Llegó en abril de 2017. Pide ser reconocida como refugiada por motivos de persecución por identidad sexual y violencia de género. Su testimonio es ejemplo de la situación que viven en México las mujeres transexuales, el sector de la población con mayor nivel de discriminación en el País.

 

MADRID, España.- El efecto llamada que atrajo a la mexicana Karla Elena Márquez hasta España, paradójicamente, fue el autobús contra la transexualidad de la organización ultracatólica Hazte Oír.

“Ver la respuesta de la sociedad española contra esa expresión de odio hacia las personas transexuales, cómo pararon el autobús, me hizo investigar y darme cuenta de que España es uno de los países con mayores niveles de aceptación en cuanto a identidad de género”, cuenta en entrevista con Espacio Mex.

Llegó en abril de 2017 y nada más aterrizar solicitó ayuda a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Un día después presentó su petición formal de asilo y protección internacional por identidad de género, preferencia sexual y violencia de género ante el Ministerio del Interior.

Sólo unos meses antes de que Karla llegara a España, entre septiembre y octubre de 2016, diez mujeres transexuales fueron asesinadas en México en apenas 30 días. Una situación que persiste en el tiempo. El pasado mes de enero, la ONU emitió una alerta por el elevado número de asesinatos de personas transexuales en México, después de registrarse otros diez asesinatos durante el mes de diciembre de 2017.

Según datos del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), las mujeres transexuales son el grupo social con mayor nivel de desigualdad y discriminación en México, segundo país del mundo con más casos de crímenes de odio por homofobia, lesbofobia y transfobia.

Están más expuestas a la pobreza y a problemas de salud, al no permitirles en muchos casos acceso a educación ni empleo. Una situación de violencia y discriminación que Karla vivía todos y cada uno de sus días en México.

“Acoso, violencia diaria, no poder salir a la calle y dar dos pasos sin que alguien me gritara cualquier insulto por ser diferente, no tener opciones de empleo, haber perdido a mi familia y mi negocio, haber sufrido un intento de violación… En definitiva, no poder hacer una vida normal”, relata esta mujer transexual de 26 años nacida en Ciudad de México.

“Incluso en el metro, si eres transexual y no viajas en los vagones exclusivos para mujeres parece como que estuvieras dando permiso para que te toquen y te acosen sexualmente todo el tiempo”. Gracias a que la Ciudad de México cuenta con las leyes más avanzadas del país en cuanto a diversidad e identidad sexual, Karla pudo cambiar oficialmente su nombre. Así lo refleja su credencial de elector.

Desde 2008, CDMX permite a cualquier ciudadano cambiar su identidad. Foto: Juan Carlos Rojas

Ciudad de México es la única entidad del país donde está permitido el cambio de identidad. Sin embargo, el derecho positivo hacia las personas transexuales queda en papel mojado a la hora de garantizar su seguridad y su igualdad.

“Es la sociedad la que rechaza a las personas como Karla. Movimientos como el Frente Nacional por la Familia y la homofobia que existe en México han generado mucho odio hacia las personas transexuales”, cuenta la abogada mexicana Griselda Herrera.

En un informe realizado por esta abogada defensora de Derechos Humanos, que ha sido incorporado a la solicitud de asilo de Karla, señala que la esperanza de vida de las mujeres transgénero en México es solo de entre 30 y 35 años. Los asesinatos son su principal causa de muerte.

“Las leyes de la Ciudad de México, sobre el papel, son de las más avanzadas del mundo, pero después del cambio de nombre no las protegen para nada”, añade esta abogada mexicana.

La nueva vida de Karla en España

Poco después de solicitar asilo, Karla Elena recibió protección de la Cruz Roja en Cataluña. Su vida ha cambiado por completo. Primero pasó por pisos de acogida, pero desde hace cuatro meses encontró trabajo en una multinacional estadounidense, Amazon, que sí ha puesto sus capacidades curriculares por delante de sus preferencias sexuales o su identidad de género.

“Yo soy transexual, extranjera y solicitante de asilo, tenía todo para no encontrar trabajo jamás. Y mírame”, dice con una enorme sonrisa en su rostro. De hecho, Karla va a ser protagonista de un vídeo de Amazon como parte de una campaña a nivel europeo de la compañía para dar a conocer historias de éxito de sus empleados.

Reconoce que en España también hay transfobia, pero afirma que el nivel dista mucho del que sufría a diario en México. “En un año y medio que llevo en España solo he recibido cuatro o cinco agresiones verbales. Agresiones físicas solo dos que, irónicamente, vinieron de personas que también son transexuales y que no están de acuerdo con mi forma de vivir la vida.  No pueden aceptar que yo pueda tener un trabajo distinto al que las mujeres transexuales solemos estar estereotipadas”.

Karla Elena, mexicana que pide asilo a España por persicución de identidad sexual. Foto: Juan Carlos Rojas

Un caso que podría sentar precedente

Como parte del proceso de solicitud de asilo, el pasado viernes Karla Elena vino a Madrid para pasar una segunda entrevista ante Ministerio del Interior. “A muy pocas personas les llaman para hacer la segunda entrevista, significa que el caso les interesa mucho. En esta entrevista le dieron oportunidad de ampliar su declaración inicial y además nos han permitido presentar el contrato de trabajo indefinido de Karla y este informe sobre el contexto de las personas trans en México”, relata Griselda Herrera.

Según esta abogada, el caso de Karla podría sentar un precedente inédito para las mujeres transgénero mexicanas en España. “Al menos para visibilizar la situación y la realidad que viven en México”, añade Herrera.

“Cuando me tomaron la primera declaración, se les hizo muy raro que fuese de nacionalidad mexicana”, recuerda Karla. Aunque la mayoría de las solicitudes de asilo de personas mexicanas en el extranjero se presentan en Estados Unidos y Canadá, Karla Elena no es la única mujer mexicana que solicita ser reconocida como refugiada en España.

Griselda Herrera lleva los casos de otras connacionales que solicitan asilo por otras razones, como violencia de género, discriminaciones, persecuciones de grupos delictivos y trata de personas. Ya en 2014, España concedió asilo a una mexicana víctima de trata que vino a España para escapar de una red vinculada al narcotráfico y a la explotación sexual de mujeres en México.

En un plazo máximo de seis meses, el Ministerio español del Interior deberá resolver sobre si le concede o no el estatuto de refugiado a Karla Elena.

No quiere caer en el optimismo. Es consciente de que España es uno de los países del mundo que más solicitudes de asilo rechaza, pero tiene claro que en caso de recibir respuesta negativa a su solicitud de asilo, recurrirá a todas las instancias nacionales y europeas hasta agotar el proceso. “No voy a volver a México a vivir jamás”, asegura.

“Aquí en España tengo trabajo, estabilidad emocional y opciones de crecer profesionalmente. Sólo me hace falta una cosa para tener una vida perfecta: poder formar una familia y tener un hijo, aunque sea como madre soltera”.