La injusta distribución de la riqueza no perjudica sólo a España, como demuestra una creciente desigualdad que deja a pocos milmillonarios con más riqueza que 4.600 millones de personas, mientras sólo 2.153 personas poseen más riqueza que la que posee el 60% de la población mundial, según un informe de Oxfam Intermón.

Análisis de Xavier Caño Tamayo.

MADRID, España.- En América Latina y el Caribe, 630 millones de habitantes o un 20% de la población acumulan el 83% de riqueza. Es decir, 500 millones de personas o el 80% de su población se han de repartir el 17% de la riqueza. Para mayor escándalo, en esa zona hay 104 personas que poseen una fortuna de mil millones de dólares o más, mientras aumenta la pobreza extrema en toda la región.

En España, se ha dejado de lado el impuesto que proponía Unidas Podemos para gravar las fortunas más grandes, algo que algunos medios han calificado como miedo del Partido Socialista (PSOE) a los ricos.

A cambio de paralizar este impuesto, ambos partidos han suscrito un documento que propone una política fiscal con más capacidad recaudatoria, mayor progresividad y fiscalidad más justa y redistributiva que beneficie a la mayoría ciudadana. Una propuesta muy genérica, pero, cuando se decidan a concretarla, reducirá la innegable brecha fiscal que hay en España con respecto a Europa.

La presión fiscal aumentó el año pasado siete décimas. Bien, pero todavía está cinco puntos por debajo de la media comunitaria (40,3% del PIB). España es uno de los países con menor presión fiscal, según Eurostat, porque ingresa menos que el resto de la Unión Europea por IRPF, IVA y cotizaciones sociales. Reducir esa brecha supone aumentar la progresividad de la fiscalidad para que paguen más quienes más tienen y reciban más quienes más lo necesitan.

¿Como afrontar tamaña desigualdad? Repartiendo más y mejor la riqueza. Si el Estado dispone de ingresos suficientes, puede atender las necesidades de la gente y satisfacer derechos de todos.

Ardua tarea, porque quienes más tienen dedican mayores esfuerzos a no pagar los impuestos que deberían. Como muestra, los grandes grupos empresariales (Google, Apple, Facebook y Amazon) desvían cuantiosos beneficios a países donde no han invertido ni actuado como empresas por la llamada ingeniería fiscal. En esos países, el impuesto por ganancias es muy bajo o no existe.

Como media, las pequeñas y medianas empresas en España pagan un 24% de impuesto por beneficios, pero los grandes grupos, con ingentes beneficios, tan solo abonan un 9% por los mismos y grupos aún más potentes pagan menos todavía.

Las prácticas para no pagar los impuestos que se deben abonar suponen una merma considerable de ingresos fiscales de los estados. Hasta ahora, los países de la Unión Europea han sido impotentes para eliminar esas prácticas que reducen los ingresos estatales. Una de las causas es que algunos países de la Unión Europea (Holanda, Irlanda, Luxemburgo y Austria) se oponen a que los grandes grupos paguen más. En realidad están a su servicio. A cambio, se benefician de los irregulares de desvíos de beneficios de los grandes grupos empresariales a esos países con menos impuestos por ganancias donde también sacan beneficio.

Holanda se opone a más ayudas y medidas incondicionales de alivio financiero para afrontar la crisis tras la pandemia, arremetiendo contra los países del sur de Europa a los que tacha de irresponsables. No es cierto y, además, lo que no dice es que aprovechando que está en la Unión Europea actúa como guarida fiscal (antes, paraíso fiscal) donde se refugian enormes beneficios que no pagan impuestos o muy pocos.

Tax Justice Network ha denunciado la permisividad de Países Bajos con las grandes corporaciones transnacionales para que paguen menos impuestos y así aumentar sus beneficios. Se comprueba al ver que las multinacionales de Estados Unidos, por ejemplo, declararon 70.000 millones de dólares de beneficios en su país, pero solo han pagado 3.400 millones de dólares de impuestos; ni siquiera un 5% sobre beneficios.

Starbucks Italia vende café y desvía el beneficio de esa venta a Starbucks de Países Bajos, como pago por unos derechos de uso de marca, lo que reduce los beneficios del grupo en Italia, pero aumenta los de Países Bajos. ¿Acaso no es la misma empresa? ¿Por que ese desvío? Porque Países Bajos es de hecho una guarida fiscal donde se pagan menos impuestos por beneficios. La complicidad del gobierno de Holanda en esas trampas fiscales priva a Italia de impuestos que le corresponden. El más que dudoso comportamiento fiscal de Países Bajos es causa de que otros países europeos pierdan de 10.000 a 15.000 millones de dólares al año, según Tax Justice Network.