Ir a ver a sus nietos, abrazar a sus hijas, hacer una visita a la librería, callejear por Barcelona, ir a la playa, a la peluquería y celebrar todos los cumpleaños atrasados están entre los planes de los entrevistados para este reportaje. ¿Y tú… qué harás?

Por Andrea Romero Santos.

FUENTE EL FRESNO (Castilla La-Mancha), España.- No nos lo creeríamos si hace un año nos hubieran dicho que hoy estaríamos encerrados en casa sin poder salir a disfrutar de las primeras terrazas primaverales y de ver por las calles a los primeros valientes en manga corta. Nos costaría creer que los estornudos dejarían de mostrar un simple síntoma de las alergias de esta estación y que tendrían como consecuencia miradas de miedo, desconfianza y extrañeza. Nos resultaría inverosímil la relación a distancia forzosa que tantas parejas mantienen a pesar de vivir en la misma ciudad o en el bloque de enfrente. Parecería una broma de mal gusto plantearnos compartir las cervezas, los dulces y las tapas de Semana Santa y Pascua por videollamada en lugar de en la calle junto a nuestros seres queridos.

Ahora que nos acordamos de tantos planes que rechazamos, nos juramos que nunca más volveremos a faltar por pereza a una comida.

El confinamiento se alarga cada vez más y cada persona lo sobrelleva a su manera. Algunos como Sofía disfrutan de un tiempo libre que antes no tenían y aprovechan para pintar y hacer cambios en la casa. Otros recuperan la relación con la lectura, mientras que otros ven películas antiguas que nunca habían visto o se ponen al día con los estudios. Sofía dejó de trabajar con el primer estado de alarma y, junto a sus hijas, aprovecha para ayudar a todo el que lo necesita fabricando mascarillas, batas y guantes. A pesar de todo, admite que echa mucho de menos abrazar a sus hermanos y a sus sobrinos.

Lo primero que haré será dar un paseo por el campo y hacer una comida con toda la familia.

“No llevo nada bien ver cómo empieza a hacer más calor y no poder salir a la calle a disfrutarlo”, dice Lucía, otra de las entrevistadas que no ve la hora de salir a la calle. Como muchos, coincide en que lo primero que hará será ver a su familia y a sus amigos, aunque también echa mucho de menos hacer deporte. No practicarlo le afecta física y mentalmente.

Lo que peor llevo de la cuarentena es no poder dormir bien y el estrés que se va acumulando.

El aislamiento nos lleva valorar cosas a las que antes no dábamos tanta importancia. En el caso de Lucía, de lo que más se arrepiente es de no haber prestado tanta atención a la familia como se merece.

Cuando pasan estas cosas te das cuenta de que están para lo bueno y para lo malo”, afirma.

Aunque quizá la peor parte se la están llevando aquellos que atraviesan la cuarentena desde el hospital y sus familiares.

Hanna es una de las nietas de las tantas personas mayores que están atravesando el virus en España y cuenta que tras varios momentos de bajón, sin duda el peor fue cuando ingresaron a su abuelo.

Con estas situaciones te pones en lo peor”, dice. Por suerte, su abuelo pudo volver a casa después de diez días en el hospital y cuenta que lo primero que hará cuando pueda salir será ver a toda su familia, que es lo que más echa de menos.