Los datos del Servicio Público de Empleo Estatal en España muestran que la cuarta parte de contratos firmados en julio fue para trabajar menos de una semana. A los indicios de desaceleración en España, en Europa y el resto del mundo, cabe sumar una realidad económica de precariedad laboral y de riesgo de pobreza.

Análisis de Xavier Caño Tamayo.

Un descenso de la demanda mundial, agravada por el enfrentamiento comercial entre Estados Unidos y China, más lo que suponga el Brexit, anuncia una situación económica con nubarrones. En la economía española hay un crecimiento cada vez más moderado, dato al que cabe sumar otros dos indicadores económicos significativos: las matriculaciones de vehículos cayeron casi un 31% en agosto (la mayor caída desde 2008) y visitaron España en julio un 1,3% menos de turistas extranjeros respecto al año pasado. Se ha destapado una desaceleración económica que podría devenir en una nueva recesión.

En 2008, año de la crisis, los gurúsde la economía fueron incapaces de predecirla y de oler la recesión que siguió. Tampoco han mejorado en sabiduría para concretar que pueda pasar con la dichosa economía, tal como evoluciona, ni como y cuanto afectará a la población, que es lo que importa en definitiva.

Los últimos datos de las principales economías capitalistas muestran una innegable desaceleración. Según el economista británico Michael Roberts, la actividad industrial de Estados Unidos, eurozona y Japón ha disminuido por vez primera desde el final de la pasada recesión. Para Roberts, de hecho, ya estamos en recesión. La economía estadounidense se desacelera con rapidez, al mismo tiempo que Trumpquiere más recortes de impuestos y de las tasas de interés y en Europa, el Banco Central Europeo (BCE) prepara más flexibilización monetaria mientras el gobierno alemán considera elevar el gasto público con un aumento del “intocable” déficit fiscal. Incluso. Nueva flexibilización monetaria general y medidas de estímulo fiscal, más recetas viejas. ¿Funcionarán?

Riesgo de pobreza en España

El PIB de la eurozona pierde pie por la disminución del comercio mundial; el crecimiento se reduce a la mitad con una economía alemana cerca de la recesión, en tanto el BCE avisa que el frenazo económico en la eurozona es peor que el esperado.

Otro dato más no es nada esperanzador para España: la Seguridad Social perdió en agosto 213.000 afiliados o, si se prefiere, se destruyeron cientos de miles de empleos. El peor dato desde 2008. Moderación del crecimiento, desigualdad, desaceleración… ¿Recesión?

En España sólo le va bien a la reducida minoría que más ingresa y atesora, pues el enriquecimiento de unos pocos no supone mejora alguna para la inmensa mayoría trabajadora y ciudadana. Ni las migas llegan a la gente corriente, mientras la pobreza se mantiene en el 21,5% de la población, lo que significa que uno de cada cinco españolas y españoles no dispone de ingresos mínimos de subsistencia para vivir una vida digna. Esto explica que haya cada vez más personas que, aún con un empleo (o varios), sufren estrecheces y lo pasan mal. El porcentaje de trabajadores pobres en España es del 16%, pues aumentó dos puntos en el último año a pesar de la cacareada recuperación económica. Y en la Unión Europea, según Eurostat, el 11,5% de trabajadores de la eurozona vive en riesgo de pobreza y exclusión social, dato que aumenta a medida que se va hacia el sur. España, Grecia, Italia, Portugal, Bulgaria, Hungría y Rumanía superan la media europea en ese riesgo.

Esta situación implica que el 34% de hogares españoles no puede permitirse ir de vacaciones ni siquiera una semana al año, que el 36% no puede afrontar gastos imprevistos, que el 10% llega a fin de mes con mucha dificultad y que el 7% se retrasa en pagos básicos como la hipoteca, alquiler, gas o electricidad.

El otro dato alarmante en España es el aumento de la precariedad laboral. El sindicato Comisiones Obreras ha denunciado que el 52% del empleo son contratos temporales, a tiempo parcial o ambas cosas. Ni siquiera la mitad de población activa tiene un contrato indefinido a jornada completa. Según el ministerio de Trabajo,se firman más contratos que antes de la crisis, pero son precarios. Los datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE, antes INEM) muestran que la cuarta parte de contratos firmados en julio fue para trabajar… menos de una semana. Si eso no es precariedad….

¿Va España hacia la recesión? Parece que sí.