“No queda mucho tiempo. Cuanto más tardemos, más costoso será”, dijo en referencia a las emisiones de gases de efecto invernadero el científico Mario Molina. Este 5 de junio, Día Mundial del Medioambiente, participó en una conversación con Manuel Planelles, con Íñigo Losada y con Carlos Sallé Alonso en la Casa de México.

MADRID, España.- Mario Molina, premio Nobel de Química en 1995 por sus investigaciones sobre el impacto de los clorofluorocarbonos en la capa de ozono, participó en una conversación sobre el futuro del planeta ante este Día Mundial del Medioambiente, dedicado en 2019 a la contaminación del aire. Manuel Planelles, periodista de El País especializado en medioambiente que ha abordado temas como la venta de residuos plásticos a otros países del mundo, moderó este encuentro en la Casa de México en el que también participaron Íñigo Losada, investigador especializado en oceanografía y medioambiente, y Carlos Sallé Alonso, director de Políticas Energéticas de Iberdrola.

CO2 y mercados financieros

Íñigo Losada habla con el resto de participantes en la Casa de México

El foco del Acuerdo de París sobre Cambio Climático en las emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo de dióxido de carbono (CO2), ha tenido un impacto en el mercado de capitales y en las políticas que muchos países han implementado.

El sector financiero se percató de los riesgos que suponía para los mercados que se cumplieran las advertencias de la comunidad científica. A partir de ahí comienzan a elaborar recomendaciones y a ceñirse a los acuerdos”, dijo Sallé Alonso.

Esos acuerdos dan protagonismo a las necesidades de adaptación de los países por los impactos que tiene el cambio climático en sectores como la agricultura, como recordaba también Losada. Afirma el investigador que, “por egoísmo o por negocio”, el Acuerdo de París ha movilizado al sector privado. Los bancos centrales han mostrado gran preocupación por posibles pérdidas del 15%-20% del PIB de algunos países por las posibles consecuencias del cambio climático.

Motivos para el optimismo ante el alarmismo de la realidad

Para el Nobel de química mexicano, el optimismo se convierte en la mejor forma de implicar a la sociedad en las soluciones y de trabajar en equipo. Si la sociedad apuesta por una mejor educación para sus niños para que tengan un futuro más prometedor, ¿por qué la sociedad no habría de hacer lo mismo por frenar el cambio climático?

El optimismo caracteriza a las sociedades avanzadas que anteponen el bien común al individualismo, producto de una falta de visión. Asegura el científico mexicano que esto se consigue por medio de una educación que comunique a niños y jóvenes la necesidad de colaborar para superar las dificultades.

No queda mucho tiempo. Cuanto más nos tardemos será más costoso. Hay medidas extremas, por lo que conviene centrarse en la reducción de emisiones.

Para Losada, el optimismo supone una obligación moral que debe inspirarse en todos los muros que la humanidad ha conseguido derribar cuando se ha visto amenazada. Está convencido de la posibilidad de forjar un mundo más verde donde el cuidado del planeta sea compatible con el desarrolloentendido de una forma distinta. Esto conseguirá que cambien los comportamientos y los modelos que han llevado a la destrucción del planeta a gran escala.

Asegura que la contaminación no puede convertirse en condición para desarrollarse conocemos nuestra capacidad de innovación para reaccionar y evitar que perdamos biodiversidad y ecosistemas de gran valor. Habla también de la importancia de abordar una transición para quienes se consideran perdedores en la lucha contra el cambio climático aunque al final gana la humanidad en su conjunto porque estamos hechos de la misma tierra y de las mismas aguas que hemos contaminado.

Ninguno de los grandes problemas se ha resuelto desde el pesimismo. Si no tenemos lenguaje positivo no conseguiremos una dinámica positiva”, dijo Sallé Alonso, que también recordó que en sí lo positivo de los cambios en nuestro modelo de consumo, con mejoras en la vida de las personas que ya se han empezado a notar.

Movimiento de los jóvenes como algo positivo

Los ponentes valoraron de forma positiva la implicación de los jóvenes y el impacto de sus reivindicaciones en la toma de conciencia por parte de los “tomadores de decisiones”.

Molina considera excepcional el negacionismo actual de la Casa Blanca, pues en el pasado trabajó con miembros del Partido Republicano que se mostraron receptivos a las investigaciones con las que el científico obtuvo el Premio Nobel.

Para insistir en el optimismo, recuerda a las reticencias de algunos países ricos en apoyar con recursos financieros a los países con dificultades para implementar los cambios destinados a reducir emisiones.

El impacto en sus economías fue mínimo y las medidas muy importantes.

Para Losada, la educación se convierte en el motor de cambio porque despierta las conciencias y por la necesidad de construir desde abajo. Le sorprende ver cómo los jóvenes hablan con criterio sobre cuestiones relacionadas con el medioambiente. Hace referencia a la implicación de estos jóvenes en las demandas contra gobiernos que no toman las medidas necesarias para revertir la situación del planeta.

Sallé Alonso hace hincapié en las millones de decisiones que tomamos a diario los consumidores, sobre todo cuando estamos concienciados. Cada vez más jóvenes invierten en activos de empresas sostenibles, cada vez tienen mayores exigencias medioambientales en el ámbito laboral y de su vida diaria.

Por fortuna estamos teniendo éxito con la enseñanza del cambio climático entre los niños. No es sólo enseñar, sino comunicar”, dice en alusión a nuevas pedagogías que los implican en un aprendizaje experimental en el que recogen basura, ven cómo crecen plantas y animales.

Dupont: de empresa contaminante a empresa verde

El doctor Molina recuerda la oposición que encontró en la empresa Dupont a raíz de las publicaciones de su investigación sobre el impacto de ciertos químicos en la capa de ozono.

Los convencimos de que se comprometieran si demostrábamos parar su producción.

Con el tiempo, Dupont se transformó, se convirtió en una empresa verde con todo el impacto que eso implicó en sus trabajadores, orgullosos de formar parte del cambio y de haber conseguido una nueva ética.