El pueblo mágico de Janitizio (Michoacán) es probablemente el lugar más emblemático para vivir la tradición de la Noche de Muertos en México. Hacia la medianoche del 1 de noviembre, los panteones se llenan de ofrendas florales, música y misterio. Una experiencia única en el mundo.

PÁTZCUARO, Michoacán.- La tarde comienza a caer. Aspira, hasta llenar los pulmones, el aire de la noche. El lago de Pátzcuaro toma un color acero y de pronto se torna en colores naranja, ya cuando el sol se va a dormir y deja su paso a la luna.

Carlos, turista del estado de Sonora, reseco y desértico, dice: “¡Paco, qué bellos paisajes tienen. ¡Cuánta agua! Ya quisiéramos tener este ‘charquito’ en Sonora”. Se refiriere al mundialmente famoso Lago de Pátzcuaro, milenario, lleno de leyendas y tradiciones.

Janitzio es una de las bellas islas del lago de Pátzcuaro. Impresiona por la forma y belleza de sus construcciones, donde sobresalen las blancas paredes con techos de teja roja, diseminadas en forma disímbola por la isla.

Las sombras de los turistas se comienzan a reflejar en las sombras del muelle, con la luz de las farolas que alumbran el muelle de San Pedrito, donde el músico poeta Agustín Lara compuso “Janitzio”:

“Son las redes de plata un encaje tan sutil. Mariposas que duermen en la noche de zafir, como brilla la luna sobre el lago de cristal. Así brillan tus ojos cuando acaban de llorar….” (Letra de ‘Janitzio’, Agustín Lara)

El aroma a las gladiolas, que aspiran los visitantes, hace más romántico el lugar. El ambiente de Janitzio y de los demás poblados del Lago en la víspera del Día de Muertos es de gran fiesta, hasta que empieza el lúgubre tañer de las campanas.

Al conjuro mágico de los sonoros bronces, las almas de ultratumba se presentan y los vivos se congregan ante los despojos mortales de los desaparecidos.

A intervalos se arrodillan ante la cruz que indefectiblemente preside el rito, y quedan pensativos como evocando a los difuntos y añorando su presencia.

A intervalos se arrodillan ante la cruz que indefectiblemente preside el rito, y quedan pensativos como evocando a los difuntos y añorando su presencia.

Janitzio tiene además un nombre y celebridad debidamente conquistados por la Noche de Muertos del día 1 al 2 de noviembre. Aunque las celebraciones son las mismas en toda la región lacustre, los honores se le han otorgado a esta isla por antonomasia.

La leyenda de Mintzita e Itzihuapa

Se dice que en esta noche surge la sombra de Mintzita Corazón, hija del rey Tzintzicha; y la de Itzihuapa, hijo de Taré y príncipe heredero de Janitzio. Locamente enamorados, no pudieron desposarse por la inesperada llegada de los conquistadores Preso ya el rey padre de Mintzita por Nuño de Guzmán, quiso la princesa rescatarlo ofreciéndole el tesoro fabuloso que se encontraba bajo las aguas, entre Janitzio y Pacanda.

Y cuando el esforzado Itzihuapa se apresuraba a extraerlo, se vio atrapado por veinte sombras de los remeros, que lo escondieron bajo las aguas y que fueron sumergidos con él. Itzahuapa quedó convertido en el vigésimo primer guardián de tan fantástica riqueza.

Pero en la noche de muertos despiertan todos los guardianes del tesoro, al lúgubre tañer de los bronces de Janitzio, y suben la empinada cuesta de la isla Los dos príncipes, Mintzita e Itzihuapa, se dirigen al panteón para recibir la ofrenda de los vivos a las luces plateadas de la luna. Los dos se musitan palabras cariñosas y, a las llamas inciertas de los cirios, se ocultan de las miradas indiscretas.

