Adriana Azzarelli se fotografió con las alas situadas en el Parque Norte de Madrid sin saber que eso la haría ganadora del concurso de fotografía que organizó la Fundación Jorge Marín. En esa foto, la venezolana parece una corredora que vuela en sintonía con sus deseos de libertad para su Venezuela natal que dejó hace dos años como nos cuenta en esta entrevista con Espacio Méx.

Fotogalería: Adriana Azzarelli – Ganadora del concurso ‘las alas de México’ en Madrid

MADRID, España.- El Parque Norte de Madrid alberga un par de enormes alas del escultor michoacano Jorge Marín con las que decidió fotografiarse Adriana Azzarelli. Corría por ahí ese día con un grupo de amigos, aunque también lo hacen en el Retiro y en otros parques para diversificar la ruta de sus entrenamientos.

Ahí deberías hacerte una foto, me dijeron. Fuimos a hacerla por pura casualidad y luego nos dimos cuenta del concurso”, cuenta la venezolana, que subió la foto a Instagram con un mensaje como recién elegida embajadora de Runtastic, una conocida aplicación para corredores o runners, con una mención a las alas de México y con una frase atribuida a Frida Kahlo: Pies para que los quiero si tengo alas para volar. No sabía que todo eso le haría ganar una cena para dos en el restaurante Punto MX y una obra del escultor que da vida a las alas de México en todo el mundo por como símbolo de libertad contra las situaciones de injusticia y de opresión.

De izquierda a derecha: Isaías Noguez, cónsul; Nancy Santibáñez, ganadora del segundo premio; Jorge F. Hernández, director del Instituto de México en España y Agregado Cultural; Adriana Azzarelli, ganadora; Elena Catalán, directora de la Fundación Jorge Marín; Roberto Ruiz, chef de Punto MX

Correr ha cumplido una función integradora para esta venezolana que llegó a Madrid un día de noviembre hace casi tres años, pues le permitió conocer a los amigos españoles a los que considera familia aquí.

Afirma que las alas simbolizan lo que para ella ha supuesto correr desde que vivía en Valencia, en Venezuela, en una época de escasez y de encarecimiento de la vida.

Cuando corro es como si fuera volando, me siento libre. Ha sido una forma positiva de desprenderme de la realidad, de sentir libertad. También me permitió arraigarme, me agarré del running para llevar mejor mi día a día”, dice en referencia a la distancia geográfica de sus padres en Venezuela y de su país. El deporte le ha ayudado a sobrellevar mejor la distancia y el deterioro de la situación en Venezuela.

Correr te despeja muchísimo. Me ha ayudado a hacer mis amigos, que son aquí mi familia. Te distraes, es sano y te ejercitas.

Situación en Venezuela, salto a España

Un día, unos amigos que se habían mudado a Madrid por la situación de su país le preguntaron porqué no lo intentaba. Asegura que España le había llamado la atención desde hace tiempo. Con el mismo idioma, una cultura afín, un grupo de gente ya afincado y el escollo de la nacionalidad salvado por la nacionalidad italiano de su padre decidió dar el salto junto con su hermana.

No estar tan en contacto con la comunidad venezolana en Madrid le ha permitido llevar mejor la situación.

Al principio estás muy pendiente y no vives, por lo que decides ver menos las noticias y permanecer más al margen.

Sin embargo, conoce la situación de primera mano por sus padres, que le hablan de los precios, de la escasez, del racionamiento, aunque también se entera por lo poco que ve en las noticias y por las redes sociales.

A veces me entero primero que mis padres de cosas que ocurren allá pero hay que tener mucho cuidado”, dice, consciente de que las redes pueden convertirse en un arma de doble filo. Su inmediatez permite enterarse más rápido de muchas cosas que los medios pero, al mismo tiempo, da pie a manipulación y mentiras.

Azzarelli considera que los medios de comunicación españoles apoyan e informan, pero no lo suficiente.

Sólo quienes hemos vivido ahí sabemos lo que pasa. Hay filas para conseguir comida en zonas que antes se consideraban prósperas. Hay racionamiento eléctrico y del agua. Hay cortes de luz de tal hora a tal hora. Aquí no muestran todo eso porque quizá no tienen forma de hacerlo.

No niega la condición de Venezuela como país soberano ni que sus actuales gobernantes estén ahí por elección de los ciudadanos que votaron, ni se muestra partidaria a una intervención desde el exterior: Pero sí considera que la situación ha rebasado todos los límites aceptables.

Ante la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente legítimo, defiende su papel como presidente de una asamblea elegido de forma democrática para intervenir en una situación de emergencia nacional.

Muchos lo verán como una locura porque desconocen la situación. Gracias a esa autoproclamación legítima han surgido movimientos que en estos meses se abra la esperanza”, dice Azzarelli, defensora de una convocatoria de elecciones legítimas con observadores internacionales y con un sistema electoral imparcial.

Nos hemos acostumbrado a vivir en la incertidumbre”, dice sobre su falta de pronóstico de lo que ocurrirá en el futuro. Esta administradora en una empresa de minerales tiene claros sus deseos, pero se le quiebra un poco la voz para contener una fuerte emoción.

Tenía mucho tiempo que ni siquiera hablaba de esto. Quiero lo que queremos todos. Que esto se acabe de una buena vez y de una buena forma, que no haya más muertes. Los que estamos fuera no somos ajenos. No sé que pasará en cinco o diez años, pero en dos años han pasado cosas que nadie se imaginaba.

Se refiere a lo que considera vivir en un estado de supervivencia con escasez de medicamentos, de alimentos y de servicios básicos cuando parece un lujo tener energía eléctrica y agua. Hace referencia al apagón de cinco días que dejó sin luz a sus compatriotas.

No estoy hablando de cosas de lujo, sino de alimentos básicos. No necesitas arroz pero lo compras porque sabes que mañana no va a haber. Pasa lo mismo con la pasta dental, el papel higiénico, el shampoo. No hay insumos en los hospitales.

Asegura que esa situación le sirvió de impulso para dar el salto a España, desde donde envía a sus padres medicamentos.

¿Cómo se puede permitir esto? ¿Cómo puede haber gente que siga creyendo en ese régimen, en ese cuento?”, se pregunta para después atribuir a la falta de memoria de los venezolanos una situación gestada desde muy atrás en el tiempo, desde los inicios del chavismo a principios de siglo. Incluso se muestra crítica con la oposición por no haber hecho lo que tenía que hacer cuando se produjeron las primeras situaciones de racionamiento en 2002.

¿Qué más tiene que pasar para que cambie o se voltee la historia? Llevamos casi veinte años con esto.

Para la gente de su país que lee estas líneas lanza un mensaje de esperanza: “esto va a pasar tarde o temprano”, como ocurre cuando sale para sentir la libertad en sus pies cuando corre.


Fotos: Carlos Miguélez Monroy