La visita al Monasterio de El Escorial es una escapada perfecta tanto en invierno como en primavera para disfrutar de la naturaleza, la cultura y la historia. A la salida de esta construcción, Patrimonio de la Humanidad, se encuentra un paseo mágico hacia la silla de Felipe II, donde la leyenda cuenta que el monarca se sentaba a observar la construcción del monasterio. Aunque algunas investigaciones apuntan a que la construcción es en realidad un altar prerromano.

 

MADRID, España.- Sólo 50 km separan la capital de una de las mejores escapadas para disfrutar de la naturaleza, la cultura y la historia: San Lorenzo de el Escorial. El gran atractivo de este pueblo, situado al norte de Madrid, es el Monasterio de el Escorial, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984.

El pueblo se construyó alrededor del monasterio, como una ciudad cortesana diseñada por el arquitecto Juan de Villanueva. El monasterio es una de las mejores representaciones del Siglo de Oro de la arquitectura española y su historia tiene más de 460 años. En 1558 el rey Felipe II ordena la construcción del monasterio, como homenaje a la Casa de los Austrias, tras la muerte de su padre, Carlos V.

El edificio serviría como panteón dinástico y más de cuatro siglos después el descenso a las tumbas de los Austrias es una de las mejores partes de esta visita. Una zona marcada por la nobleza de las tumbas de mármol y oro y las esculturas caballerescas.

En la obra participaron dos de los grandes arquitectos del siglo XVI: Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, que continuó con los trabajos tras la muerte del primero. La construcción mezcla el arte italiano con el flamenco, estilo que impulsó Felipe II en España. El proceso de construcción comenzó en 1563 y duró más de veinte años. En 1584 se colocó la última piedra, aunque los trabajos decorativos y artísticos continuaron algunos años más.

Además del monasterio de la orden de San Jerónimo la construcción cuenta con un palacio en el que se alojaba el rey y su séquito y que actualmente también forma parte del recorrido turístico. Una cinta de terciopelo separa al visitante del lujo, el oro y grabados de las habitaciones de las reina, la sala de reuniones y  el comedor durante el recorrido. La Biblioteca Real es un gran ejemplo de algo que hay que tener muy en cuenta en esta visita: siempre hay que estar atento a los techos. El castillo está plagado de cuadros pintados en la techumbre; sobre todo escenas religiosas con cientos de ángeles, vírgenes y santos.

El recorrido por todas las estancias es de unas dos horas.

El Escorial cuenta con dos jardines, uno restringido y otro accesible al público y que se puede visitar libremente sin comprar la entrada. Desde la floresta se puede apreciar la impresionante fachada y en primavera se convierte en un paseo precioso para disfrutar del sol sin necesitar de entrar en el edificio.

Horario y tarifas

El monasterio está abierto de martes a domingo y cierra todos los lunes. El acceso se permite hasta una hora antes del cierre. También se encuentra cerrado los días 1 y 6 de enero, el 1 de mayo, 9 de septiembre y el 24, 25 y 31 de diciembre.

Octubre-marzo: 10:00 – 18:00h
Abril- septiembre: 10:00 – 20:00h

El precio de la entrada es de 10 euros y puede reducirse hasta 5 euros en caso de ser estudiante, familia numerosa o mayor de 65 años. Consultar horario gratuito aquí.

Un paseo “real”

La naturaleza y la historia se unen a la salida del monasterio con la ruta hacia la Silla de Felipe II. Un paseo de 4 km que es muy cómodo y sencillo. Perfecto para realizar en familia tanto en primavera como en invierno. El frío convierte el camino en un paisaje helado si se tiene la suerte de acertar en un día de nieve. En primavera podemos encontrar por el camino un campo con lilas, colores verdes impactantes y que vienen muy bien para desconectar de la ciudad. Por la zona se encuentra la Cueva del oso, un lugar que llama mucho la atención de los pequeños.

Una vez en la cima encontramos la Silla de Felipe II, un conjunto de plataformas escalonadas labrados en un canchal. La leyenda cuenta que el rey Felipe II observaba desde este “asiento” la construcción del monasterio, que puede apreciarse a simple vista desde la silla. Pero según algunos estudios el conjunto de plataformas podría ser un altar vetón o nemetón, un santuario prerromano.

Aunque la historia de Felipe II no cuadre con las investigaciones históricas la leyenda se ha convertido en un gran atractivo turísticos y muchos prefieren seguir creyendo que se sientan donde un gran rey posó sus nalgas hace siglos.

El mirador permite observar el paisaje de todo el bosque y las montañas que rodean San Lorenzo y los atardeceres sentados en la silla resultan espectaculares. Aunque es mejor quedarse a verlos si se ha ido a esta excursión en coche porque la vuelta en la oscuridad puede resultar algo incómoda a pie, aunque por supuesto, merece la pena.