La grana cochinilla se convirtió en una de las materias primas más codiciadas por las familias reales, los papas y los mercaderes por el intenso rojo que producía. Durante tres siglos fue la segunda materia más exportada por los españoles después de la plata. Aracely Lugo Meléndrez nos cuenta de la importancia de este producto que hunde sus raíces en nuestros antepasados.

El primer embarque de grana cochinilla hacia Europa salió desde la Nueva España hacia el continente europeo en 1526. Primero se distribuyó en España y de ahí al resto del continente. Para 1547, cuando Hernán Cortés ya había fallecido, este tinte ya se había convertido en la sensación del Viejo Continente. Reyes, reinas, papas, príncipes y mercaderes, todos por igual, anhelaban ese nuevo rojo. Dado su arduo trayecto de exportación, su costo era muy elevado y se convirtió, de hecho, en el color de la realeza. Los pintores de corte lo sabían y por eso empezaron a usar este color en los retratos como símbolo de poder. Lo incluyeron en la vestimenta de sus modelos y en elementos como cortinas de fondo o sofás. Un ejemplo es el retrato del Arzobispo Fernando de Valdés pintado por Velázquez.

Fue el pigmento preferido de muchos artistas europeos y novohispanos como Zurbarán, Tintoretto, Rubens, Velázquez, Villalpando, Renoir e incluso Van Gogh.

En 1519, cuando Hernán Cortés y sus hombres entraron a Tenochtitlan no sabían nada sobre un colorante rojo natural que atesoraban nuestros antepasados prehispánicos. Pero pronto notaron en sus textiles y maquillaje ese rojo tan vivo, nunca antes conseguido en Europa. Cuando se dedicaron a estudiar el origen de su característico color, éste llamó aún más su atención debido al complejo proceso de obtención.

De nombre científico Dactylopius coccus,  la grana cochinilla es un bicho parásito que se infestaba en cierta clase de nopal durante meses y posteriormente se retiraba cuidadosamente con un cepillo de cerdas de pelo de conejo. El color se obtenía una vez que se molía el contenido con altos niveles de ácido carmínico. Esta sustancia podía obtenerse en ciertas regiones del país específicas por su clima y condiciones. Lo que hoy es Oaxaca, Puebla y Tlaxcala fueron los únicos lugares de producción.

Nocheztli, como llamaban nuestros ancestros al producto obtenido de grana cochinilla, significa  sangre de tuna. Los españoles la nombraron grana por la semejanza del bicho con un grano. El rojo que produce permite obtener una amplia gama cromática que va desde el rosa pálido hasta el naranja, y del rojo profundo al morado.

Al ver el potencial único de este descubrimiento no demoraron demasiado en explotarlo.

De origen prehispánico, la grana cochinilla se convirtió en una de las materias primas más preciadas del imperio español. Las cantidades que se comerciaron en Europa son inmensurables. Durante tres siglos fue la segunda materia más exportada por los españoles después de la plata. Aunque su exportación ya no es estratosférica debido a la invención de los pigmentos artificiales que redujeron su uso en el mundo del arte y textil, su explotación ha servido a la industria alimenticia, farmacéutica y cosmética. Este producto orgullosamente mexicano cambió para siempre la historia del arte en todo el mundo.