La Mesa del Congreso de los Diputados rechaza crear una comisión para investigar posibles comisiones millonarias que habría recibido Juan Carlos de Borbón, Rey Emérito de España. Esta negativa a investigar aleja la posibilidad de abrir un debate sobre la forma de estado en España como en el pasado su día lo hicieron otras maniobras políticas, como nos lo cuenta el autor de este análisis.

Análisis de Xavier Caño Tamayo.

MADRID, España.- La Fiscalía de Suiza investiga el presunto abono de una presunta comisión de 100 millones de euros al rey Juan Carlos por el contrato de construcción del tren de alta velocidad a La Meca. Llega a las portadas porque la empresaria e intermediaria Corinna Larsen, amiga íntima del rey emérito Juan Carlos I, ha dicho haber recibido del monarca emérito un regalo de muchos millones de euros.

El juez Manuel García Castellón, de la Audiencia Nacional, ha solicitado al fiscal suizo Yves Bertossa nuevos datos averiguados en Ginebra sobre Corinna Larsen y un supuesto cobro de comisiones ilegales por el contrato de las obras para el tren a la Meca con un consorcio de empresas españolas. García Castellón es el mismo magistrado que archivó en 2018 la investigación de unas cintas magnetofónicas de Corinna Larsen donde acusaba al rey emérito de tener cuentas corrientes en Suiza.

Rey Juan Carlos I

En Suiza, el fiscal Bertossa investiga un presunto delito de blanqueo de capitales por Larsen y en la investigación se ha descubierto una supuesta donación multimillonaria que la amiga del rey recibió en 2012 desde una cuenta suiza.

Las sombras sobre la monarquía vienen de lejos. Cabe recordar que el presidente del gobierno Adolfo Suárez rechazó convocar un referéndum sobre el restablecimiento de la monarquía en España, como pedían algunos jefes de gobierno de países europeos, instigados por Felipe González.

Bloqueo de referéndum sobre la monarquía como forma de estado

El hecho se supo por una entrevista a Adolfo Suárez en 1995 de la que no se supo entonces y en la que el expresidente desvelaba que la posibilidad de hacer una consulta ciudadana estuvo sobre la mesa, pero desechó convocarla. Ignorando que se grababa la conversación en la entonces inédita entrevista de la periodista Victoria Prego, Adolfo Suárez reconoció a la periodista que mandó hacer en secreto una encuesta sobre la forma de Estado que preferían los españoles, con un resultado sorprendente: no querían la monarquía. Entonces, camuflando las palabras rey y monarquía, en el texto de la ley de Reforma Política de 1977, Suárez consideró que podía evitar el referéndum al ser aprobada la ley de Reforma Política sin tener que aprobar de forma clara y explícita la aceptación de la monarquía.

Aunque Felipe González instigara entonces a la celebración de un referéndum sobre la forma de Estado, el PSOE ha olvidado que durante un siglo fue un partido republicano para convertirse en las últimas décadas en el más ferviente defensor de la monarquía.

Como recordó hace poco el experto constitucionalista Javier Pérez Royo, “el bipartidismo, que nace con la Restauración monárquica vestida de ‘Transición a la Democracia’, vuelve a sus orígenes dinásticos. Cancela de modo controlado la primera fase de la Restauración monárquica y da paso a la segunda fase al sustituir a Juan Carlos I por Felipe VI”.

Unidas Podemos, que avisó de su postura al presidente Sánchez antes de hacerla pública, quería que se investigara el papel del rey emérito y de su amiga o ex-amiga Corinna en la adjudicación del contrato de construcción del AVE a la Meca. Pero el PSOE votó contra esa propuesta.

Un rey designado por el dictador Franco

Otro capítulo en los claroscuros de la institución monárquica en este país que empezaron cuando el primer Jefe de Estado de la naciente democracia española como monarquía, Juan Carlos I, fue designado por el mismo dictador que reprimió al pueblo español durante cuatro décadas.

Nadie en los partidos de la oposición democrática de España se opuso y a Santiago Carrillo, que se supone estaba más a la izquierda, poco le faltó para envolverse en la bandera roja y gualda.

Si sumamos además que no se quiso convocar un referéndum sobre la forma de Estado de la democracia española, las sombras sobre esta y la Transición a la Democracia se oscurecen aún más. No cabe mitificar la República como forma de Estado, habiendo como hay repúblicas impresentables que dejan mucho que desear. Lo reivindicable es poner la voluntad ciudadana en primer término; una voluntad que no se tuvo en cuenta en absoluto al elegir en cuestión tan esencial como monarquía o república.