Rosas, princesas, dragones y libros se combinan en la fiesta de Sant Jordi, el que algunos llaman el San Valentín catalán. La fiesta en honor al patrón de Cataluña, que conjuga amor pasional con amor por la lectura, coincide con el Día del Libro para combinar tradición y cultura de una forma que ya ha germinado en México por medio de la UNAM y que comienza a conocerse en otras partes del mundo.

MADRID, España.- El 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro, fecha que coincide con el día de Sant Jordi, patrón de Cataluña. A este santo se le atribuye una leyenda que combina la cultura y el amor en, lo que muchos llaman, el San Valentín catalán.

Libros, rosas, princesas y dragones, lo mejor de los cuentos clásicos y de las grandes leyendas se concentran en la fiesta de Sant Jordi, muy conocida y celebrada en varios países de Europa, aunque emblemática de Cataluña, donde el santo es patrón. Este día las calles de las ciudades catalanas, sobre todo Barcelona, se llenan de puestos de libros donde además de papel y cultura también se ofrecen rosas de intenso color rojo. Los puestos se concentran sobre todo en las Ramblas, Paseo de Gracia y Rambla Cataluña, pero en toda la ciudad se organizan exposiciones, espectáculos y jornadas de puertas abiertas en edificios emblemáticos.

Es una conmemoración cultural que llama mucho la atención en el ámbito turístico y se ha hecho muy conocida en los últimos años. Este año varias universidades europeas preparan eventos relacionados con esta celebración catalana, según La Vanguardia. En México, las rosas comenzaron a correr por el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hace unos once años.

Este año, la UNAM colabora con el Orfeó Català de México para organizar, el próximo 28 de abril, un escape room inspirado en la obra La mala dona, de Marc Pastor. Aunque la cercanía entre culturas ha exportado muchas celebraciones españolas a México y viceversa, las rosas llegaron por iniciativa del director de difusión cultural de la UNAM, que había conocido la tradición en un viaje a Barcelona. La universidad comenzó a regalar rosas con cada tomo vendido en su pequeña Feria del Libro. Aunque la mayoría desconoce cuál es la relación entre las rosas, los libros y Cataluña.

Leyenda y tradición

Según la leyenda, en la montaña de Montblanc, Tarragona, vivía un enorme dragón que aterrorizaba a la población con sus llamas y su ira. Para calmar la furia de la bestia, los habitantes de la zona decidieron entregarle como sacrificio una persona, elegida al azar, cada día. Cuando la suerte quiso que la princesa fuese escogida como sacrificio, ella aceptó honorablemente la responsabilidad con su pueblo y se dirigió a la montaña.

Un caballero, Sant Jordi, de brillante armadura y corcel blanco decidió acudir en rescate de la princesa y, alzando su espada, se enfrentó al dragón y lo atravesó, poniendo fin a la época de terror que habían sufrido la princesa y su súbditos. De la sangre derramada por el dragón brotó un rosal que poseía las rosas más rojas que jamás se habían visto. El caballero arrancó una y se la entregó a la princesa.

Es tradición que cada 23 de abril los hombres regalen rosas a sus amadas en honor a la leyenda de Sant Jordi, aunque ya es habitual que cualquiera regale la flor a quién considere y aprecie.  Los libros se sumaron a la celebración en 1995, cuando la UNESCO eligió el 23 de abril como el Día Internacional del libro. La institución seleccionó esta fecha en honor a Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega, tres grandes figuras de la literatura universal que fallecieron el mismo 23 de abril de 1616.

El Sant Jordi de Gaudí

La creaciones de este genio catalán son uno de los reclamos turísticos e iconos de la Ciudad Condal. Gaudí quiso que la leyenda cobrase forma física en la arquitectura de la ciudad y plasmó la historia de Sant Jordi y el dragón en la Casa Batlló. El edificio está lleno de símbolos que hacen alusión a la batalla del caballero pero algunos de los más reconocibles son:

La azotea representa el lomo de dragón por sus tejas de cerámica que se asemejan a las escamas de la criatura.

La cruz de cuatro brazos que corona el edificio es el símbolo de la espada del caballero que atraviesa al dragón.

El balcón del último piso tiene forma de flor y es llamado el Balcón de la princesa en honor a  la de la leyenda.

Los balcones y las columnas con forma de calaveras y hueso simulan ser las víctimas del dragón.