Flores y música

En Janitzio, las flores son inspiración y gozo que se cantan en las pirekuas (canciones en español), como Tzitziki Canela (Flor de canela) Tzitziki Changunga (Flor de Changunga). Son cantos en los que se compara a la mujer con las flores, por su delicadeza, finura y exquisitez.

Nadie interrumpe sus coloquios amorosos Mientras tanto, las estrellas fulguran interesantemente en las aventuras. Las campanas tocan desesperadamente y el lago gime como un alma en pena. En sus intricadas calles asoman balcones y soportes de viejas maderas, sobre las que cuelgan redes.

Aproximadamente a la mitad de su ascenso, se encuentra su iglesia. Pintoresca como todo en el pueblo, en cuya parte posterior se encuentra el cementerio, en donde se realiza la singular e impresionante Animecha Kejtzitakua (el resurgir de Mintzita e Itzihuapa, según la tradición purépecha). Toda la vida de la isla vibra en torno a esa ceremonia; en ella hay un ambiente de tristeza y de alegría discreta.

Celebración y ofrendas en los panteones

Hacia la medianoche del 1 de noviembre, las mujeres y los niños se desplazan con solemnidad a los panteones. Localizan los lugares de reposo de sus seres queridos, ponen hermosas servilletas bordadas sobre las tumbas y depositan ahí los manjares que en vida fueron del agrado de sus distintos difuntos.

Colocan ofrendas florales enmarcadas por las luces de numerosas velas, y así transcurre la noche, entre alabanzas, rezos y cantos de las mujeres y niños, mientras los hombres, de lejos, en las afueras del cementerio, observan atentos todo lo que sucede en el interior del panteón. Una campana colocada en el arco de la entrada del cementerio suena discretamente toda la noche, llamando a las ánimas a que se presenten a la gran ceremonia.

En toda la isla hacen eco los cantos purépechas de dulce y musical cadencia, que imploran el descanso de las almas de los ausentes y la felicidad de los que quedan en la tierra Participar en esta fiesta es cumplir con un deber sagrado para con los muertos, que hacen honor a quienes lo practican.

Se recomienda la visita a las ofrendas que se colocan en los panteones; se lleva a cabo un concierto en la Basílica de Nuestra Señora de la Salud de Pátzcuaro, y es aconsejable asistir a la obra de teatro “Don Juan Tenorio”, que se realiza en la capilla abierta del ex convento Franciscano de Tzintzuntzan.

Información de utilidad

– No se debe llevar ni consumir bebidas alcohólicas en los lugares de la celebración, ya que ello demerita la ceremonia. Para evitarlo, existe la vigilancia necesaria.

– Para trasladarse a las islas no viaje en lanchas con sobrecupo, y consuma alimentos en lugares que ofrezcan calidad turística e higiene, para evitar riesgos de salud. Para información turística adecuada acuda a las casetas de información instaladas en el municipio de Pátzcuaro, embarcadero y Janitzio.

– No tire basura ni desperdicios al lago, en panteones o en poblaciones, procurando hacerlo en los depósitos para este fin Para emergencias existen puestos de rescate estratégicamente colocados.

¿Cómo llegar?

– El lago de Pátzcuaro y su isla Janitzio se ubican a 60 kilómetros de Morelia, capital de Michoacán, desde donde se puede llegar por dos carreteras: una que parte de la federal 15, en Quiroga, y otra moderna de cuatro carriles, por Tiripetío.

– Morelia se localiza a tres horas de la Ciudad de México por la carretera corta de cuatro carriles Atlacomulco-Maravatío-Morelia. Además, se conecta con el centro y las fronteras del país por una amplia red de carreteras que también la unen a los estados de México, Querétaro, Guanajuato y Jalisco.

– Se comunica por la vía aérea con las ciudades de México, Uruapan, Lázaro Cárdenas, Acapulco, Zihuatanejo, Guadalajara, Monterrey y Tijuana.

Texto y fotos: Francisco Castellanos.