Desde hace unos días y hasta el 4 de noviembre, los visitantes de la Plaza Mayor de Madrid podrán conocer, montados en bicicletas, a cuatro “hijos” del artista plástico Jesús Guillén. A los esqueletos como estos de 2.20 metros, hechos de fibra de vidrio, se les conoce como catrinas. El afán de ponerle nombre y apellido al autor de la catrina, José Guadalupe Posada, ha motivado sus proyectos.

MADRID, España.- El artista Jesús Guillén conoció en México a una investigadora que cruzó el Atlántico para explorar el fenómeno de la catrina y de las ofrendas, temas que ocuparon su tesis. Virginia Salvador y él se convirtieron en esposos y tuvieron dos hijos. Además de estos “hijos de la catrina” han surgido nuevos hijos en forma de proyectos creativos y artísticos como el de la Plaza Mayor.

Empecé el proyecto en México el año pasado. Lo puse en Reforma y en Insurgentes, en frente del Congreso de los Senadores, puso varias catrinas en bicicleta para conmemorar los 200 años de este medio de transporte. Juntaba así dos elementos de moda: las catrinas y la bici como medio de transporte sostenible”, dice Guillén, que lleva seis años en España, entre Madrid y Valladolid.

Pero su trabajo con las catrinas se remonta al año 2013, cuando puso en marcha el proyecto La catrina está de moda en honor a los cien años desde la muerte de José Guadalupe Posada.

Lo hice con el afán de ponerle nombre y apellido al autor de la catrina. Poca gente sabe quién fue el auténtico creador. Se la adjudican a Tim Burton, a cualquiera menos al maestro”, dice el artista mexicano.

Para otro de sus proyectos ha elaborado catrinas de 50 centímetros para invitar a diseñadores de moda a que las vistan y hagan difusión en redes sociales.

Este artista de 46 años estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México y en la Academia San Carlos. Como amante de la catrina, ha hecho obras similares en México y en España, aunque tiene intención de llevarlas a otros puntos de Europa. Afirma que está en conversaciones para llevarla a Copenhague como primera parada.

Antes no había tanto furor por los altares. Me da gusto ver a jóvenes artistas que se suman, como en estos últimos días se han sumado a distintas actividades en la Tabacalera. Veo la existencia de asociaciones de mexicanos que organizan fiestas, así como un interés por hacer difusión del Día de Muertos y de distintas tradiciones valiosas”, dice Guillén, que busca una evolución en las ofrendas y en los elementos que las componen. Considera interesante que tengan un sentido de crítica social, que aborden temas políticos de importancia y de actualidad, que puedan servir como elementos de denuncia para la transformación de la realidad.


Fotos: Jesús Guillén