidad y sexualidad. Este año el número 41 cobra un nuevo significado al superar las más de cuatro decenas de manifestaciones y celebraciones del Orgullo Gay en la Ciudad. En el centro de la misma hay instalada una placa recordando “El Baile de los 41” y cómo acabó convirtiéndose en el inicio de la defensa de los derechos civiles homosexuales.