“AMLO acostumbra a la sociedad a su voz permanente, cotidiana. Se vuelve costumbre verle, oírle, leerle. La prensa, radio, TV y redes sociales dan cuenta cotidiana de su voz. Por goteo diario, el Gran Líder de la Patria genera la agenda del debate nacional, todo en torno a su voz, a ‘lo que dijo el Presidente’”, dice el analista y ex diplomático Bernardo Graue Toussaint, que utiliza la analogía del goteo y la de la rana hervida para alertar del peligro de no hacer nada.

* Por Bernardo Graue Toussaint.

Una gotera, una fuga por goteo, es un peligro para cualquier espacio que contenga líquidos. Sea un frasco, un tinaco, una alberca olímpica o un gran depósito, el vaciamiento se producirá lenta e imperceptiblemente hasta la pérdida total del contenido. Igual puede pasar en el cuerpo humano cuando una hemorragia por goteo puede matarle lentamente.

El “síndrome de la rana hervida” es una analogía usada para explicar cómo, ante un problema que crece con excesiva lentitud, se produce la falsa percepción de que sus daños se sentirán en el largo plazo o, simplemente, no se sentirán.

La falta de conciencia genera entonces que no haya reacciones o que éstas sean tan tardías como para evitar o revertir los daños que ya están irremediablemente hechos. La premisa cuenta que si una rana se pone repentinamente en agua hirviendo, ésta saltará, pero que si la rana se pone en agua tibia que luego se lleva a ebullición lentamente, no percibirá el peligro y terminará por morir y cocerse sin haberse dado cuenta.

Tanto el goteo como en el “síndrome de la rana hervida” el factor esencial de esa falta de conciencia frente al suceso riesgoso es la costumbre. La falta de percepción de riesgo cotidiana hace que los individuos se sitúen en su zona de confort, creyendo falsamente que no pasa ni pasará nada… hasta que sucede.

Por goteo, en sus diarias y aburridas “conferencias de prensa mañaneras”, AMLO acostumbra a la sociedad a su voz permanente, cotidiana. Se vuelve costumbre verle, oírle, leerle. Nos acostumbra. La prensa, radio, TV y redes sociales dan cuenta cotidiana de su voz. Por goteo diario, el Gran Líder de la Patria genera la agenda del debate nacional, todo en torno a su voz, a “lo que dijo el Presidente”. Por eso habla, anuncia, recrimina, hace mofa, amenaza, acusa, señala, intimida, cancela, ofrece, miente, promete, corrige, advierte, designa, y un larguísimo etcétera, hasta cerrar con su frase histórica “¡Me canso ganso!” como sinónimo perfecto de “¡se hará mi voluntad!”.

Habla tanto y de tantos temas, que la escasa o nula reacción social, política o empresarial frente a la voz presidencial, crea la falsa percepción de que, diga lo que diga el Presidente, no existe peligro latente de qué preocuparse.

También por goteo, el gasto público irresponsable (repartiendo dádivas a diestra y siniestra para toda clase de causas sociales) puede producir en diversos sectores una sensación de que los recursos financieros son infinitos y que la mano del Gran Líder Nacional es igualmente infinita en generosidad. Acostumbrar por goteo a las masas a creer que él puede darlo todo o quitarlo todo.

¿Qué está sucediendo con diversos sectores de la sociedad mexicana? Actuar como la rana, que mientras observa silenciosa, terminará por cocerse sin darse cuenta. ¿Y los partidos políticos de oposición? En su zona de confort, lamiéndose aún las heridas de la derrota electoral y permitiendo que el goteo presidencial dañe paulatinamente la viabilidad futura de la nación. ¿Y los empresarios? Otorgando “beneficios de la duda” excesivos al Presidente, mientras el agua corre riesgo de llegar al hervor, donde también saldrán cocidos.

La raíz del problema no está en el agua ni en su temperatura. Está en la aptitud y actitud de la rana. En su falta de reacción y en su silencio.

Más claro…ni el agua.

graue.cap@gmail.com