Entrevistamos a Tomás Pérez Vejo, profesor e investigador del INAH y el Colegio de México, último español en recibir la insignia de la Orden del Águila Azteca. Lleva 20 años estudiando las relaciones y el pasado compartido entre México y España. Nadie mejor que él para valorar el estado actual de la relación bilateral y los aspectos que aún quedan por mejorar.

MADRID, España.- Los reyes Juan Carlos I y Felipe VI, ex presidentes del gobierno como José Luis Rodríguez Zapatero o Mariano Rajoy, y personalidades del mundo de la cultura, como Plácido Domingo o Joan Manuel Serrat, son algunos de los 32 españoles condecorados con la Orden del Águila Azteca, la máxima distinción que el Gobierno mexicano otorga a personas extranjeras como reconocimiento por su contribución a México o a la humanidad.

El último en ingresar en esta lista es el historiador cántabro Tomás Pérez Vejo, quien recibió esta condecoración el pasado lunes, en grado de insignia, de manos de la Embajadora de México en Madrid, Roberta Lajous.  En entrevista con Espacio Méx, y en claro tono irónico, dice que sólo hay una cosa que no comprende de la condecoración: “Sólo se la dan a extranjeros, y en dos décadas jamás me he sentido extranjero en México”.

Lleva 20 años viviendo en el País, donde trabaja como profesor e investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y es codirector de la cátedra México-España en el Colegio de México. Pocas personas han investigado tanto para entender la complejidad de las relaciones entre ambos países desde el siglo XIX hasta hoy.

“Sin duda, las relaciones entre México y España se encuentran en su mejor momento histórico. Nunca han sido más intensas de lo que están siendo en estos momentos, más incluso que en el periodo Virreinal”, asegura.

Nunca ha habido un intercambio cultural, económico y político tan intenso como el que está habiendo en estos momentos. Las relaciones entre México y España están pasando por un momento dulce como no lo ha habido antes”, asegura.

Sin embargo, destaca que se está produciendo lo que él llama una “relación profundamente disimétrica”. “Se habla mucho de las inversiones económicas de España en México, pero se habla mucho menos del capital mexicano que se está invirtiendo en España en los últimos años. Se es mucho más consciente del estado del buen estado de las relaciones desde el lado mexicano, que desde el lado español”, recalca.

 “Los mexicanos saben y conocen mucho más de lo que está pasando en España, que los españoles de lo que está pasando en México”.

El “ensimismamiento” español

Según Pérez Vejo, México mira mucho más a España de lo que España mira a México.  “España no ha sabido digerir y articular sus relaciones con lo que fueron los territorios americanos de la monarquía. La impresión que tengo es que, desde el punto de vista político, los sucesivos gobiernos españoles ven las relaciones con los países latinoamericanos como algo que forma parte más de la retórica que de la realidad”, señala.

Afirma que todo gobierno español cuando llega al poder asegura que favorecerá las tradicionales relaciones de amistad con América Latina y a partir de ahí se olvidan de volver a hablar de esas relaciones de amistad.

Este es un problema de ensimismamiento de la política española con respecto a América Latina, que no entiendo y que habría que intentar corregir. Yo tengo la impresión, y me gustaría equivocarme, de que las relaciones las están haciendo más los individuos que las instituciones públicas”, añade en referencia los intensos intercambios culturales, académicos, universitarios y empresariales entre ambos países.

Apuesta por una historia compartida

A pesar del momento dulce de las relaciones bilaterales, Pérez Vejo cree que aún se podrían mejorar en varios aspectos, especialmente en el ámbito cultural. Señala como ejemplo la reciente polémica por el intento del anterior gobierno español de considerar el idioma como algo propio de la Marca España.

“Esto es no entender que el idioma español es propiedad de todos los que vivimos a uno y otro lado del Atlántico. En este sentido, los españoles de este lado somos una minoría de los hablantes del idioma”. Algo similar ocurre, según sugiere, con el Instituto Cervantes. “A mi me hubiese gustado que el Instituto Cervantes fuese algo que corresponda a todos los países de habla española y no solo al gobierno español”.

Su línea de investigación desde hace dos décadas intenta dar un enfoque más global a las relaciones históricas entre España y los países de América Latina. Por eso cree necesario hacer una relectura de la historia “no desde la perspectiva de cada uno de los países, sino una historia global del mundo hispánico”.

 “No entenderemos lo que somos si no entendemos que somos parte de una colectividad que durante tres siglos formó parte de un mismo sistema político. Y tres siglos es mucho tiempo”, afirma.

“Sería interesante plantearse, por ejemplo, que todo el patrimonio arquitectónico de la época Virreinal es una propiedad colectiva de todos los que formamos parte de la antigua monarquía y no sólo de un gobierno determinado”.

La “disimetría” entre México y España

Como tantos otros españoles, Pérez Vejo acabó en México por “una sucesión de casualidades” que le llevó al país para hacer una estancia de investigación de un año.  “La estancia de investigación se fue prolongando dos años, tres años, cuatro años…siempre decía que el siguiente año me volvía a España, pero al llegar al quinto año me di cuenta de que ya no podía seguir diciéndolo porque nadie me iba a creer”.

A partir de entonces se especializó en estudiar el proceso de construcción de la identidad y del estado-nación en España y en México. Algo que, según su hipótesis, en ambos casos tiene su origen en la disgregación de la antigua monarquía imperial española.

“Desaparece la monarquía imperial y en su lugar aparece una cosa nueva que son los estados-nación. Es tan nuevo el estado-nación mexicano como el estado-nación español”, indica.

Lleva 20 años investigando una disimetría para la que dice aún no tener explicación.  De un lado, el “enorme éxito” de México en el proceso de construcción de la identidad nacional. “Los mexicanos se sienten mexicanos todos, desde Chetumal hasta Baja California, y sin embargo el país ha tenido un relativo y a veces dramático fracaso en el proceso de construcción del Estado. El Estado es incapaz de asegurar derechos elementales, como el derecho a la vida, y de garantizar un reparto mínimamente razonable de los recursos”.

Del otro lado, lo contrario ocurre en España. “Aquí hay un número significativo de españoles que no se sienten españoles. Como decía Cánovas del Castillo, es español el que no puede ser otra cosa. Se ha fracasado en el proceso de construcción de identidad de la nación y sin embargo se ha tenido un relativo éxito en el proceso de construcción del estado. Hay un Estado que garantiza los derechos de los individuos y un razonable reparto de los recursos de los individuos”.

Una disimetría entre México y España a la que Pérez Vejo seguirá dedicándose. Desde ahora, como miembro de la Orden del Águila Azteca.

Fotografías: Juan Carlos Rojas