Si se confirma la relación entre el herpes y el Alzheimer de estudios recientes, podría tratarse a un gran número de afectados con antivirales para prevenir el desarrollo de la enfermedad neurodegenerativa, que en México afecta a cerca de 800.000 personas y en España a cerca de 600.000. 

En México hay cerca de 800.000 personas afectadas por el Alzhéimer, mientras que en España la cifra ronda los 600.000. La búsqueda del origen de esta enfermedad es esencial para poder establecer medidas preventivas y conseguir terapias capaces de frenar su avance.

El alzhéimer provoca deterioro cognitivo y trastornos de la conducta. A medida en que avanza esta enfermedad neurodegenerativa, se hace más manifiesta la pérdida de memoria, el síntoma más común y conocido de esta enfermedad. Pero acompañando a esto encontramos la alteración de otras capacidades cognitivas. Los pacientes afectados muestran en sus cerebros formaciones de distintas placas.

En la actualidad, esta enfermedad afecta a 1 de cada 10 personas mayores de 65 años, unos 44 millones de personas a nivel global. A este ritmo, la cifra pueda llegar hasta los 135 millones de personas en 2050.

Aún con estos datos se desconoce con exactitud el origen de esta enfermedad. El 99% de los casos diagnosticados se denominan “enfermedad de Alzheimer esporádica”, mientras que solo se tienen certeza del 1% restante que es atribuible a mutaciones en tres genes. Una de las teorías postuladas que más fuerza ha ganado en los últimos años es la que propone que el desarrollo de la enfermedad está provocado por un prión, una proteína mal plegada que impide su correcto funcionamiento.

Pero ahora un grupo de investigación de la Universidad Autónoma de Madrid y del Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa” postula que el desarrollo de esta enfermedad neurodegenerativa podría estar relacionando con el Herpes Virus Simple I (HSV-1), un virus que causa infecciones recurrentes en la piel, boca, labios, ojos y genitales. Para la mayor parte de la población, la infección causa pequeñas llagas en torno a la boca o en el área genital que se transmiten por contacto directo.

Tras los estudios realizados por ambos centros, se vislumbra una posible relación entre la infección por este virus y la alteración de la proteína tau en las neuronas. Se cree que la presencia del virus en el cerebro favorece significativamente a la enfermedad, al menos en personas portadoras que portan un gen específico. La infección vírica en el cerebro podría provocar una cascada de reacciones capaces de crear depósitos de proteínas muy similares a los que se da en la enfermedad de Alzheimer. En otras investigaciones con estudios postmortem a enfermos aparece ADN del virus en las zonas cerebrales afectadas por las placas.

De comprobarse esta teoría, un gran número de afectados podrían ser tratados con antivirales y prevenir así el desarrollo de la enfermedad de Alzhéimer.

Aún con este enorme hallazgo, se necesita más tiempo y trabajo para seguir ahondando en las raíces de esta enfermedad, así como en la creación de terapias capaces de frenar su avance y reducir su incidencia en la población.