Los problemas no se dan porque sí ni por generación espontánea. Tampoco los feminicidios, que este ‘verano de récord’ han matado a nueve mujeres en España. El horror de los incesantes asesinatos de mujeres por hombres tiene siempre como telón de fondo la desigualdad entre géneros y la discriminación de las mujeres, las actitudes y posturas que relegan a las mujeres, que las ignoran.

Análisis de Xavier Caño Tamayo.

MADRID, España.- Este verano ha resultado letal para las mujeres. En julio, nueve fueron asesinadas por criminales machistas, segunda cifra más alta en ese mes desde que en 2003 se empezaran a registrar esos asesinatos. En lo que va de 2019 ha habido 41 asesinatos machistas. De las víctimas, sólo siete habían denunciado malos tratos, a tres se les proporcionó alguna protección, pero no a otras cuatro que la habían solicitado. Ya son 1.016 las mujeres asesinadas en España por violencia machista desde 2003, cuando empezaron los registros oficiales de feminicidios.

Las agresiones sexuales han aumentado de modo alarmante también este verano. Titulares de prensa de un mismo día así lo indican: Una menor se colgó del tendedero de su casa para evitar que su padre abusara sexualmente de ella. En Vitoria, detenido un hombre por intentar agredir sexualmente a una mujer. Murcia, detenidos tres hombres por una violación a una mujer en grupo. En Benidorm la Guardia Civil detuvo a cinco presuntos autores de una agresión sexual en manada… Todo ocurrió en 24 horas.

‘GeoviolenciaSexual’, un proyecto de Feminicidio.net que registra desde 2016 extraoficialmente las agresiones sexuales múltiples a mujeres, ha contabilizado nueve casos este año. El último, la violación múltiple a una joven de 18 años en Bilbao por seis hombres de 18 a 36 años de edad. Este 2019 ha habido 42 agresiones sexuales múltiples y, desde 2016 hasta el pasado 2 de agosto, se han documentado 134 violaciones.

Algo funciona muy mal en este país. Tal vez porque incluso parte del Estado ha actuado como si negara la violencia machista letal. O, peor, le da igual. Así parece por la evasiva respuesta del entonces jefe del gobierno, Mariano Rajoy,cuandoun periodista le preguntó que opinaba de que las mujeres cobren menos por el mismo trabajo: “No nos metamos en eso” fue la cobarde respuesta.

Partidos de derecha y ultraderecha, paradigmas de machismo estructural

Como muestra de ese machismo estructural o cultura patriarcal, es digna de mención la presunta campaña contra los malos tratos a mujeres perpetrada por el gobierno derechista de Andalucía, el formado por PP, Ciudadanos y Vox. Lo peor de la burla que es tal campaña es que ocultan la violencia contra las mujeres tras frases generales e imágenes que nada significan. El mensaje de la presunta campaña es “Ella ha sufrido malos tratos. Pero la vida siempre es más fuerte”, acompañado de fotografías de bellas y elegantes mujeres sonrientes y felices.

Esa pretendida campaña contra malos tratos no cita en ningún momento el machismo como causa de la violencia contra las mujeres, ni a los maltratadores ni a los asesinos machistas. Resulta inaceptable porque, puede asegurarse sin resquicio de duda que las mujeres de este país han sufrido y sufren una violencia física y psicológica endémicas, perpetradas por varones.

Pervive una cultura machista en este país y las mujeres tienen menos posibilidades en empleo, más obstáculos en desarrollo profesional, actividad pública o institucional que provocan que haya menos mujeres en muchos espacios del país como se puede comprobar con fotografías institucionales que los medios ponen a nuestro alcance. Siempre hay muchas menos mujeres que hombres. Las mujeres presentes en instituciones, órganos directivos de entidades diversas, política institucional, medicina, mundo jurídico, universidad, ciencia, economía… son pocas, muchas menos que los varones. Las mujeres, en el mejor de los casos, son la quinta parte de lo que sea, aunque sean algo más de la mitad de la población.

Los problemas no se dan porque sí ni por generación espontánea. Tampoco los feminicidios. El horror de los incesantes asesinatos de mujeres por hombres tiene siempre como telón de fondo la desigualdad entre géneros y la discriminación de las mujeres, las actitudes y posturas que relegan a las mujeres, que las ignoran.

¿Es casual que los hombres consigan el 54% de nuevos empleos frente al 46% que logran las mujeres? ¿Y que el 63% de los contratos indefinidos sean para varones?

Prueba también el aberrante machismo estructural que está en el ambiente, en la vida cotidiana, el hecho de que un partidoultraderechista, machista y misógino, como Vox, consiga votos para llegar a un parlamento regional o tener una veintena de diputados en el Congreso. Pero lo más inadmisible es que esos ultraderechistas propongan  eliminar el presupuesto del gobierno de Andalucía contra la violencia machista y que PP y Ciudadanos, con los que negocian, no los envíen de entrada a tomar viento. Peor aún, aceptan ampliar el ámbito de la palabra violencia para hablar de violencia intrafamiliar para diluir una realidad, descafeinándola, sin referirse nunca a las mujeres concretas que sufren la violencia machista como está más que documentado. Es como pretender hablar de la industria de los lácteos sin nombrar la leche.

Este país tiene un problema muy grave: un machismo que no cesa.