Para mantener el calentamiento global por debajo de dos grados hacia 2050 se han de cambiar prácticas globales. Así lo asegura un nuevo informe de la ONU sobre la crisis climática, que considera urgente cambiar el modo de alimentamos para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1.5º C y salvar el planeta. Pero Europa no llega a acuerdos para reducir las emisiones por la oposición de Polonia, República Checa y Estonia.

Análisis de Xavier Caño Tamayo.

La forma en que nos hemos alimentado los últimos 60 años ha duplicado el consumo de carne y eso ha aumentado de modo exponencial la ganadería industrial, que provoca la destrucción de bosques para crear pastos con que alimentar el ganado. Donde había grandes áreas de bosques, hoy hay enormes granjas de ganado y plantaciones de soja para alimentar vacas, cerdos y pollos.

Noventa kilos de carne por persona al año

Sólo en España, segundo mayor consumidor de carne de Europa, se consumen más de 90 kilos por persona al año; un cuarto de kilo por persona al día. Pero, a pesar de ser la ganadería industrial una causa demostrada del cambio climático, los gobiernos siguen financiando esa ganadería intensiva. Urge abandonar tan peligroso modelo de alimentación. La producción masiva de ganado es una de las causas directas de la deforestación, de la pérdida de biodiversidad, de la progresiva escasez de agua y, en definitiva, de la crisis climática. El informe de la ONU pide frenar la destrucción de bosques y aumentar el suelo agrícola para reducir así las emisiones de dióxido de carbono.

Naciones Unidas pide a los gobiernos que fortalezcan el uso forestal y agrícola del suelo, porque los bosques absorben un tercio de las emisiones de dióxido de carbono. El informe recomienda también volver a las prácticas tradicionales agrícolas, ganaderas y forestales de las poblaciones indígenas para frenar el cambio climático y la desertización. Ese informe establece por primera vez una relación directa entre crisis climática y degradación del suelo y advierte de que habrá más sequías, que durarán más, en la región mediterránea y en África del Sur. En los bosques boreales de Canadá y Alaska, en el norte de Rusia y de Europa,  la crisis climática provocará más y más voraces incendios forestales así como el aumento de plagas.

El calentamiento global sigue ahí

Este verano del 2019 se han batido récords de temperatura. Junio fue el mes más caluroso desde que hay registros de temperaturas y julio ha superado la media global más alta hasta ahora:0,04 grados centígrados. Según el Servicio de Cambio Climático Europeo Copernicus, todoslos meses de este año en curso han sido los más calurosos desde que se registran las temperaturas. Las olas de calor, como la sufrida la última semana de junio en Europa occidental, se dan con una frecuencia diez veces mayor que hace un siglo, con incendios forestales como consecuencia directa de esas olas.

Según el Ministerio de Agricultura, desde enero de 2019 hasta el pasado 28 de julio, el fuego quemó en España más de 55.000 hectáreas de bosque, cinco veces más que en el mismo período de 2018. En diecinueve años, los incendios forestales han calcinado más de dos millones de hectáreas, una superficie mayor que la provincia de Badajoz.

La citada ola de calor llegó al Ártico y provocó temperaturas máximas inusuales, desde abril superiores a la media, además de adelantarse el deshielo, que suele empezar a finales de mayo.El hielo de Groenlandia disminuyó el pasado 1 de agosto en 11.000 millones de toneladas, más del doble de la media diaria en tiempo de deshielo, y en todo el mes de julio se derritieron 197.000 millones de toneladas de hielo. Según John Cappelen, climatólogo del Instituto Meteorológico de Dinamarca, aunque el deshielo se ha frenado respecto al récord de ese 1 de agosto, aún supera la media habitual. Según Cappelen, “no se puede asegurar con exactitud, pero podría ser una señal del cambio climático”.

El cambio climático hace que el futuro sea incierto

Ese cambio climático que no quita el sueño a los líderes de la Unión Europea. Han vuelto a fracasar. No han sido capaces de acordar las medidas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, que en 2050 se consiga la neutralidad climática y que la temperatura global solo aumente de 1,5 a 2 grados como máximo. No ha habido acuerdo porque se han opuesto Hungría, Polonia, República Checa y Estonia con los argumentos de que las medidas para reducir la emisión de gases provocarían el cierre de empresas, aumento del paro y pérdida de competitividad de la Unión Europea. Ignoran que la competitividad que reclaman será imposible porque las consecuencias nefastas del cambio climático que avanza impedirán cualquier competitividad.

Greenpeacey otras organizaciones medioambientales han pedido una cumbre de emergencia  para lograr el consenso de los gobiernos europeos antes de la asamblea de septiembre por el clima convocada por la ONU.

A diferencia de los gobiernos europeos, quienes sí se toman muy en serio la amenaza del cambio climático son los millones de jóvenes estudiantes que, en cientos de ciudades de todo el mundo, se manifestaron hace semanas denunciando esta gran amenaza para su futuro. El movimiento Friday For Futureha protestado por la escasa voluntad política de los gobiernos para afrontar el calentamiento global.

El Panel Inter-gubernamental de la ONU contra el cambio climático alerta desde hace años del cambio climático, sus causas y las medidas necesarias para que el aumento de temperatura global respecto a la era pre-industrial sea de 1,5 a 2 grados. Pero sólo se logrará reduciendo de modo considerable los gases de efecto invernadero que produce la economía mundial. Europa no ha decidido nada para afrontar el problema y el cambió climático sigue ahí.